Que todos confiasen ciegamente en si mismos, había facilitado la situación y es que aunque sus planes en un inició como tal nunca fue escapar; almenos no luego de la amenaza que el ruso le había lanzado.
Sin embargo el problema ahora radicaba era en que ella necesitaba ir a verlo, necesitaba llorarle en su lugar, saber que quién ahora descansa luego de una muerte tan cruel era aquél hombre que siempre reconoció como la figura paterna más cercana a ella.
Haciéndola sentir un crecimiento en torrentes muy fuertes de odio por Andreį, pues aunque siempre había sabido de sus capacidades psicópatas, de las cuáles contra ellas no se metía.
No obstante sentía que su acción había traspasado cualquier línea y aunque quizás en su posición aquello podría tomarse como una expresión hipócrita, por lo que había hecho con Evangly.
Leto estaba convencida de que tenía motivos reales para actuar; pero en cuánto al hombre que la acogió junto a Maïa no lo merecía, por que su cruel muerte era producto de una insólita y estupida venganza.
Lo que le hacía cuestionarse mucho más aquella decisión que tomó y que trajo su más grande desgracia a sabiendas que apenas iniciaba, por que matar a Evangly solo sería el inició de sus estupideces, además de que estaba cansada de un camino que sabía era infinito y que solo una muerte más, una sola lograría quizás acabarlo.
Bajo aquellos pensamientos siguió corriendo por aquél desierto que conocía como la palma de su mano, al punto que percibía cuán peligroso podría volverse, de una manera quizás superior o igualitaria al demonio que para esa hora sabía ya se habría dado cuenta de la situación.
Sin embargo el demonio que transcurría en un Jeep a luces apagadas para hacer de aquello más placentero, no estaba dispuesto a dejarle aquella placentera oportunidad a cualquier animal salvaje que existiera allí a esas horas de la noche.
Además de que no podía evitar sentirse un poco sorprendido, por que llevaba más de una hora buscando a aquella escurridiza mujer en la versión más miniatura que había conocido.
Aunque tenía en claro que su probable metro sesenta o cincuenta y ocho quizas no la hacía más pequeña a quizás otras, pero era el micro tamaño que de momento en persona, él tenía conocimiento.
-¡Joder, tan lejos no estarás lo sé! -murmuró para si mismo, golpeando el volante del jeep, casi que desesperado, por que no la encontraba aún.
Como también obligándose a encender las luces; ya que si tenía que cambiar los recursos para cazarla lo haría, aunque sabía que sería alertarla, pero es que lo que creyó que sería de lo más sencillo, se había vuelto complejo y doloroso a su ego.
Por lo que perdiéndose en el infinito mientras pensaba en que aquél no era el único caminó que ella podría usar en el desierto, pero tenía la certeza de que si el más seguro, por que sería el menos conveniente, el más peligroso y el más largo e intransitable, sin embargo tal parecía se había equivocado.
O... Quizás no; estaba seguro que en medió de aquella tranquilidad silenciosa y desesperante al mismo tiempo según su punto de vista, había escuchado un pequeño quejido que también fue acompañado por un movimiento brusco en una zarza espinosa y grande que estaba a unos metro de él.
Por lo que sin esperar más, dejó las luces encendidas para no alertar a su cacería, llevando consigo una navaja y su especialidad, eso si en dado caso que la use, que sería lo más seguro, se moría por probarla en aquella inmaculada piel de color oscuro de la dueña que odiaba.
Y a la que encontró cerrando los ojos, según lo que pudo percibir con la escasa luz que llegaba de los reflectores del Jeep, del mismo modo en que vio un torniquete en tobillo, sin pasar por alto que al lado estaba una daga egipcia clavada en el cuerpo obscuro de un escorpión de cola negra de los que sin duda alguna habitaban como plaga en aquél desolado desierto; lo que causó gracia en el demonio que no pudo evitar la carcajada, que había revelado su cercanía.
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La BRÚJULA del DEMONIO
RomanceDUOLOGIA DIOSAS Parte II El demonio se ha perdido en su más espeso y obscuro infierno sin opciones de retornó, pero con una sola etiqueta latente, muerte... PARA LOS LECTORES NUEVOS, ESTÁ ES LA SEGUNDA ENTREGA D...