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Narrador omnisciente

- A ver, ¿qué tenemos acá?

- ¡Es Jennie Kim! ¡Nuestra lesbiana favorita!

- Kyung-soo, Kai, déjenla en paz. Se los advierto.

- Déjalos, Rosé. No me importa - Dijo Jennie mientras suspiraba.

- Pero a nosotros sí nos importa, Jen, y hasta que estos idiotas no te dejen en paz-

- ¡Cállate de una vez! ¡Nosotros haremos con ella lo que se nos dé la gana! - Jennie dejó escapar un gemido de terror. Sabía lo que aquellas palabras significaban. La golpearían… De nuevo.

- ¡Ni se les ocurra tocarla! - Jisoo gritó, mientras daba un paso al frente.

- ¿Y qué pasara si lo hago? ¿Qué me harán? – preguntó Kai con una sonrisa típica de villano de película.

- No querrás saberlo, Kim Jong-in.

Kyung-soo y Jong-in se miraron y dejaron escapar una fuerte carcajada al unisono. Luego, D.O. miro a Kai y asintió aún con su sonrisa de villano en el rostro.

Fue entonces cuando Kai sujeto el cabello de Jennie con una mano, la hizo retroceder hasta los casilleros y
luego enterró su rodilla en su estomago.

Un grito de dolor escapo de los labios de Jennie y, cuando el chico la soltó, cayó al suelo jadeando, intentado recuperarse del golpe. Lágrimas ya resbalaban por sus mejillas.

- Maldita lesbia- pero Kai no pudo culminar su frase, pues Rosé ya se había lanzado sobre él y estaba golpeándolo con todas las fuerzas que tenía mientras Jisoo intentaba detener a Kyung-soo.

- ¡Corre, Jen! - gritó Rosé.

Jennie no dudó ni un segundo en hacerlo. Con el estomago aun doliéndole, corrió y corrió hasta llegar al estacionamiento. Una vez allí busco las llaves de su auto desenfrenadamente hasta dar con ellas. Un minuto después, Jennie comenzó a surcar las calles en dirección a su casa a máxima velocidad, con lágrimas en los ojos y un terrible dolor en el vientre.

Al llegar, como siempre, la casa estaba vacía. Su madre y su padrastro solían trabajar hasta muy tarde, y Ella, su pequeña hermana, era cuidada por su tía durante las tardes. Jennie suspiró. A veces deseaba poder llegar, abrazar a su madre y contarle lo que había sucedido... Pero no podía. Y cuándo tenía la oportunidad de decirlo, no lo hacía. No lo hacía porque tenía miedo de que la llamasen cobarde.

Ya tenía bastante con que todos en la escuela (Exceptuando a Rosé, Jisoo y un par de gays) la llamaran estúpida lesbiana. No quería ser la estúpida lesbiana cobarde.

Triste y adolorida, subió a su habitación y empezó a llorar.

- ¡ERES TAN ESTÚPIDA! ¿¡POR QUÉ NO DEJASTE QUE TE BESARA ESA VEZ!? ¿¡Por qué, IDIOTA!? - se gritaba
a sí misma, llorando sobre su cama.

Flashback

- Vamos, Jennie, sé que quieres hacerlo - había dicho Kai mientras la mantenía presa entre los casilleros y sus brazos. Jennie se sentía asqueada por su olor a sudor, por sus labios demasiado cerca de los suyos, por sus brazos demasiado grandes para su gusto…

- Kai, yo… no… no quiero - dijo Jennie, con nerviosismo en su voz.

- Vamos, Jen, solo un beso.

- No… y-ya te lo dije - decía, intentando empujarlo. Pero su fuerza era muy superior a la de ella por mucho.

- ¿Por qué no? - Jennie se quedó callada. Sabía lo que sucedería que si lo decía. En Australia había cambiado de escuela tres veces por esa razón.

La Chica De La Ventana | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora