Capítulo 5

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Jimin

No me gustaba este tipo que había aparecido en mi casa, estaba increíblemente intrigado por cómo había entrado, y no tenía nada que ver con él descansando en mi cama.

Bueno, tal vez lo hizo un poco.

Esa era mi cama. No tenía derecho a estar en ella, y mucho menos verse tan cómodo. Quería sacar una de esas almohadas de detrás de él y sofocarlo con ella. El tipo era un poco demasiado presumido para mi gusto.

Tenía que irse.

Ahora.

—Jungkook.

—Lo sé, Jimin.

Dudé.

—Voy a limpiar la cocina.

Y me llevé a mi gato conmigo.

No me di cuenta hasta que me paré en la entrada a la cocina cuanto lío había. Tal vez no debería haberle tirado ese plato de comida a Jungkook.

Lo pensé durante un minuto y luego sacudí la cabeza. Sí, había tomado la decisión correcta sobre tirar la comida. En ese momento, no tenía idea de que Jungkook no me comería. Literalmente había estado luchando por mi vida, o eso pensaba. Me había asustado.

Sin embargo, no rechazaría esa mamada. Hombre, qué desastre.

Puse a Gureum en el suelo y lo empujé hacia la sala de estar. No quería que tuviera comida por todas sus patas. Nunca sacaría el huevo de la alfombra. Cogí la sartén y la puse en el fregadero. Por un momento, pensé en llevarla al dormitorio y golpear a Taehyung con ella.

Realmente no me gustaba ese tipo.

Cogí la papelera y la empujé hacia el centro del suelo de la cocina y luego me agaché para empezar a recoger la comida que había salpicado por todo el lugar.

Justo cuando alcancé un poco de huevo, la ventana sobre el fregadero se rompió. No fui estúpido. Me dejé caer al suelo y gateé para presionarme contra el mueble.

— ¡Jungkook! —grité a todo pulmón. No me importaba quién me escuchara. Alguien había disparado por la ventana de mi cocina. ¡Alguien me estaba disparando!

Cosas como esta no les sucedían a los auxiliares contables que llevaban gafas y poseían gatos y usaban sus tarjetas de la biblioteca. Simplemente no lo hacían. Nosotros éramos ignorados en las fiestas de la empresa y abandonado por las citas. Éramos chismeados por la gente popular.

No nos disparaban.

Nunca.

Levanté la vista cuando oí ruido de pies.

Jungkook se deslizó en mi vista justo cuando otra ventana se rompía, ésta sobre la mesa del comedor. Algo golpeó a Jungkook, volviéndolo a la sala de estar. El suelo tembló cuando aterrizó.

— ¡Jungkook! —Me empujé lejos del mueble y me arrastré por el suelo de linóleo tan rápido como mis manos y rodillas me llevaban.

— ¡No! —Jungkook gritó mientras sostenía una mano contra la creciente mancha roja en su hombro y levantó la otra para detenerme—. Quédate ahí, Jimin.

Volví al mueble, pero mantuve mis ojos en Jungkook. Mi garganta se sentía como si fuera a cerrarse mientras le veía levantar su mano y mirar hacia abajo en la herida en su hombro. Hizo una mueca y luego apartó la mirada como si no fuera nada.

No era nada.

—Alguien nos dispara, Jungkook.

—Lo sé, Jimin. Sólo quédate abajo. Taehyung ha ido a buscar a quien sea.

Just Jimin | Kookmin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora