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Jennie estuvo preocupada durante cinco días seguidos. La chica de la ventana no había estado en su habitación durante todos esos días. No la había visto ni una vez y dudaba que la estuviese ignorando, aunque conociendo a Lalisa Manoban y su extraña personalidad, esto no la extrañaría.

Fue entonces cuando lo supo.

Estaba desayunando con su familia, ya preparada para ir a su escuela cuando Haneul y Thomas comenzaron a entablar una conversación.

- ¿Sabías que la hija de los Manoban está en el hospital? - Jennie abrió bien los ojos. No podían estar refiriéndose a ella.

- ¿Los Manoban?

- Sí, nuestro vecinos. Los padres no son muy sociables, pero hablé con sus hijos ayer mientras estaba en el supermercado.

- Creo haberlos visto un par de veces, pero nada importante. ¿Cuál de sus hijos está en el hospital?

- La mayor, creo. La de los ojos claros.

"No, por favor, no". Suplicaba mentalmente a quien sea que la estuviese escuchando.

- ¿Qué le sucedió?

- Su corazón. Al parecer tuvo una falla cardíaca o algo así.

- Pobre chica.

A Jennie le ardían los ojos, repletos de lágrimas que deseaban salir.

"No es Lisa, Jennie. Tranquila". Intentaba convencerse, pero sabía que solo se estaba mintiendo.

- Yo la conozco - susurró Ella sonriendo, no entendiendo bien qué era lo que sucedía con Lisa - Cuando mi tía me trae a casa ella siempre está saliendo del auto de sus papás. A veces tienen que llevarla cargada hasta la casa - comentó - Una vez se le cayó un libro repleto de crucigramas, creo que se llaman y fui a devolvérselo. Solo dijo gracias y entró a su casa - contó, moviendo sus manos exageradamente, como si este movimiento permitiera salir las palabras de su boca más fácilmente - Creo que es algo gruñona - murmuró riendo.

"¡No lo es! ¡Solo debes conocerla!". Gritó mentalmente, enojada. Pero Ella no tenía la culpa, ella era solo una niña. Ella no podía comprender todos los problemas con los que Lisa tenía que lidiar en su vida.

- Al parecer los doctores piensan que lo mejor es un trasplante de corazón pero no pudieron hacerlo a causa de sus problemas renales.

- ¿Problemas renales?

- Es una chica llena de problemas.

- No lo es - susurró Jennie, mirando su plato medio lleno, asqueada. Lo único que quería hacer era llorar y gritar. La comida ya no le interesaba y esto era extraño siendo ella Jennie Kim - Podría estar drogándose, fumando y bebiendo, mamá. Eso sería un problema porque ella lo habría elegido. Pero ella no eligió tener todos los problemas que tiene, es como cuando te da un resfriado. Tú no elegiste el resfriado, él te eligió a ti.

- Tu mamá no quiso decir eso, Jennie.

- Lo sé, papá. Thomas, quise decir - aún después de tantos años viviendo con él, no se sentía cómoda llamándolo de aquella forma - Pero se refirieron a ella como una chica llena de problemas como si fuese una drogadicta o algo así.

Haneul colocó una mano sobre la de Jennie y la apretó fuertemente con entendimiento.

- Lo siento, ¿está bien? - Jennie simplemente asintió, dudando en poder responder gracias a las lágrimas que querían salir en ese momento por sus ojos.

- ¿Y cómo se llama ella?

- No puedo recordarlo bien... Era algo como... Era... ¡Lalisa!

"¡MIERDA!"

La Chica De La Ventana | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora