Capítulo: Eres buena con el arma.

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14/Mayo/2026

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14/Mayo/2026


—Tienes que poner los pies abiertos aproximadamente el ancho de tus hombros — me dice Romeo mientras me ayuda a posicionarme — Bien, ahora dispara.

Aprieto el gatillo y el retroceso del arma hace que me tambalea un poco aunque no tanto como la primera vez. Casi me doy en la cara por esa cosa, pero Romeo es muy bueno enseñando así que he mejorado un poco.

— Eso estuvo muy bien, tienes buena puntería.

— Tampoco es la mejor. Yo quería darle en el corazón — digo mientras recargo el armar.

—Con práctica todo se puede, además, el chiste es herirlo y lo conseguiste.

Los dos reímos un poco por... No estoy segura porque, pero lo hacemos hasta que el sitio se queda en silencio. Romeo y yo volteamos a ver que es lo que pasa y, bueno, el Alcalde es lo que pasa.

— Sigan con lo suyo, solo vengo a observar — y tal como lo anuncia todos vuelven a lo suyo.

Azael se acerca a nosotros y empieza a hablar con el castaño. Yo me centro en tratar de darle al punto donde quiero, nuevamente fallo lo que hace que me frustre y le dé un golpe al arma.

— Alinea la mira con el punto — siento su voz cerca de mi oído y sus manos cubrir las mías tratando de mejorar la postura al momento de apuntar — El punto debe quedar justo en el centro del objetivo. No fijes tu visión en la pistola, ni al objetivo, solo al punto.

Hago cada cosa que me dice y cuando por fin creo tener bien la mira, disparo. La bala queda justo donde yo quería, entre en medio de los ojos.

— Bien hecho — me dice el pelinegro.

— Perdón por mi atrevimiento, pero —me doy vuelta para quedar frente a él — ¿A qué ha venido eso?

— ¿Ayudarle? — asiento con la cabeza — Lo estaba haciendo mal y quise ayudar — se me acerca un poco el Alcalde y baja un poco la cabeza para mirarme —Un, "gracias", no estaría nada mal, señorita Fiore.

— Gracias, Alcalde — le doy la espalda para seguir con lo mío, ya que mi rostro no aguanta más y se ruboriza.

Escucho como se aleja y otra vez habla con Romeo.

Alicia se me acerca con una sonrisa en la cara, una sonrisa juguetona.

— ¿Qué tal estas, Bela? — me pregunta de una manera rara la rubia.

— Bien — le respondo un tanto distraída.

— Lo vi — suelta de pronto ella, sin ninguna razón.

— ¿Qué viste?

— Al alcalde Mayer — sigue sin perder su sonrisa.

— Sí, yo también lo vi — paro lo que estoy haciendo para mirarla — ¿Qué te pasa? — rio por su forma de actuar.

Belleza Letal (primer libro) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora