Comienzo del final

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-Quiero que me acompañes...

Fue lo único que me dijo y cuando me di cuenta ya estaba saliendo de mi habitación, corrí tras él pero por su tono de voz supuse que nada bueno podía salir de ahí.

Mi relación con mi padre había oscurecido con los años, ya no era su dulce niña sino su empleada favorita.

-Ya tienes tus dieciocho años Rose, es hora de que hagas tu debut...

Sabía lo que significaba eso para los chicos pero nunca había escuchado que las chicas tuvieran que pasar por eso también. Me guió por los diferentes pasillos del lugar hasta una habitación que emanaba un horrible olor a sangre seca.

Dentro de ella había un hombre atado a una silla y en el suelo se encontraban sus dientes. Casi vomito solo de verlo.

-Este hombre intentó robarnos un invento, trabajaba con nosotros y lo encontraron espiando entre los libros de mi oficina y por eso fue sentenciado por los cargos de traición –su voz era firme, parecía orgulloso de lo que había hecho y me miro como si esperara que yo también lo estuviera- con la pena de muerte...

Por alguna razón no me sorprendió en lo absoluto, sabía que este tipo de situaciones terminaban de ese modo pero nunca lo había presenciado, nunca había visto semejante brutalidad de cerca.

Tomo mi mano y dejo en ella una daga con un mango de madera trabajada y un filo con ondulaciones como los que se usan para cazar animales. Sin siquiera mirarlo a los ojos comprendí lo que sucedía y comencé a temblar.

Ese día asesine a un hombre dormido.

Mi padre guió mis manos temblorosas para apuñalarlo directamente en el corazón.

Ni siquiera le dimos tiempo a despertar, a abrir sus ojos y decir sus últimas palabras, de rogar por su vida.

Mi padre estaba tan contento, estaba orgulloso de que su hija sea una asesina mientras que a mí me atacaban las náuseas y la habitación me daba vueltas.

Ese sería el comienzo de la última etapa, no tarde mucho en aprender a controlar todas las armas, desde espadas hasta flechas e incluso venenos. Aprendí sobre el poder de la seducción y del poder femenino para acercarme a mis víctimas y descubrí que es mucho más efectivo que cualquier ataque de frente.

Y descubrí que no era mala para ese trabajo, talento natural recorría mis venas.

Era una pequeña sicaria albina. La asesina de blanco: discreta y elegante.

Cada día era igual al anterior: entrenar a la mañana, trabajar por la tarde y dormir bien en la noche porque al día siguiente había que madrugar. Me conocí cada centímetro de Anthu y el territorio neutral a su alrededor de tanto interceptar carretas que debían llegar al palacio con dinero o invenciones tecnológicas.

Pero aunque mis habilidades mejoraban cada día más, me daba asco sentir la sangre en mis manos, no podía entender como había terminado en esa instancia, llorando cada noche en brazos de Matt quien me acompañaba a transitar ese infierno.

"Fría y hermosa como la nieve" escuche que decían por los pasillos de la base refiriéndose a mí y debo admitir que no me molestaba que me vieran así, eso demostraba que no me conocían.

-¿Nieve? No lo creo, creo que la mejor comparación es una más literal –decía Matt mientras esperábamos el cargamento de metales que iba a llegar de Mapheo- Eres una rosa blanca, simbolizan amor puro, ¿Sabias?

-Creo que ni tu ni yo somos muy puros que digamos... - dije negando con una sonrisa

-La sangre en nuestras manos no nos hacen menos puros, ninguno de los dos tenemos más opción que no sea seguir órdenes directas, pero yo sé que hay bondad en tu corazón...

Su sonrisa me tranquilizaba, me arriesgo a decir que era lo único que me tranquilizaba realmente en ese lugar que me ponía los nervios de punta.

-¡ANGELES! – los gritos de uno de los guardias nos devolvió a la realidad- ¡Nos encontraron!

Sin siquiera pensarlo dos veces tomamos una formación de defensa, sentí la espalda de Matt contra la mía y pude ver de reojo que él me sonreía. Era su forma de decirme que él me cuidaba si yo hacía lo mismo.

Desenvaino su espada y yo tome las dagas que guardaba en mi cinturón. Comenzaba la batalla.

Rose (2do Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora