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Con su ánimo decaído, salió a paso lento de su secundaria.

La trataban como si fuera un bicho raro, y aunque ya no le importaba, siempre rompían sus cosas o las desaparecían, cosa que hacía enojar a sus padres, llevándose golpes extras.

¿Por qué los maestros no hacían nada?

La respuesta era obvia, la mayoría de los bullies eran hijos de grandes personas con bastante poder y un estatus muy elevado, los profesores sólo hacían los de la vista gorda para no tener problemas con ninguno.

La pequeña adolescente de 14 años se acariciaba su adolorida mejilla por la bofetada que le dió una chica, sólo porque había tropezado con su pupitre.

Miradas juzgadoras y comentarios venenosos era todo lo que iba dirigido a ella cuando pasaba sin siquiera saber la razón. ¿Era por su poder? ¿Por su apariencia? ¿Por su vida?

Levantó un poco la mirada unos pasos antes de salir por la puerta principal, chocando con la gélida y a su vez cálida mirada del cenizo.

Abrió los ojos de par en par.

¿Qué hacía él allí?

Le importó poco y nada, sonrió feliz y levemente sonrojada con inmensas ganas de correr a su brazos, mas sin embargo alguien agarró su mochila con fuerza y la tiró al suelo.

—¿A donde crees que vas, apestosa? —dijo el chico que tumbó a Akabane sin piedad, la castaña no subió la mirada. —Aún tenemos cuentas pendientes.

Justo elevó su mano en un puño para golpear el rostro de la chica, pero su detuvo a medio camino cuando una mano tomó la suya con fuerza.

Hana levantó la mirada por fin, viendo como un Katsuki complemente sombrío la defendía. Se sentía feliz.

—¿Qué crees que haces? —preguntó con voz enojada el mayor de todos los presentes ocultando con su cuerpo el frágil de Hana.

—¿Ah? Ni siquiera eres de ésta escuela, no te metas imbécil. —respondió igual de cabreado el chico pelinegro.

Hana rápidamente se levantó teniendo cuidado de no caer otra vez para apoyarse en el hombro de Katsuki.

—Katsu... déjalo y vámonos... —habló bajito en el oido del cenizo para que sólo él la escuchara.

Bakugou no volteó a verla pero claro que la escuchó, por eso pasó su brazo por la cadera de la menor, para tenerla más protegida y ayudarla a estar de pie.

—Ya veo que sucede aquí. ¿Acaso te acuestas con éste imbécil? —comentó burlón y con cierto asco el pelinegro hacía la castaña. —Tan zorra que hasta le pides a tu novio que te defienda.

La sangre de Katsuki hirvió en cólera cuando ofendieron a su mocosa, por lo que sin decir nada le propinó un fuerte golpe en el rostro al pelinegro, separándose poco después de la castaña para explotarle el rostro al chico con su quirk.

Todos estaban sorprendidos por el gran poder que demostró el cenizo con una simple explosión. Hana no soportó mucho y se acercó a Katsuki, agarrando su mano para ver si tenía algún daño.

—¡Katsuki-oniichan ¿Estás bien!? ¿Tu quirk no te lastimó la mano? —acarició con su dedo pulgar las toscas pero dulces manos del cenizo. Su explosión había sido tan poderosa que algunas pequeñas partes de su palma estaban quemadas, no dudó en acariciarlas.

—Estoy bien, mocosa. Sólo me dejé llevar. —comentó Bakugou tomando la mano de la menor para llevarla lejos de aquel lugar. —¿Te apetece un helado? —y como por arte de magia la menor había olvidado lo que había pasado segundos atrás.

Villain |Villain!Bakugou Katsuki|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora