Despertar

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A veces las personas no llegan a comprender la verdad detrás de las palabras, están demasiado restringidos por el vago uso del lenguaje popular que pierden la capacidad de empatizar con quien les relata una situación.

Por eso cuando me dijeron "moriste"... no lo entendí a la primera...

La atmosfera a mi alrededor era extremadamente pesada y la tensión en el ambiente le sumaba peso a la gravedad, el paisaje se pintaba de rojo y negro entre el suelo de piedra color ladrillo y la noche espesa. Desperté sin dolor, sintiendo el cuerpo liviano y las cicatrices que parecían huecas y aunque al tocar mi rostro confirmé mi existencia material, había algo que se sentía distinto.

De un segundo a otro, aparecieron ellos. Seres flacos y altos con ojos de un color negro profundo que combinaba con su vestimenta: pantalones anchos y el pecho adornado tan solo con cicatrices. A simple vista, hombres normales aunque al detenerme un poco pude notar un par de cuernos que sobresalían de sus cráneos.

-Tenemos que escoltarla... -Hablaban entre ellos, pero se aseguraron de que pudiera escucharlos, como si quisieran asustarme.

Algo dentro de mí me gritaba que corriera, que escapara lo más rápido posible de ese lugar, que no dejara que me atraparan, pero tras analizar un poco la situación me di cuenta que sería completamente inútil con mis piernas cortas. Así que accedí a caminar al lado de los extraños seres.

Miles de destinos se cruzaron por mi cabeza intentando apagar mis instintos con la lógica, de modo que golpearlos y correr por mi vida queda completamente fuera de la lista de opciones, a simple vista se podía ver que eran más fuertes y veloces que yo.

Luego de caminar un no tan largo tramo el paisaje empezó a cambiar, de a poco se hacía más y más claro dejándole distinguir varias figuras a la distancia. Algo como una ciudad... o más bien una representación tétrica de una ciudad, humo saliendo de las casas destruidas, edificios derrumbados, calles solitarias y un horrible olor a azufre por donde pasaras... y en el medio del caos: un castillo.

El típico castillo del rey malvado en los cuentos de hadas: oscuro y tormentoso, para mi sorpresa los dos individuos que me acompañaban entraron allí sin problema alguno y no me quedo más opción que seguirlos a través de las pesadas puertas. No podían faltar los ladrillos grises, las pinturas tétricas y las telarañas en cada esquina caracterizando los largo pasillos que recorrí en mi camino a la sala del trono que al contrario de mis expectativas, era amplio e iluminado pero solo había un individuo en el lugar y estaba sentado en el asiento de honor.

-Rose Sanders, ¿verdad? -El extraño sujeto se levantó de su asiento y empezó a caminar hacia mi posición, su voz no era nada espectacular sino una voz simple de hombre que iba de acuerdo con su apariencia para nada llamativa.

-Solo Rose... - me obligue a contestar al notar que él esperaba una respuesta de mi parte.

-Felicidades niña, ¡te ganaste una estadía de lujo completamente gratis en mi reino! - dijo al llegar hasta mi con un tono bastante alegre, pero en sus palaras pude sentir algo de burla.

-Señor, no quiero ofenderlo –Mentí, no me gustaba la situación y quería salir lo antes posible tratándolo con respeto simplemente porque no sabía dónde estaba- pero no pedí ninguna estadía, por lo que me encantaría regresar a casa.

Su risa chillona logro sobresaltarme logrando que diera un paso atrás para intentar alejarme pero fue en vano, se acercó tanto a mí que pude sentir su respiración contra mi rostro y ver como en solo un instante su pupila se dilato hasta que todo su ojo quedo cubierto de un color negro profundo .

-Me temo que eso no va a ser posible señorita Rose... esta mañana moriste... ¿recuerdas?

Al principio pensé que era algún tipo de broma, pero apenas termino de hablar su forma cambio por completo, su piel se pegó a los huesos largos, su tez se volvió oscura y pude verme reflejada en el color tan profundo de sus ojos, un par de largos cuernos empezaron a sobresalir de su cráneo y una cola se asomó entre sus piernas...

No podía recordar nada anterior a mi despertar en esta tierra extraña y en mi cabeza no había más que mi nombre y algunos datos al azar ¿y si decía la verdad y había muerto?

El shock me hizo caer al suelo mientras intentaba calmar mi respiración, pero cuando levante la vista pude ver a este extraño ser que me sonreía y extendía la mano para que me ponga de pie.

-Bienvenida al infierno pequeña Rose...

Rose (2do Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora