Había transcurrido prácticamente una hora en la que Andreį había probado aquél mínimo, pero al mismo tiempo embriagante cuerpo, de aquélla fémina que aún se acurrucada a su costado; sin embargo su ser, su instinto, le exigía volver a probarla, volver a hacerla suya, a deleitarse en lo que ella tenía para darle, a eso de lo que ya se sentía adicto.
Además de que irónicamente no dejaba de observar ése sereno rostro, del que al parecer solo se podría apreciar en una situación similar a esa, cuándo la inconsciencia la tomará.
Y aunque tenía la certeza de que al amanecer su memoria sufriría un colapsó que la llevaría a la ignorancia, no sabría decir a ciencia cierta o íntimamente si aquello era lo que deseaba, ya que básicamente por la bebida y la mezcla de ellas, sus lagunas estarían creadas, pero no estaba seguro si esa situación con certeza era lo que anhelaba.
¿podría ser posible que Andreį quisiese que ése recuerdo quedase en el olvido, mientras que en él sería uno lacerante por tener que verle a diario?
Sin embargo aún cuándo eso fuese uno de los golpes más fuertes que recibiría, debía hacerlo, había llegado la hora de trasladar aquello a un simple sueño erótico, algo surreral, algo que quizás estará siempre sembrado en el deseo y pensamientos de cada uno, pero no en la realidad de la vida de estos.
Por lo que en completó silenció y detallando por última vez al simple cuerpo aún desnudo sobre aquella cama que sería la única testigo de lo que realmente allí había pasado; el masculino prosiguió a vestirse, para luego tomarla a ella y también vestirla evitando la tentación de observarla de más.
Además de que también se tragaba aquélla sensación que sentía bajo sus yemas, la sensación de su cuerpo cálido bajo sus manos, eso indiscutiblemente era delicioso, pero allí terminaba, aunque instintivamente mientras la vestía, sus manos cobraban vida propia, esparciendo suaves caricias en su inconsciente piel.
Sin embargo, algo que sí tenía claro era que de aquella aventura lo que menos podría quitarse de la mente, es el pensar si Leto siempre estaría sin braguitas, como también sabía que no podría evitar el pensar que cada vez que esté frente a él, su deliciosa vagina estaría al descubierto solo para hacerla sentir su lengua, sus caricias y su miembro.
-Te mandaré una ubicación y serás tú quién vengas, por que de mis hombres eres el más capacitado... en alguna maldita habitación de ése hotel ella está, si le pasa algo, te mató, si se la llevan los rumanos, te mató, así que mueve tú culo, por que solo estaré aquí por diez minutos, fuera de eso no seré yo el niñero -ordenó mientras se dirigía rumbo al primer piso desde el ascensor, procurando no mirar hacía atrás, por que al hacerlo demostraría arrepentimientos y ya toda aquella mierda había pasado y la había disfrutado, dejando todo en un pasado placentero.
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Mientras, Leto que caminaba a toda prisa hacía la habitación que le habían asignado, ya que necesitaba aire; aunque en realidad lo que ella necesitaba era salir de aquél lugar, en el que sentía que día con día la llevaba a un retroceso tanto emocional, como desgastantemente físico.
Habían tantos recuerdos sobre cada pared, sobre cada lugar, recuerdos que la torturaban, que eran más peligrosos que lo que fuera que intentara hacer Andreį contra ella.
-Sigueme a mi despacho -le ordenó el masculino que intervino en sus pensamientos, exaltaltandola un poco, lo que también ignoro Apoloniusz, por que estaba decidido en que ése día la enfrentaría.
Por lo que sospechosa de lo que posiblemente él quisiese hablar con ella le siguió, tampoco es como que se amedrantaria por aquél polaco, ya que ni por Andreį lo hacía, ahora mucho menos por el decrépito.
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La BRÚJULA del DEMONIO
RomanceDUOLOGIA DIOSAS Parte II El demonio se ha perdido en su más espeso y obscuro infierno sin opciones de retornó, pero con una sola etiqueta latente, muerte... PARA LOS LECTORES NUEVOS, ESTÁ ES LA SEGUNDA ENTREGA D...