Uzui creyó que sería buena idea ser un maestro de intercambio en otra escuela, en cuanto Kagaya se lo propuso no dudó en aceptarlo. Aunque... Pese a ello, en realidad no esperó encontrar cosas "extravagantes"; por lo menos no hasta que te conoció de...
Tragaste saliva al ver los problemas que el profesor escribió en el pizarrón. Tallando tus ojos un suspiro se escapó de tu boca, alguien tocó la puerta del salón cuando el maestro de matemáticas volvió a revisar su libro.
—Terminen eso —les dijo para después ir a revisar de quien se trataba.
—Oye... —murmuró Mimi una vez se quedaron solos en el aula.
Aunque claro, el silencio duró muy poco. Todos se pusieron a hablar, a pesar de que la castaña lo dijo en voz baja, fue insignificante para la demás cantidad de ruido que había. La miraste con un brillo en los ojos, sabes lo que va a preguntar y lo que menos te importa ahora es su petición; sólo quieres poder terminar el trabajo sin ningún problema. Ya que la joven se sienta al lado tuyo, acercó su pupitre colocándose a tu lado. Empujó su libreta hasta topar con la tuya, aprovechando la oportunidad empezaste a copiar los problemas y operaciones que habían dejado.
—Me los pasarás, ¿verdad? —cuestionó.
—¡Lo haré! —respondiste.
—Eso es una tontería, Mimi. Resuelvelos con tu celular y será más rápido —le dijo su amiga quien se sienta frente a ti.
—La última vez que hiciste eso, sacaste 0 y por estúpida yo también —la chica se cruzó de brazos.
Ignoraste la discusión que estaban teniendo, copiaste todo de manera apresurada, pero te aseguraste de que estuviera bien.
—El profesor ya viene, chicas —avisó Hamai haciendo que Mimi regresara a su lugar.
—Eso es todo por hoy, se queda de tarea. Si no la van a hacer, por favor no intenten mentir en que sí la realizaron.
Aquella petición hizo que la mayoría se riera, una vez sonó el timbre todos se levantaron recogiendo sus cosas con una velocidad tremenda, al terminar salieron casi corriendo y platicando. Tú te quedaste sentada resolviendo el trabajo que se quedó de tarea, el par de amigas se quedaron mirándote, suspiraron. Estás tan centrada en tu cuaderno que no estás poniendo atención a las muecas que se encuentran haciendo; una de ellas revolvió tu cabello mientras la otra escribía algo en un papelito, lo aventó a encima de tu libreta cuando volteaste a verlas, se dieron media vuelta y salieron por la puerta. Agarraste el papel que dejaron, luego de leerlo lo guardaste junto a tus cosas. Hoy te toca hacer la limpieza del aula y aunque está algo sucia, te sientes aliviada de no tener que regresar temprano a casa.
Es probable que intentes limpiar cuidadosamente así que lo harás lento.
Saliste del salón para ir a buscar una cubeta, escoba, trapos y ese tipo de cosas para limpiar.
Tuviste que dar algunos viajes, al regresar subiste todas las sillas a los pupitres para no tener que mover todo. Barriste y ese tipo de cosas, no tienes idea de cuanto tiempo ha pasado desde que comenzaste, pero unos golpecitos en la puerta te hicieron sobresaltar; te había asustado. Volteaste a ver de quien se trataba, una expresión de confusión se notó en tu rostro en cuanto miraste la figura alta de tu profesor de artes, caminaste hacia él secandote las manos con un trapo.
—Yo no debería ocuparme de esto porque no es mi trabajo, pero hay algo en particular que me preocupa —confesó luego de sacar la paleta de su boca.
—¿Hice algo malo?
—¡Sería espléndido si se tratara de eso! Al contrario, los demás están haciendo cosas malas.
—¿A qué se refiere, Uzui-san?
Cada vez te confundías más.
—Podré estar aquí de intercambio, pero quiero hacer las cosas bien o alguno de mis otros compañeros de trabajo me van a regañar y alegaran en mi contra, peor si Kyojuro llega a enterarse.
La manera tan poco directa en la que está tocando el tema y se desvía hace que te confundas. Se aclaró la garganta.
—¿Sufres de bullying?
Desvíaste la mirada, ahora fue demasiado directo.
—¿Es por la manera en que me tratan Mimi y Hamai?
—Intenté hablar con su tutor, pero al parecer este lugar tiene demasiados problemas. Vengo de un lugar donde este tipo de cosas no suelen suceder, así que necesito que me digas qué es lo que sucede para darle una solución.
—No somos amigas, pero... Aún así me ayudan mucho —bajaste la mirada.
Tus palabras arruinaron todo el semblante serio de Tengen, sin embargo, despertó la curiosidad en él.
—A veces me prestan sus celulares cuando necesito hacer una tarea y solo lo hacen a cambio de que se las pase. Igual me ayudan en matemáticas a cambio de las respuestas y guardan mis secretos, cuando alguien pide algo... Lo correcto sería dar algo a cambio también, ¿no?
Tu filosofía tan extraña y la nostalgia en tu tono de voz lo hizo pensar, se cruzó de brazos. Terminaste perdiéndote en tus pensamientos, el mayor puso su mano en tu cabeza para revolver tu cabello, no entendiste porque los latidos de tu corazón se aceleraron, pero también sentiste una calma extraña por la situación en la que se encuentran. Uzui se inclinó un poco hacia ti y te dio un golpecito en la frente con uno de sus dedos, no te dolió mucho, pero si lo sentiste; retrocediste un par de pasos cubriendo tu frente con la mano.
—¡No digas esas tonterías, no son para nada extravagantes! No le debes nada a nadie, podrías hacer todas esas cosas sin necesidad de ellas. Quiero que recuerdes esto, ________.
—¿Qué es? —lo miraste con atención.
—Si alguien llega a hacerte algo malo, dale un golpe. No literalmente, pero sería interesante si los golpearas de verdad —rió.
—¿Eso no es malo?
—No lo es si tratas de defenderte, recuérdalo.
—Lo tendré en cuenta, profesor, gracias por el consejo.
Tus labios se curvaron un poco, Uzui arqueó una de sus cejas al ver la sonrisa tan falsa que pusiste. Buscó algo en el bolsillo de su sudadera, sacó una paleta y te la lanzó, casi se te cae al piso.
—Termina de limpiar y vuelve rápido a casa, se hace tarde y parece que va a llover.
—No quiero... —murmullaste.
—Recuerda lo que te dije, aunque es mejor si lo haces a tu estilo —rió. —No vuelvas tarde a casa.
Se despidió saliendo del lugar, diste un par de pasos para ver por donde se iba.
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