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capítulo 08| Propuesta

Un sonoro bostezo resonó por todo el cuarto oscuro, las largas pestañas negruzcas se fueron abriendo de forma lenta dando vista a la pared blanca del lado derecho del cuarto. Sus ojos cafés oscuros miraron detenidamente la pared, las imágenes de los sucesos de anoche llegaron a su mente de forma veloz estando completamente despierta.

«La cita de anoche... »

Se movió debajo de las sabanas dándose la vuelta quedando a espaldas al colchón, un suspiro profundo salió de sus labios entre abiertos, pasando por su mente cada suceso de la escenas anteriores de la noche.

El recuerdo del de la máscara estando a sus espaldas abrazandola, su respiración cálida contra su cuello y las palabras profundas que dijo le causaron un escalofrío por su columna vertebral, lo tenía tan presente que con solo recordarlo le aceleraba el corazón ante dicha muestra física.

Le causaba estragos en el estómago.

El recuerdo de ella cocinando con él, la mirada fría y de desconfianza que le lanzo, el brillo extraño que tuvo momentos después de eso y el baile que le siguió a eso. Sus ojos se abrieron de forma brutal al darse cuenta de lo que hizo en la cocina, ella bailando y cantando, luego como lo llevaba a él a que bailará con ella y lo animaba a que lo hiciera.

Su rostro se coloreo de la vergüenza ante sus acciones imprudentes, lo había hecho de forma inconsciente y sin pensarlo.

«Tierra tragame y escúpeme en Alaska. »

El sonido de pisadas junto al rechinar de la puerta la sacaron de sus pensamientos de arrepentimiento y vergüenza, vio que iba ingresando al cuarto cierto chico alto, en sus manos llevaba una bandeja de madera donde podía percibir cierto aroma dulce de frutillas, mermelada de fresa y a hot cakes. Ese simple pero apetetivo olor la hizo saltar en su lugar poniéndose recta, sacando los pies de las sábanas para poner los pies en el suelo.

-No es necesario que te levantes -habló de forma calmada el chico, poniendo la bandeja sobre la mesita de noche que estaba alado de su cama para ver a la azabache buscar con la mirada sus pantuflas en el suelo-, puedes comer tu desayuno en la cama, así como dije, no es necesario que te levantes.

La fémina levanto su mirada del suelo para posarla en los orbes azules que la miraban con calma. Asintió de forma lenta, subiendo de nuevo sus piernas sobre el colchón, se hizo un poco atrás para quedarse sentada de piernas cruzadas de forma cómoda. Estiró sus brazos para agarrar la bandeja pero los brazos ajenos se le adelantaron agarrandolo antes que ella, con su mano pálida le indicó que no se moviera, se fue agachado sin despegar su intensa mirada sobre los ojos cafés oscuros, cierta tensión se sentía en el aire ante sus miradas conectadas.

Dejó la bandeja sobre sus piernas cruzadas tomando asiento a lado de ella viendo la pared enfrente suyo. La chica parpadeo sobre el desayuno consternada ante la palpable tensión que sintió al solo mirarse a los ojos, sentía que su corazón se le saldría en ese momento. Movió ligeramente la cabeza en negación para disipar los pensamientos, agarro el tenedor y de forma lenta hizo una cortada a su desayuno, llevando a su boca la suave masa para masticarla.