capítulo 16 - dosis de realidad

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Amelia comenzó a levantar su cabeza del pecho de aquella rubia tan guapa con la piel más suave que ella había podido tocar a lo largo de su vida, sus ojos estaban a la misma altura que los de Luisita y sin pensarlo ni un minimo instante se lanzó a besar aquellos labios por primera vez para sorpresa de Luisita, la cual no sabía cómo reaccionar e hizo algo que no debía, decidió salir corriendo sin ni si quiera cerrar la puerta del piso de Amelia. Amelia se quedó paralizada pensando en que la había perdido, esta vez, para siempre, se quedó mirando la puerta unos minutos por si Luisita cambiaba de opinión y decidía volver pero al ver que eso no ocurría como deseaba, terminó por cerrarla y sentarse a llorar con la cabeza entre las piernas.

Su amigo que aún seguía allí, se acercó a consolarla aunque no sabía cómo, pues a él le habían rechazado mil veces de mil formas diferentes pero para Amelia fue la primera vez, no estaba acostumbrada a que una mujer se le resista, por ella suspiraban tanto hombres como mujeres pues nunca nadie tuvo la belleza que poseía aquella morena incluso llorando desconsoladamente.

- Amelia, tranquila, estoy seguro de que Luisita caerá rendida a tus pies, solo tiene miedo, todos tienen miedo de enamorarse de ti, eres una mujer increíble y todos y todas desearían estar contigo aunque les impongas, tranquila por favor. - Su amigo Jesús trataba de calmarla a base de piropos aunque no estaba sirviendo de mucho pues Amelia seguía llorando sin querer levantarse del suelo.

- No pasa nada Jesús, estoy bien, no merece la pena seguir llorando porque la mujer más increíble del mundo no sienta lo mismo que siento yo por ella. - Amelia dijo esto mientras se secaba las lágrimas que no dejaban de caer por sus mejillas.

                                   ***

Luisita caminaba sin rumbo sin dejar de pensar en el beso que Amelia le había dado. ¿Pasó de verdad o estaba alucinando después de los últimos acontecimientos? Pues ocurrió de verdad y la joven no lo veía o no lo quería ver. No quería enamorarse de nuevo, se negaba a sufrir por alguien a quien ella vio desde el primer instante como una estrella imposible de alcanzar ni en sueños. Amelia era demasiado para una humilde dependienta, aunque ya ni eso. Amelia era todo lo que estaba bien en esta vida, era paz, era calma, era la belleza hecha persona. Lo que estaba claro es que no quería perderla pero tampoco se permitía el lujo de empezar una bonita relación con ella. Cuando la conoció sintió algo, pero hasta ese beso no lo supo ver. Se había enamorado de la mujer más bella y buena que jamás había visto. Tenía miedo de reconocerlo y de demostrar que ella sentía lo mismo, así que haría todo lo posible por seguir junto a ella, aunque fuera como amiga.

#Luimelia - Naranjas enterasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora