Humano

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El día se hizo eterno y no pude pegar un ojo.

Aproveche para descansar mis poderes y así tener energía de reserva por cualquier cosa, no quería ni pensar en que podía pasar si me llegaban a descubrir.

La mayor ventaja que tenían los demonios por sobre las demás razas era el factor sorpresa. Nadie sabía que los demonios tenían habilidades particularidades como el control mental o el camuflaje y mucho menos algo como la premonición. Solo sabían que podíamos controlar la energía oscura pero ni siquiera que no todos podemos.

Así que el hecho de que me descubran seria el fin de esa ventaja y no puedo explicar el desastre que sería si descubren que sin cuernos no hay poderes... eso sí sería desastroso.

Los golpes a la puerta me sacaron de mis mundo, entre mis pensamientos no me había dado cuenta que el sol estaba por ponerse.

-Anik... ¿estas despierta?

La voz de Vlad sonaba diferente, ahogada como si hubiera estado llorando por horas. Me transforme de inmediato pero cuando fui a abrir la puerta sentí como él se apoyaba contra esta desde el otro lado.

-¿Qué digo? No debes ni querer verme, me comporte como un idiota...

Di por hecho que él pensaba que seguía dormida y simplemente me acerque a la puerta en silencio para escuchar mejor.

-Sabes que no soy así, que no suelo enojarme de esa manera. Sé que te prometí mejorar mi temperamento pero no pude evitarlo... -Pude escuchar cómo se arrastraba hasta quedar sentado en el suelo, como su voz volvía a quebrarse poco a poco.- Pero de solo imaginar que te pongan una mano encima... me hierve la sangre...

Rompió en llanto, pero no un llanto triste, eran lágrimas de frustración. "Pude evitarlo" era la única frase que salía de su boca una y otra vez y mientras lo escuchaba no podía dejar de pensar en el daño que le estaba haciendo.

Ese chico en tan solo unos cuantos días de convivencia había logrado que no solo comprendiera a Anik si no que comenzara a sentir lo que ella sentía al estar a su lado. ¿Eso era amor? Quizás era solo comodidad, el me hacía sentir protegida y tranquila más allá de estar infiltrada en el cuerpo de otra persona y de estarle mintiendo todo este tiempo.

Aun así sabía que era un pensamiento completamente inútil, con suerte en unos días estaría de nuevo en Neraka entrenando para una nueva misión junto a mis amigas y el... ojala no muriera tan pronto.

Abrí la puerta de repente y antes de que el cayera hacia atrás lo abrace con fuerza por la espalda susurrándole suavemente al oído.

-No te odio, te comprendo totalmente, yo reaccionaria igual si te lastimaran...

El simplemente se cubrió la cara con sus manos mientras se calmaba, no quería que lo viera llorar así que no le insistí. Deje que se tomara su tiempo para procesar que había escuchado todo, luego de unos largos segundos se limpió la cara con las mangas de su camisa y me dirigió la palabra.

-Entonces... ¿estamos bien?

-Más que bien bonito – conteste dejándole un suave beso en la mejilla – ¿Quieres pasar? No sé qué tan apropiado es que estés sentado en el medio del pasillo a estas horas.

Sentí su usual sonrisa y eso me hizo sonreír también, era brillante y contagiosa. Se levantó del suelo y entro con toda la confianza del mundo sentándose en la cama.

-Quedan un par de horas para que anochezca realmente, ¿dormimos un rato más?

Su pregunta me tomo por sorpresa pero sería muy raro negarme ahora después de dejarlo entrar. Me senté a su lado y con una sonrisa me acosté sin decir una palabra, viéndolo a los ojos con una mirada llena de amor.

No podía parar de pensar en cómo me gustaría poder estar así siendo Rose y no disfrazada de Anik, sin tener que preocuparme por no dormirme porque si lo hago podría destransformarme.

El abrió sus brazos dándome el espacio para que apoyara mi cabeza en este y al hacerlo me abrazo con ternura, rozando mi espalda con cuidado donde todavía conservaba las cicatrices, acariciándolas como si fuera el tesoro más preciado del universo.

El cayó dormido al poco tiempo y a partir de ahí los minutos se volvieron horas y cada segundo se sentía eterno. No podía decir que me incomodaba realmente cuando su tacto era tan suave y en su tibio pecho resonaban los latidos de su corazón casi inaudible.

Para cuando él se despertó yo ya no estaba ahí, preferí sorprenderlo con un gesto bonito llevándole el desayuno a la cama pero cuando estaba por llegar a la enorme cocina logre escuchar la conversación que se estaba llevando a cabo en el gran comedor.

-¿Ese es el paquete que me prometiste? –La voz de Jake sonaba seria e intimidante, era uno de esos momentos donde los líderes reafirman su autoridad con actos simples como hacer sentir menos a sus súbditos.

-Es el invento del que le hable señor, confíe en mi cuando le digo que todo saldrá como le digo y si no puede matarme cuando guste.

Esa segunda voz había podido llegar a mi corazón, sentía que la conocía y de un segundo a otro se aclaró mi cabeza por completo.

¿Papa? 

Rose (2do Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora