XII. Hechizo

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Durante la desolada noche en el rio cálido se podía escuchar una conmovida voz que rebosante de sentimientos solemnemente entonaba la canción más dolorosa como si de una despedida se tratara, el joven tritón de piel perla miraba con lágrimas al borde de sus ojos a la brillante luna que en su esplendor le provocaba una melancolía en el pecho, una vez que su voz se volvió baja hasta perderse en el viento sujeto con fuerza las húmedas prendas blancas que vestía para cubrirse con ellas en un abrazo sin desaparecer la sonrisa en su rostro hasta quedar sumido en un sueño profundo.

En la calma de las aguas quietas un sonido de chapoteo se escuchó, Madame Yu salió con una expresión de preocupación mirando en el estado que se encontraba su pequeño sireno, como al igual que cualquier madre esta sentía que su corazón se rompía al ver la tristeza en la que se sumergía su hijo, temía con todo su ser el perderle en un puñado de burbujas y espuma de mar, en eso acariciando sus largos cabellos, en un bajo y constante susurro canto notas de arrullo a su cría para acompañarlo al mundo de los sueños, entonces siguiendo con su hipnótico canto tomo los largos y sedosos mechones para enlazarlos uno tras uno hasta formar un par trenzas.

"Largos cabellos de seda y jazmín, teja y tejan una gran red sin fin, atrapen tristeza, no la dejen ir, que no llegue a mis ojos y me haga llorar.

Que no te tome la melancolía mi amor, aun si tienes roto el corazón o los huesos fríos por la ausencia. No la dejes entrar tan fácil en cabellos sueltos, porque fluirá en cascada por los canales que la luna ha trazado en ti.

Largos cabellos de seda y jazmín, teja y tejan una gran red sin fin, que no llegue a mis labios y me haga hablar mal, que no llegue a mis manos y me pueda lastimar."

Tan pronto al terminar con su canción de cuna los ojos de Jiang Cheng se abrieron lentamente, viendo la figura de su madre y se quedó algo confundido por ello.

"Madre ¿Qué pasa?... ¿Qué hacemos aquí?"

"No es nada, solo te quedaste dormido mientras mirabas la luna, vamos regresemos al agua"

Jiang Cheng se quedó un momento mirando a la noche sujetando con la punta de sus dedos las trenzas en su cabello que le había hecho su mama, no sabía a qué exactamente se debía pero sentía que podía volver a respirar, como si un gran peso se hubiera levantado de sus hombros.

Con una sonrisa volvió al agua junto a su madre, donde acompaño a su hermana en la espera de que su pequeño huevo se abriera.

(...)

En las frías montañas de Gusu la nieve ya se hacía presente en una gran cantidad, la ligera capa de nieve cubría todo como una larga colcha blanca hasta la llegada de la primavera, los estudiantes del clan aun vestían con ropas delgadas sin la menor presencia de molestia por el clima, el mayor Lan Qiren pasaba los días dando las clases a los más jóvenes, supervisando los asuntos de las demás criaturas y cada tres días llegaba al estudio de confinamiento para revisar los avances de Lan Xichen.

Al entrar lo primero a su vista fue el joven hombre transcribiendo diligentemente con una exquisita caligrafía, en una mano el libro de reglas y en la otra un pincel, su postura recta y aquellos cuernos fuertes le daban un aura fría y serena, el mayor cruzo sin llamar la atención del otro y se sentó frente a él leyendo las hojas que estaban apiladas a un lado, en el silencio una voz tranquila rompió con la atmosfera para llamar la atención del mayor en la habitación.

"En primavera... en primavera me gustaría ir a Yumeng"

"Hmm... podría arreglar una visita, claramente para la supervisión pero ya hablaremos de eso después, pediré que traigan el té tu continua"

"Gracias tío... pero"

"Está bien no vale la pena decir nada, Lan Wangji llegara la próxima semana con un invitado, informo que tenía un asunto importante del cual hablar"

Lan Qiren salió sujetando su barba con una expresión más pacífica, Lan Xichen estaba emocionado por volver a ver a Lan Zhan, quería preguntar por las cosas en Yumeng y si sabían algo de su amado sireno, entre las hojas había papeles arrugados llenos del nombre de Jiang Cheng el cual escribía una y otra vez cuando se encontraba mirando a la nada y solo su mente traía de regreso la imagen de su rostro.

(...)

Jinag Ynali sentía que su pequeño hermano estaba actuado algo diferente a lo normal, ignoraba el tema totalmente sobre el joven Lan, parecía algo desorientado cuando le preguntaba sobre adonde había ido ayer, estaba segura que algo importante había sucedido cuando lo vio esta mañana vistiendo las ropas blancas del clan Lan, estaba preocupada pero y si A-Cheng solo estaba intentando olvidar todo al respecto de esa relación, no quería ser ella quien le trajera esos recuerdos dolorosos a su mente, pensando en ello sintió el movimiento de su bebe llamar su atención dándole una idea de lo que podría hacer para alegrarlo.

Esa tarde después de ver y pasar largas horas con la compañía de su nervioso esposo, se acercó a Jiang Cheng con una pequeña cajita hecha con conchas de mar, sentada a su lado sonrió mientras llamaba su atención.

"A-Cheng ven conmigo, tengo algo para ti"

"Shijie ¿no tendría que ser yo? quien tuviera que darte un regalo"

"Eso no importa, pronto daré a luz así que no tendré otro momento para darte esto... ten, mi mamá y yo la elegimos cuando cumpliste la mayoría edad, pensamos que serias el primero en casarte por todas esa propuestas que recibiste la noche de luna llena"

Con gran curiosidad abrió la cajita donde en el interior estaba una uniforme perla brillante de color lila, las perlas eras preciosas para los humanos pero lo eran más para los tritones incubadores ya que estas servían para que tras la unión un pequeño huevo fuera el fruto de una cría, Jiang Cheng estaba emocionado viendo la que sería la perla que le daría una familia como el tritón incubador que era.

"Una perla, creí que ya no había debido a los saqueos de los humanos"

"Bueno, esta es la tuya y solo quiero que sepas que con quien decidas usarla yo te apoyare y hare todo lo posible porque estén juntos"

Las palabras no parecían tener la capacidad de poder expresar todo lo que sentía así que solo sujeto la cajilla cerca de él conteniendo las lágrimas, abrazando a Yanli repitió una y otra vez lo feliz estaba y que cuando ese día sucediera él le diría a ella antes que nadie.

Al Sonido De Las Olas Del Mar. (ABANDONADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora