🔥🔥¡¿CIELO?!!🔥

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El silencio y la incertidumbre es la tortura más lacerante, para una víctima que solo vive en medio de la ignorancia.

Para Andreį el claro silencio por parte de Apoloniusz le hizo entender que su padre de crianza no le diría aquello que había mencionado y que la única que quizás se lo diría sería ella, la mujer que se había cambiado de ropa y que portaba un jeans blanco, junto a una camiseta básica del mismo color, la cuál complementaba junto a un gabán de cuadros rojos.

Por lo que en un extraño arranque que calificó como el querer respuestas, se alejó del maduró en busca de la miniatura a la que tampoco le permitiría hacer el pago de aquella estupida deuda.

Observando de manera minuciosa el polaco, que sabía que algo extraño pasaba en su hijo, lo había visto en sus ojos, en sus acciones, como en aquella que lo sorprendió verle corriendo en dirección a la salida en donde se hallaba la egipcia discutiendo con los hombres de Andreį a lo que de cierto modo vio, que le guardaban respeto ya que estos pese a que le impedían su salida, no se acercaban del todo a está que les impartía una mirada dura.

Aquello sin mencionar la de Andreį que había llegado al lugar y le había visto sacar a todos sus hombres para quedarse solo con la fémina que no se le inmutaba y no era sorprendente, Apoloniusz habia conocido a una Leto muy opuesta a lo que todos estaban acostumbrados, auna mujer fuerte y con agallas.

-¡¿A donde mierda te diriges, acaso crees qué pagaras el dichoso favorcito, como una puta?! -le dirigió el masculino que veía todo rojo de la ira que habitaba en su ser y es que aquella mujer con solo verle ya le producía tales sentimientos.

Sin embargo Leto que estaba un tanto dislocada por todos los sucesos que habían acontecido emocionalmente; solo le miró, no iba a explotar, como tampoco quería discutir, no con él y no por que quisiese llevar la fiesta en paz, si no por que con él, ella era otra, dejaba de lado cada enseñanza cada filosofía que se le había inculcado y eso estaba mal, estaba mal ante la sociedad, ante su religión, ante todo lo que la definía.

-Yo... solo pretendía salir un rato -le respondió al verle que no se quedaría satisfecho hasta escucharla y si seguía con su silenció se produciría obviamente una guerra entré ambos.

》Necesitó algo de aire... -finalizo luego de un largo y profundo suspiró, uno que necesitaba para controlarse y controlar todo lo que en su ser ebullia.

-¿Y a donde cojones, si tú no conoces nada de aquí? -siguió cuestionandole y aunque ella si conocía, simplemente no le diría por qué sabía que su temperamento ahora daba para todo menos para cuestionar sus palabras, pues él seguía a la defensiva con ella.

-Entonces pídele a alguno de tus hombres que me lleve a cualquier lugar, pero en verdad necesitó aire que me deje meditar -le indicó por qué realmente necesitaba, anhelaba, deseaba con todo su ser salir de aquél lugar que la atormentaba con recuerdos y promesas que la llevaron a donde ahora había caído, en un espantoso hueco.

-Ni hablar, iré por un maldito auto y de aquí ni te muevas -la sentenció señalandole con su índice, sintiendo más rabia por haber accedido a aquello.

Pero es que no deseaba en nada y por nada, que alguno de sus hombres la sacará, no cuándo para todos ella era un pedazo de carne al que deseaban pero también había notado que admiraban y de cierto modo en una forma que no comprendía, pues no deseaba darle etiqueta; él también lo hacía.

Sin embargo él lo necesitaba, en un incomprensible acto su ser también le suplicaba por ése lugar que quizás con ella podría compartir y aunque fuese extraño y encontra de lo que tenía que hacer, lo estaba haciendo, dejaría de lado por el momento aquello; eso, si es que se podía.

La BRÚJULA del DEMONIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora