🔥🔥¡LIMBO!!🔥

369 42 13
                                    

Aclareaba, cuándo el rugido a propósito del Jeep hacía eco en aquella caseta de piedra, que daba un aspecto algo tenebroso y solitario, pero es que su interior, junto a los que habitaban en está tampoco es que representasen el bien, ni tampoco la paz.

Mucho menos el dueño de aquellas botas que se le sumaban pasos furiosos por lo que había sucedido horas atrás, en las que no había podido responder como hombre; pues en definitiva estaba perdido y no se cansaba de repetirlo, por que aquella realidad era demasiado letal para su ahora herido ego, aunque alegaba que quizás la prostituta no había sido suficiente para calentarlo, sin embargo eso lo seguía enardeciendo, sentía que su demonio estaba furioso.

A tal punto que no había quién se atreviese a dirigirle palabra alguna al demonio, incluso los hombres que estaban en la entrada y que le vieron pasar, su único movimiento fue inclinar su rostro, al verle pasar por el lado suyo.

Ya le conocían su difícil temperamento, además desde que su situación con Evangly pasó a aquél extremo, todo se había vuelto más caótico, ya que habían ocasiones en los que su demonio solo quería sangre y tenían en cuenta que si pronunciaban alguna palabra está seria como el canto que despertaría a su sádico y hambriento demonio.

-¡¿Donde está?! -rugió con ímpetu al jefe de sus hombres, él cuál salía de una de las habitaciones de la planta superior y que se había detenido con algo de precaución al analizar su desaliñado aspecto.

-Aquí -respondió con simpleza señalando la habitación, sin embargo el silenció y la icónica mirada del masculino superior a él, le hizo pasar saliva para poder continuar la información.

》La verdad pasó muy mal, no está del todo bien, pero fue una ventaja que se hiciese los torniquetes, el problema es que había perdido mucha sangre y el veneno hizo uso de aquella situación, sin embargo el médico que se trajo del pueblo dijo que estaría bien, que solo necesita reposo por un par de días -finalizó sin dejar de observarle, siendo Andreį quién solo asentía con su mirada un tanto perdida.

Por lo que sin más que agregar, simplemente ingresó al recinto en donde estaba la pálida mujer, detalle que seguramente se debía a la perdida de sangre que había tenido.

Como tampoco pasó por alto el hecho de que estaba solamente en ropa interior, teniendo una pequeña manta de Lana que cubría sus braguitas y parte superior de sus piernas, pero hasta allí.

Observando que sus senos eran cubiertos también por un top deportivo color blanco, del que supuso ya llevaba puesto, pues estaba seguro y preferiría que así fuese, el que sus hombres no se hayan hecho cargo más allá de lo inevitable.

No supo en qué momento, solo se fijó en lo cerca que estaba de aquél cuerpo dormido sobre una cama algo desordenada; cuándo su pulgar se dirigió de manera involuntaria a la herida que había sido cocida y que portaba en la parte superior de su abdomen.

Situación que llamo mucho su atención en especial por la frescura de está, estaba seguro que no tendría más allá de unos cuántos meses, pues aún su cicatrización se mostraba fresca y tal situación abrió su curiosidad, pues era una muy notoria.

Igual a la que él portaba en su brazo y que se había hecho la noche en la que por el bien de la humanidad quiso exterminar al demonio, pero aquellos no habían sido los mismos planes del destino, pues allí seguía él y no se escatimaría en ninguna acción sádica, por que él dio una oportunidad a la humanidad, la cuál no se aprovechó.

Andreį quien seguia en aquella posición, fue invadido por una curiosidad que no le dejaba pensar, a tal punto que acercó su índice hasta esa zona del que era consciente dañaba aquella piel trigueña que para él era exótica; y de la que acarició con algo de cautela, sintiendo como la piel sobresalia en su dedo haciéndolo sentir de cierta forma un tanto incomodo por la manera en cómo esa zona había sido maltratada.

La BRÚJULA del DEMONIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora