SABOR A MUERTE

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¿Que somos?

¿Que es la vida?

Hay momentos en los cuáles llegas al punto de quiebre, en el no retornó, en los que te haces tales tipos de preguntas, por el simple y sencillo hecho, de la fragilidad que depende de ella; a lo que llamamos vida.

En el abrir y cerrar de ojos en que hoy somos vida, pero mañana muerte, aún sin importar que tan acostumbrados estemos de dar muerte, siempre habrá un punto débil para el verdugo.

El demonio nunca imaginó que siendo él quién tocase puertas con sabor a muerte, también hubiese existido alguien, con las agallas suficientemente estupidas, como para tocar su puerta y darle muerte a su debilidad.

Aunque... ¿si ya no tienes una debilidad, por la que velar y proteger, en su ausencia, en que nos convertimos?

Puede que existan dos opciones, el seguir siendo víctimas, al punto de dejarnos ir junto a ése talón de aquiles o simplemente resurgir como un desquiciado depredador que solo tiene hambre y también un objetivo, ver el mundo arder a sus pies.

Y en cuánto a Andreį él ya pasó por ambas opciones, siendo en su vida un par de fases, a las que el demonio se negó a dejarse ir, volviendo aún con más fuerza y sadismo, por que lo primordial siempre sería ella.

Para luego ejecutar su plan, de hecho sería algo así como poner a tú víctima mayor, a cavar primero la tumba de los más putos, para finalmente ejecutar la suya; así de simple, por que siempre habrá gente que facilite el trabajo del mayor.

-El cuerpo ya está preparado, pero debe ser llevado a un lugar seco y muy expuesto al sol, para que el proceso se pueda llevar a cabo, en esté lugar se puede conservar, pero en algún momento sufrirá putrefacción, por que el clima impide que se de la desecación -explicó el masculino, mientras quitaba los guantes llenos de la sangre de la fémina, a lo que Andreį no pasó por alto.

De hecho nada pasaba por alto, inclusive aún tenía presente el recipiente que contenía algunos de sus órganos esenciales, además de su sangre, el cuál tomó el masculino para hacerse cargo de él.

-Dejelo allí, yo me encargó -le indicó, por que en realidad no quería deshacerse de nada en absoluto, inclusive de aquello que el árabe nombraría como desechó; lo que para él, ése era el último recuerdo de vida de su mujer y también lo llevaría consigo hasta donde se pudiese.

-Y... señor, el procesó no termina allí, hay que llevar un control mensual de su estado, ya que de los componentes naturales del cuerpo y de los del ambiente en que se encuentre, es que depende que la ejecución se lleve por completó con éxito -le informó, quedando casi que frente a él, pero preparado para emprender su marcha.

-En ése caso de momento se puede ir, nos veremos al término de un mes -Demando suavemente, en lo que el maduro solo asentía en su dirección.

La BRÚJULA del DEMONIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora