Despiertas en un callejón, no sabes por qué estás ahí, no sabes que te paso, no sabes quién eres.
Pensarías que ese es tu mayor problema, ¿Verdad?
Pero no es el mío, en mi caso mi mayor problema es una maldita especie de neblina roja que justo ahora...
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🖤 Editado 🖤
Todos nos ocultamos detrás de la camioneta para evitar las balas del enemigo.
— ¿Te acuerdas del grupo del que te conté? — alzo la voz para que Raúl pueda escucharme, a lo cual él solo asiente con la cabeza — Bien, pues son ellos.
La moto y el carro se ponen a cada lado de nuestra camioneta, sacando los dos un cilindro los cuales dejan caer y empieza a sacar humo.
Los disparos no cesan por parte de mi grupo por lo que decido sacar mi arma para disparar a todo lo que se mueva, pero con el humo es casi imposible ver.
— ¡Raúl! — lo llamo e inmediatamente siento una mano agarrar mi cintura.
— Aquí estoy, aquí estoy... — me dice agitado, pegándose a mi cuerpo lo más que puede.
Tomo su mano para llevarlo conmigo, bajamos de la camioneta como podemos, con la cabeza abajo para evitar alguna bala.
Veo una sombra pasar entre el humo, no lo pienso dos veces y disparo escuchándose seguido un grito.
— Si eres uno de nosotros, lo lamentamos — le habla Raúl al tipo al cual le dispare.
Lo sigo jalando para que no pare de caminar, los disparos siguen al igual que los gritos.
De un momento a otro siento a un tirón del brazo, el sonido de un golpe contra el suelo se hace presente y se exterioriza un quejido fuerte de dolor.
— Mierda... — se queja Raúl, que se encuentra en el suelo.
Me arrodillo a su lado palpando la superficie hasta que doy con su pecho.
— ¿Qué pasa? — le pregunto desesperada.
— La pierna, arde — murmura entre dientes.
Le toco su pierna tratando de encontrar la herida. Siento algo líquido manchar mis dedos por lo que sigo hasta que siento la piel rasgada y húmeda.
— Tienes que ayudarme, vamos párate — le digo, ayudándolo poniendo un brazo suyo por mis hombros para que pueda caminar.
Raúl con mucho esfuerzo y entre quejidos logra ponerse de pie e intenta no poner todo su peso en mí.
Avanzamos un poco, pero una patada en mi espalda me hace caer junto a mi compañero. El dolor en mi vientre hace que cierre los ojos por un tiempo corto a la vez que intento recuperar el aire que se me salió.
— ¿A dónde van? — giro la cabeza para encontrarme con el rubio que tanto odio — Todavía no acaba la fiesta
Me pongo de pie lo más rápido que puedo, únicamente logrando que Seth truene los dedos para que dos tipos se acerquen, aunque se detienen al momento en el que ven que sacó mi arma y le apunto a su líder.
