Capítulo: Y lo hizo perfecto.

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—Bela...—inmediatamente Alicia se lanza a mí para abrazarme. Juraría que quiere que me impregne a ella.

Le devuelvo el abrazo sin tanta fuerza. En serio la extrañé.

El abrazo dura unos minutos, en cuanto nos separamos volteo a ver a todos lados y efectivamente todo el mundo nos está viendo.

—Pensé que tú...—tartamudea un poco—Que tú estabas muerta.

—¿Por qué pensaste eso?—le pregunta con una pequeña sonrisa.

—Bueno, alcanzamos a ver la explosión y supuse que...—se me queda viendo unos segundos, supongo tratando de asimilar que estoy delante de ella—Ya no importa. Tienes que contarme muchas cosas—me agarra del brazo para guiarme a la salida.

—Tú también a mí—reímos juntas y antes de salir por alguna razón volteo hacia atrás chocando la mirada en seguida con el Alcalde.

Quien solo me da una pequeña sonrisa para después bajar la cara y seguir comiendo, rompiendo el contacto visual.

Alicia me guía hasta el edificio B y no paramos hasta llegar a una litera un poco apartada de la mía. Me invita a sentarme en la cama de abajo, ya que esa es donde duerme.

—¡Wow!—exclama sin perder la expresión de alegría y asombro del rostro—Has cambiado, te ves más grande.

—¿Gracias?— no sé si eso fue un cumplido o no.

—Lo digo de buena manera. Antes parecías más pequeña, bueno, no tanto solo un poco—su voz sigue teniendo ese tinte dulce.

—Lo sé, me lo habían dicho—la nostalgia invade mi hablar, pero trato de desaparecer todo rastro de ella enseguida.

—Y cuéntame, ¿Dónde has estado todo este tiempo?—toma mi mano delicadamente.

—Pues, nunca me quedé en un lugar fijo, He estado buscando a alguien.

—¿A Raúl?

— Sí.

Alicia me da una sonrisa de boca cerrada pequeña—¿Quieres hablar de él?

—Mejor dime, ¿Cómo llegaron aquí?—cambio el tema, prefiero no hablar de él. Sé que si lo hago no podré contenerme.

Ella se recuesta en la cama para estar más cómoda—Después de escapar, algunas se separaron. Las que quedamos estuvimos unos meses de casa en casa—su vista se clava en sus manos—hasta que unas camionetas nos encontraron, eran los sargentos.

» Ellos nos trajeron aquí, nos ofrecieron comida, seguridad, un sitio donde pedíamos estar tranquilas. Desde entonces no salimos de este sitio, bueno, yo no salgo. Prefiero quedarme y hacer alguna cosa que beneficie a lo que ahora es mi hogar.

Belleza Letal (primer libro) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora