Jensen ha comenzando a frecuentar de nuevo la casa, aunque no hemos tenido ningún otro encuentro fuera. El trabajo lo limita o realmente está harto de estar detrás de mí todo el tiempo. Tal vez, sin querer, me he hecho falsas ilusiones. No sé qué estoy esperando de él, al final de cuentas, algo entre los dos sería imposible. Y, si se diera algo, debe ser a espaldas de mi padre.
Cuando bajo las escaleras, veo a mis padres sentados en la mesa. Hace mucho tiempo no los veía juntos. Se me hace tan extraño este escenario.
-¿Puedes tomar asiento, querida? - pregunta mi madre, en un tono donde no sé descifrar si está enfadada o de buen humor.
-Sí - contesto, sentándome en la silla que queda justo al frente de ella -. ¿Qué hay con esa expresión de velorio?
-Tu madre y yo tenemos algo que decirte, hija - dejándome llevar por la expresión de mi padre y el tono desgarrante en que habla, asumo que no debe ser nada bueno.
-Hace mucho tiempo he estado meditando y buscando la forma de solucionar nuestras diferencias... - la interrumpo.
-Ya comenzamos con el pie izquierdo, señora. Aquí los tres sabemos que no has buscado la forma de solucionar nada y, si lo has hecho, no lo hemos notado. Prosigue.
-Esas actitudes no van a llevarte a ninguna parte, Megan.
-Como tus mentiras tampoco.
-¿Te das cuenta de cómo tratas a tu madre? Tú me debes un respeto.
-¿Y tú te lo has ganado? Podrás llevar el título de madre, pero jamás has sido una para mí.
Se disgusta por lo que digo y se levanta de la silla.
-¿Qué vas a hacer? ¿Vas a descargar tu rabia e impotencia golpeándome? Te disgusta que te digan la verdad, pero seamos honestos, siempre has estado ausente en mi vida. Para ti todo es el trabajo y tus amigas. Ni siquiera he contado con tu tiempo o tu atención. Dime, ¿cuándo has dejado tu trabajo para cuidar de mi cuando enfermo? ¿Dónde has estado cuando me he graduado? ¿En qué lugar estuviste los días de mi cumpleaños? Un hipócrita «felicidades» escrito en el espejo, porque ni de tu boca sale, no te hace una buena madre.
-No le hables así a tu madre.
-No quieras defenderla, papá. A ti también te ha abandonado a causa del trabajo o sabrá Dios la razón.
-Esa es una de las cosas que tenemos que hablar, pero estás haciendo todo más difícil, Megan.
-Ve directo al grano y suelta la bomba que estás cargando.
-Tu padre y yo estamos en proceso de divorcio. Nuestra relación no da para más y hemos decidido ponerle fin a la misma. Para que ambos podamos rehacer nuestra vida, he decidido mudarme a otro lugar.
Tengo un ataque de risa, por haber oído semejante barbaridad. A decir verdad, no me sorprende.
-¿Quién es el hombre al que le has abierto las piernas, como para que uses el pretexto del trabajo o el divorcio, para irte a revolcar con él? Debe hacértelo bien rico, ¿verdad?
La bofetada la esperaba, por lo que no hice nada para detenerla. Esto de nuevo me confirma lo poco o nada, que le importo.
-¿Ya te desquitaste lo suficiente? ¿Ahora te sientes un poco mejor contigo misma? Para esto es lo único que has servido toda la vida. Si antes te veía un segundo en la casa, ahora que te vayas, no voy a verte y es un alivio. En realidad, no es como que me harás falta. Hace mucho tiempo aprendí a estar sola y a no contar contigo nunca. Espero esa felicidad y espacio que tendrás ahora, te dure para siempre - digo, con evidente sarcasmo -. Si eso era todo, ya me tengo que ir - bajo la cabeza y salgo de la casa sin mirar atrás.
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Deseo Reprimido [✓] [EN FÍSICO]
NouvellesMegan acaba de llegar a sus 21 años; vive su vida al máximo como todo joven. Sin pensarlo mucho, ella pasa sus noches en fiestas, bailes y festejos junto a sus amistades, pero un día la presión de grupo es demasiada y esto la lleva a chocar contra l...