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En las siguientes 24 horas, mucho había cambiado dentro de los muros de Hogwarts. Algunos de los Gryffindor estaban sentados en su sala común, discutiendo la noche anterior.
—No hay forma de que simplemente desapareciera—exclamó Fred. Estaba encorvado en el sofá con el brazo descansando en el respaldo del asiento, detrás de la cabeza de Ruth.
—Te lo digo—dijo Harry al grupo. —Se agarró de Fawkes y simplemente desapareció.
—No pensé que un Fénix pudiera teletransportarse—comentó Katrina.
—Realmente es una pieza extraordinaria de magia—agregó Hermione.
—¿Pero dónde deja esto a Hogwarts?—Preguntó Poppy. —El ED fue atrapado. Rompimos una gran regla.
—Y ahora Dumbledore se ha ido—suspiró George. —Y no hay Quidditch, no sé cómo sobreviviré el resto del año—Compartió mirada con su hermano.
Ruth suspiró y se inclinó una pulgada más cerca de Fred, sin tratar de hacerlo obvio. Saltó ligeramente cuando el agujero del retrato de abrió inesperadamente.
—Umbridge me atrapó saliendo del gran salón—anuncio Casper. —Y me dijo que colgara esto en nuestra sala común—Agitó un trozo de pergamino en el aire.
Ruth lo tomó y comenzó a leer, Fred mirando. La pareja compartió una mirada antes de que Ruth se volviera hacia sus compañeros.
—Umbridge es la nueva directora de Hogwarts—dijo causando un alboroto.
—Esto no es justo—George gruñó y se cubrió la cara con las manos.
El grupo se quejó juntos durante unos minutos más antes de disolverse. Ruth no vio a Fred irse, pero se fue casi en el momento en que terminó la conversación.
—Vamos a dar un paseo—sugirió Casper. —Alrededor de los terrenos—Ruth asintió y salieron de la sala común.
El clima de verano comenzaba a asentarse, por lo que el aire era brillante y ventoso cuando salían del castillo.
—¿Estas lista para los EXTASIS?—Casper preguntó mientras se dirigían al Lago Negro.
—Casi—suspiró Ruth. —Solo necesito trabajar un poco más para Transfiguraciones y Herbología, obviamente.
—¿Fred todavía te enseña?—Casper cuestionó.
Ruth sonrió —Si. De hecho, realmente me ayuda.
Casper arqueó una ceja ante su amiga. —¿En serio?
—Lo juro—se rió Ruth cuando llegaron al Lago Negro. —No es el más inteligente, pero me gusta la forma en que enseña.
