Chismes

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Cada día que pasaba descubría una nueva habitación del lugar, otro baño, otra biblioteca, otra sala de té o incluso un pequeño anfiteatro con espacio para diez músicos, la mansión era realmente enorme y a nadie le sorprendió que decidiera no salir de ahí por un par de noches.

Me costó un poco acostumbrarme al horario de sueño de los vampiros y sufría de solo pensar que en algún momento tendría que desacostumbrarme, pero era un pequeño detalle comparado a lo que era tener la mirada de Jake clavada en el cuello todo el tiempo. Estaba segura que con la información que le había brindado el estaría seguro de que estoy de su lado pero no parecía confiar en mi todavía, supongo que habrá que esperar que se le pase.

Vlad era un chico muy lindo conmigo, parecía ser un gran amigo y compañero aun cuando tenía muchas responsabilidades con Jake. Siempre estaba para mí cuando lo necesitaba aunque sea para una tontería.

Pero poco a poco fui entendiendo porque Anik decidió irse: era sumamente aburrido vivir en la mansión, ni todos los libros del mundo o todos los juegos que pudiera inventar podían llenar las incontables horas dentro de las paredes de ese lugar, si yo hubiera nacido ahí seguro me hubiera escapado a los cuatro años cuando ella aguanto más de trescientos.

-Anik, ¿en qué piensas?

La voz Katara, la hermana de Anik me saco de mis pensamientos, me encontraba con las cuatro niñas en una de las tantas habitaciones donde se juntaban a jugar pequeños juegos de mesa o incluso cartas aunque esta vez se habían decidido por hacerse divertidos peinados entre ellas.

-¿Yo? En nada... -Mentí mientras sentía sus manos sobre mi cabello.

-En Vlad ¿en qué más podría estar pensando? –La pequeña Marcia se puso delante de mí con la sonrisa más malvada que una niña de tan solo cien años podía tener.

-No, para nada, estas imaginando cosas. –lo negué con una sonrisa, prefería que pensaran que estaba pensando en un chico y no en cómo evitar que descubran que su hermana estaba encerrada en una celda.

-Claro que sí, se te nota en los ojitos –Acoto su gemela Verónica poniéndose a su lado.

-Creo que sería conveniente estar con él, al fin y al cabo él va a ser el próximo líder y tu podrías ser la que mantenga la nobleza en la familia. –Dakota interfirió en mi campo de visión, acostándose a mi lado en la cama.

-Lamento decirte que jamás me casaría por interés-dije sinceramente, una de las pocas cosas que teníamos en común con Anik era el estúpido sueño de enamorarnos de verdad.

-No creo que sería por interés, aparentemente después de tu escape cambiaste de opinión respecto a él.

-¿A qué te refieres? – En general no tenía permitido preguntar esas cosas pero la verdad era que no sabía de qué me estaba hablando.

-¿No lo rechazaste antes de irte? Escuche que el intento besarte y lo golpeaste –Katara se reía de mí y mi piel pálida se ruborizo.

-¡No tenían que enterarse de eso! – Me tape la cara con las manos mientras me recostaba boca arriba en la cama ¿En que estaba pensando Anik al rechazar un hombre así? Definitivamente estaba loca.

-No tienes nada de qué avergonzarte, es normal querer conservar la amistad por sobre un noviazgo, además todavía son jóvenes, mama me dijo que no me dejara tener pareja hasta los cuatrocientos años mínimo – Decía Dakota acostándose a mi lado, si lo decía así tenía sentido que todavía no fueran algo más, ¿pero eso significaba que tendría que rechazarlo nuevamente? Pobre chico...

-Es que Vlad me agrada mucho y no puedo evitar sentir algo por el cuándo me trata tan bien... pero no creo que sea correcto... -Dije poniéndome de pie, caminando de lado a lado por la habitación – Pero cuando me sonríe así... no puedo evitar pensar que sería muy lindo vivir a su lado...

-Qué asco... -se rieron las pequeñas niñas, todavía eran muy jóvenes para saber lo que era un sentimiento asi, aunque mi único recuerdo de amor era Abel...y ni siquiera estaba segura de que había pasado entre nosotros.

-Nunca pude decirte que hacer con este tema –Dijo la mayor de las niñas sentándose a mi lado mientras deshacía las trenzas que las pequeñas le habían dejado en el cabello- Pero la verdad es que él te quiere mucho y siento que podrías darle la oportunidad... aunque eso implique que su relación cambiara un poco...

Quizás era una buena opción, si era todo había sucedido como ellas decían entonces podría ser la fachada perfecta ante las sospechas de Jake, si notaba algo extraño en mi comportamiento era porque estaba buscando la manera perfecta de declararme al chico que me gusta, debía entenderlo ya que él era bastante joven también.

-¿Sabes qué? Quizás lo haga, ya no tengo nada que perder a estas alturas...

Y luego de tomar un poco de confianza me puse de pie camino a la habitación de Vlad.

Rose (2do Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora