Villain |Villain!Bakugou Katsuki|

12

Al escuchar aquella voz tan masculina, Hana rápidamente volteó guiándose de su agudo sentido del oído para encontrarse con la silueta de un hombre detrás de ella. Aquella silueta que conocía perfectamente.

—¡Papá! —gritó con bastante ánimo la menor, corriendo a los brazos de aquel hombre que gustoso la recibió.

—Mi pequeña flor del infierno... ¿Qué tal has estado? —habló suave el hombre pese a su aspecto y aura completamente intimidante.

—He estado de maravilla papá ¡Mi mejor amigo me acompañó en un recorrido por Hosu hoy! ¿Qué tal tu, papi?—comentó la peliroja con inocencia mirando al asesino de héroes; Stain.

Aquel hombre con apariencia intimidante y con una gran ideología incapaz de ser cambiada.

Una sonrisa se escapó de los labios del mayor, su única hija siempre le contaba del chico que conoció y que llegó a ser su mejor amigo cada vez que la visitaba o citaba, ésta no fue la excepción y no pudo estar más feliz por su hija.

—Me alegro mucho mi pequeña flor, yo me la he pasado trabajando para que puedas estar en un mundo mejor, no descansaré hasta lograrlo ¿Lo sabes, verdad? —acarició la sedosa cabellera de Hana mirándola con un inmenso amor de padre, la pelirroja no se quedaba atrás.

—¡Lo sé papi! Te he visto en varios canales por la tele, siempre están diciendo que eres un hombre malo ¡Pero yo no les creo! Ellos simplemente no saben porque lo haces, te juzgan a ti junto con tu forma de pensar solo por ser diferente a ellos ¡Ellos son los malos por rechazarte cuando lo único que haces es cumplir tu propósito!

El pelinegro sonrió en grande y abrazó con fuerza a la menor, siendo correspondiendo sin dudar. Era tan hermoso ver como su pequeña niña mantenía aquella inocencia que tanto la caracterizaba, nada de esa podrida sociedad manchaba su pureza y luchaba muy duro para que siguiera así, aunque estaba consiente que no era el único que daba de su parte para proteger a la menor de las oscuras garras de la sociedad.

—Así es pequeña... pero eso es lo único que me importa, que mi hermosa flor me apoyé. Que no te importen lo que digan los demás, ellos no saben nada y por eso hablan sin saber. —besó la frente de la menor ganándose una risita por parte de la misma.

—Papi ¿Por qué peleaste con la bruja y su cuervo? —preguntó la más baja, elevando la mirada para encarar a su padre mientras reflejaba inocencia.

El mayor aguantó las ganas de reír al escuchar aquellos apodos referentes a la bruja Maléfica que la menor les puso desde que había visto aquella película.

—Pequeña, hay un dicho que dice: "El que busca, encuentra" —respondió con voz baja el adulto, sonriendo de forma retorcida al recordar la pelea con los "padres adoptivos" de su pequeña hija. —Ellos me buscaron y me encontraron, yo sólo les di lo que ellos querían.

La menor soltó una risita.

—¡Entonces se lo merecen! —comentó divertida colgándose del cuello de su padre. —Papi ¿Te podré ver de nuevo? Estaré unos días más en Hosu por lo visto. —sonrió alegre esperando una respuesta afirmativa.

—Por supuesto, mi niña. Papi tiene un regalo para su pequeña. —comentó acariciando otra vez la pelirroja cabellera de la menor, le traía hermosos recuerdos.

—¿¡Eh!? ¿¡Enserio!? ¿¡Qué es!? —preguntó entusiasmada, el mayor río y negó.

—Todo a su debido tiempo mi niña, ya sabrás lo que es, pero te lo daré cuando nos volvamos a ver dentro de poco.

El mayor se fue separado lentamente, escuchando después como unos héroes pasaban cerca de allí en su, tal parece, turno de patrullaje.

—Tengo que trabajar pequeña... Será mejor que vayas a tu casa. —comentó suave dejando un beso en la frente de la menor.

—No quiero... pero bueno... —suspiró triste dándole un fuerte abrazo al pelinegro. —Cuídate papá, hasta pronto. —se separó por completo despidiéndose de su padre para después ir corriendo por el lado contrario al de los héroes hasta salir del callejón, infiltrándose entre las personas caminando tranquilamente hasta donde actualmente se quedaba.

No había pasado mucho, Karma aún no había llegado pero tenía un mensaje del mismo avisándole que ya estaba en camino.

Peinó su cabello hacia atrás con delicadeza, recogiéndolo poco después en una coleta para ir a la cocina y empezar a preparar la cena.