Aunque para Leto pasar aquella noche entré el recuerdo y la realidad que le causaba ver la cabeza aún dentro de la caja, que seguía puesta en su cama era una grandísima tortura en especial a sus sentimientos.
Lo cuál sin duda alguna había sido espantoso, pero aún así no le había dado el gusto a Andreį en mostrar su debilidad más allá de donde ya la había visto, por lo que permaneció llorando en una esquina de aquella pequeña habitación, con las piernas recogidas, en lo que por momentos refugiaba su agobiada cabeza sobre está, además de que el dolor físico que sentía su pierna se había convertido en más tolerable que aquél que ahogaba sus emociones.
Y como si fuese poco, para colmo de sus males ya había amanecido, por lo que procurando no mirar a fondo aquella cabeza ensangrentada, paso de largo al cuarto de baño en donde se aseo y optó dentro de las ropas que le habían facilitado los hombres de Andreį; por un top negro, omitiendo la parte inferior de la ropa íntima, para sumarle un jogger también negro junto a una camiseta básica y por sobre esté se pondría una abaya del mismo color, pues la idea era pasar desapercibida, finalizando con una trenza que recogía todo su cabello castaño.
Y es que nunca había sido una mujer que le gustase llamar la atención, siempre fue o es del tipo tradicionalista, acatando y aguardando ciertas cosas a las que llaman decoro.
Aunque si lo pensaba bien, Andreį había visto demasiado de ella y eso la estaba golpeando emocionalmente, la hacía sentir sucia e impura, aunque casi siempre procurara bloquear tales pensamientos, pues ya nada podría hacer y era demasiado orgullosa con él, como para ceder y reconocer sus intimidaciones.
-Espero que ya estés lista -Lo escucho irrumpir su espacio a espalda suya, en lo que buscaba algún velo, pero al parecer eso no habían comprado -te espero en tres minutos en el comedor -prosiguió replicando en lo que la mujer que al parecer veía más importante aquella bolsa de compras, que mirarle.
Por lo que molesto y sin más que agregar, salió disparado, estrellando a su paso la puerta, para dirigirse al comedor; lo que también era una situación en la que poco había estado aprovechando y ése día en especial, sentía el crujir de su estómago y unas ganas inmensas por comer, por lo que no desaprovecharia la comida que uno de sus hombres, que al parecer se le daba bien eso de la cocina, había preparado para todos.
Sin embargo miró con molestia hacía la entrada a la cocina, cuándo en su reloj ya se marcaban cinco minutos 《¡JODER CUÁNTO ODIO LA IMPUNTUALIDAD!》 Penso para si mismo, sin embargo no se detendría por lo que le indicó a sus hombres que procedieran a comer, en donde él se les unió de igual manera.
Pero Leto que escucho un murmullo provenir de la cocina, aún desganada suspiro con pesadez en aquella dirección, para luego entrar acaparando las miradas de todos, inclusive la del demonio que estaba encabezando el comedor y que aunque la vio con odió no se había detenido como los demás, si no que continuó desayunando.
-Por aquí señora Leto -pronunció el masculino que la había recogido en aquél desierto y del que tenía pequeños recuerdos de cuándo volvía en sí y aveces también hacía parte de sus delirios; al que también sabía era la mano derecha de Andreį.
-No me apetece nada, los esperaré afuera -indicó posando su mirada en Andreį, al cuál vio levantarse, para seguidamente posar su puño cerrado sobre el mesón, haciendo que su interior se aterrorizara, pero no se inmutó, no demostraría debilidad al capullo frente suyo.
-¡Sirvele la comida! -le ordeno al masculino que aún permanecía de pié y que ante tal mandato se dirigió a servir un plato para ella.
La cuál también aún permanecía estática muy cercana a la salida y que además todos la miraban entré compasión y algo de sorpresa por intentar almenos llevarle la contraria al demonio, pues estos creían conocer mejor a su jefe que la fémina en cuestión.
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La BRÚJULA del DEMONIO
RomanceDUOLOGIA DIOSAS Parte II El demonio se ha perdido en su más espeso y obscuro infierno sin opciones de retornó, pero con una sola etiqueta latente, muerte... PARA LOS LECTORES NUEVOS, ESTÁ ES LA SEGUNDA ENTREGA D...