Capítulo 4.

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4 horas, ese es el tiempo que llevo esperando a Jack y no ha dado seńales de vida, en serio odio que me hagan esperar, tal vez se haya perdido, o quizás haya vuelto a casa, quizás
no lo vuelva a ver.... no no y no me niego a creer eso, estoy preocupada y mucho, lo mejor será salir a buscarlo. Lo más rápido que pude salí a buscarlo, ¿y lo peor?, estaba en pantuflas del monstruo de las galletas y un short con una camisa de tirantes de My Little Pony, sí eso que se hace llamar pijama, pero me dio igual, lo que sea por Jack, pero al llevar
unas cuadras más caminando me arrepentí, el frío me calaba los huesos, estaba en pleno Londres, perdida y congelada buscando a alguien que quizás no me quiera ni ver, seguí
caminando hacia un parque que había divisado a lo lejos y al llegar vi un bulto tirado en el césped apoyado en un árbol, me acerqué y era Jack, estaba dormido, pero al menos
llevaba chaqueta y guantes y gorro, maldito lo envidio. Lentamente me acerqué y comencé a moverlo con un poco de miedo, un grupo de chicos me estaban viendo desde hace rato y
Me decía cosas pero ninguna bonita, no tenía miedo, pero desde lo de la última vez me prometí no meterme en muchas peleas, al menos controlarme, pero al sentir la adrenalina
corriendo por mis venas me era inevitable poder parar, estaba comenzando a llorar, los tíos se acercaban y Jack murmuraba palabras ilegibles, lo sacudí un poco más fuerte
mientras gritaba su nombre, pero él cayó al suelo y vi sangre en su camisa a través de la chaqueta, me acerqué corriendo y vi que no llevaba ni móvil, ni cartera, ni la gargantilla de
oro que nos habíamos regalo mutuamente hace ańos, de pronto lo comprendí estos tíos le habían robado, me quité las pantuflas lo más rápido posible, le taponé la herida y le
marqué en mi móvil el número de Fred.

-Debes de sacar fuerzas, dile que rastree el teléfono y que venga que es urgente, yo estaré bien- le dije mientras le daba el móvil, el asintió y yo me levanté, para ese entonces los
idiotas estaban a 10 simples metros de mí, parados y mirando, me acerqué a ellos y me preparé mentalmente, que empiece la función.

-Me vais a dar todo lo que le habéis quitado si no quieren tener problemas, ahora- les dije intentando sonar calmada, aunque por dentro tenía ganas de pelea, de venganza, tenía
ganas de sacar mi verdadera yo.

-¿Tú y quién más nos va a obligar?, por dios mírate niña, no nos intimidas, mi prima la de 3 años tiene ese pijama, aunque no le sienta también como a tí- dijo mirándome y su grupo
de amigos estúpidos rieron con él.

-Luego no me digan que no los he avisado- dije- venga, sé cómo van estas cosas, no soy idiota, mándame a uno- le desafié

-Roger- rugió enfadado viendo como yo fui capaz de desafiarle y un tipo de mi altura más o menos se acercaba era el más delgado aunque se veía que hacía ejercicio, vino hacia mí
con una barra de hierro en la mano, sencillo pensé, además se le veía nervioso.

-¿No tienes nada mejor?, se ve que es el nuevo, me ofendes- dije y el chico me fue a dar con la barra, pero me agaché esquivándola e hice un semicírculo con la pierna frente a mí
haciendo que se cayera, al estar cayendo le cogí el brazo y se lo doblé haciendo que yo cayera sobre su espalda sentada y el boca abajo y su brazo hiciera un crack, sonido que
confirmó que estaba roto, cogí la barra y me levanté pero él también lo hizo.

-¿Eres persistente sabías?, Persistente e idiota- dije mientras le daba con la barra en la cabeza haciendo que cayera inconsciente y con una gran brecha en la cabeza que si no se la
curaban podría desangrarse.

-Amigo, me pasé, morirá si no le paran la hemorragia, ahora quiero otro- le dije mientras me levantaba llena de sangre con la barra aún en la mano. Él tipo no daba crédito a lo que
veía, me miró furioso.

-Peter y Scott, lleváoslo, ¡ahora!- dijo

-Bien muńequita, esta vez no tendrás tanta suerte, Demons, te toca, no me defraudes- dijo él mirando a un tipo de unos dos metros, tan ancho como una puerta y ojos tan negros que
no se diferenciaba el iris de la pupila, mierda, este será difícil, pero yo cuento con mi adrenalina, el tipo se acercó a mí y sacó una navaja, marica- pensé con una nińa como yo y
hacen falta tantas armas y tantos hombres, ilusos.

Princesa...¿a la fuga?.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora