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 𝗛abía terminado de empacar algo para comer durante su nueva misión, porque lo único que tenía por seguro es que sería bastante larga.

Los otros detalles eran más complicados, como el hecho de que tendría que hacerlo sin el respaldo del aquelarre. No podía permitírselo, iba a ser una sorpresa y si fallaba al menos nadie se enteraría de lo que había pasado... Era molesto tener que tomar en cuenta esa posibilidad, pero no podía confiarse.

Antes de salir de su habitación hizo un último chequeo: Comida, ropa perfecta para camuflarse en el pueblo de un color nada sobresaliente, y su bastón...

No podía llevar el bastón que el emperador le dio, sería delatarse, por lo que miró al pequeño cardenal rojo que lo miraba desde el borde de la cama.

—Tú... ¿No te importaría ayudarme como la otra vez? Si todo va de acuerdo al plan no hará falta, pero para emergencias...—empezó a justificarse, aunque a mitad de la oración el ave ya se había acomodado en su hombro—Gracias.

No había más tiempo que perder, sin pensárselo mucho llegó a su puerta, la cerró con el cerrojo y en cambio abrió la ventana. Aunque estuvo a punto de empezar la escalada diaria de las enredaderas para poder escaparse de su habitación el pequeño Rascal lo detuvo apareciendo el bastón en frente suyo. Dudó unos instantes, pero ya estaba en su mano.

—Bien... Probemos esto.—se acomodó sobre el bastón y este, con la vida propia que ya demostraba, lo dirigió lejos del castillo.

Conocía su primera parada, pero no podía arriesgarse a ir tan cerca. Él fue de los primeros en burlarse de la ingenuidad de Lilith al acercarse a esa casa con la intención de entrar en ella a la fuerza, debía ser más listo.

Estar en el aire ayudaba a no ser descubierto y a la vez vigilar el camino que Luz la humana recorría desde el bosque hacia la plaza de Bonesborough. Conforme la humana se sumergió en la multitud Hunter tuvo que descender y camuflarse a pie, siguiéndola a la distancia.

Luz cargaba con una caja de la que asomaban algunas cosas extrañas. ¿Armas? ¿Materiales para la guerra? ¿Más herramientas para portales o simples cosas del mundo humano? Acertó con lo último, ya que la morena llegó al puesto de la dama búho y dejó la caja junto a otras más que tenían escrito precisamente lo que llevaban.

No podía terminar de creerse que ese grupo de inadaptados fueran activamente peligrosos, al menos esperaba no dormirse mientras los vigilaba. Después de todo les habían ganado varias veces, ¿cómo es que tenían tiempo para gastar cuando en el castillo del emperador todos permanecían alerta a cualquier posible situación que dificultara los planes para el día de la Unificación?

Su tío ya le había dejado muy claro que no tenía que hacer nada aparte de esperar, pero simplemente no podía. Sentía como si el tiempo estuviera contado, como si algo faltara por resolverse para demostrar que merecía ser el Guardia Dorado, aquél que señalaban todo el tiempo por temor o respeto. Tras analizarlo bien descubrió que lo mejor que podía hacer sin llamar la atención hasta que lo decidiera era vigilar al grupo que podía causar problemas, llevarle cualquier información útil al aquelarre en cuanto escuchara algo, pero tenía que ser de valor y tenía que tener pruebas.

En especial porque su tío era igual de impaciente, la llave que le había entregado tras la pelea con Amity Blight no parecía ser suficiente y lo había dejado con un humor demasiado voluble.

Mientras Luz le leía un libro a la mofeta con cráneo y la dama búho estafaba a los más interesados en su puesto, Hunter permaneció apoyado en la fachada de una casa justo al lado de ellos, al final era mejor escuchar antes que ver sin entender nada de lo que conversaban. Ellos tampoco podrían verlo, por lo que se relajó un poco y descansó la vista.

𝕿𝐡𝐞 𝖔𝐫𝐭𝐞𝐭 𝖆𝐝𝐯𝐞𝐧𝐭𝐮𝐫𝐞𝐬. | TOHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora