XV. Doble cara

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Llegó el viernes, último día de clases y estaba contenta porque estamos a ley de un día más para mí cumpleaños y para salir con mi esposo. He estado tan ajetreada y saturada que hasta olvidé mi cumpleaños, pero él no se olvidó. Será el primer cumpleaños que pasemos juntos y la idea me encanta. 

Calev y Evelyn vinieron conmigo a la cafetería de la esquina para almorzar. Ella no dejaba de leer el material en voz alta para recordarnos las respuestas del último examen que tendremos en la tarde. En ese viaje almacenando la información, Calev me hizo seña hacia la puerta de entrada y alcancé a ver entrar a dos hombres agarrados de la mano. Se convirtieron en el centro de atracción, pues todos los miraban extrañados. Mis ojos se centralizaron en el rostro del que estaba con un pantalón negro ajustado, pues era estilo leggins y quedé estupefacta al reconocer de quién se trataba. Fue un golpe para mí luego de tantos meses, el volver a ver a mi padre, y lo peor, vestido de esa manera, caminando despreocupadamente con ese otro sujeto. Quedé de pie automáticamente, tratando de asimilar lo que estaba ocurriendo. A pesar de los murmullos a mi alrededor, fui a la mesa donde ellos se sentaron sin siquiera pedirles permiso a Calev y Evelyn. 

—¿Esto qué significa, papá? — le pregunté tan pronto me detuve al lado de su mesa. 

Su rostro no sabía dónde meterlo, y yo mucho menos, dándome cuenta de que hasta maquillaje llevaba puesto por debajo de los ojos. 

—Megan… 

—¿De qué se trata todo esto? 

Él se quedó en silencio, solo mirándome fijamente y volviendo a esa expresión de evidente disgusto.

—Llevamos meses largos sin vernos, ¿y no tienes nada que decir? Lograste deshacerte de mí como quisiste, ¿ahora vives tu vida de esta manera?

—Más respeto. 

—¿Respeto? ¿Soy yo quien debe respetarte? Tú ya no eres mi papá, dejaste de serlo ese día que me casé. 

—Entonces, ¿qué vienes a reclamar aquí, Megan? 

Su indiferencia me dolió mucho, pero no por eso iba a demostrárselo. Resulta ser que al hombre que me crió jamás le he importado una mierda, al igual que a esa mujer. No sé por qué me sorprende, si lo ha demostrado con todo lo que ha hecho.

—Es cierto. No tengo nada que reclamarte. Al contrario, tengo mucho que agradecerte, porque le entregaste la responsabilidad que te tocaba y que no tenías interés alguno de tomar, a alguien que sí pudo hacerlo y se graduó con honores, porque ha sido mejor padre, esposo, amigo y consejero que tú y que esa mujer que dice llamarse madre. Los dos son unas lacras. No sé cómo puedes vivir tranquilo luego de todo lo que has hecho, pero cada quien con sus cosas, ¿no? Viví con dos extraños en casa; extraños a los que jamás pude ver cómo padres, y antes no lo entendía, pero ahora lo entiendo todo. La vida me estaba tratando de mostrar las dos caras que tanto ocultan, y que al fin pude conocer. Todo esto me lleva a la conclusión de que lo mejor que me pudo pasar en la vida, fue salir de esa casa que llamaban hogar y que nunca consideré uno, y unir mi vida a Jensen. 

Deseo Reprimido [✓] [EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora