El tiempo es efímero y pasó volando para cada uno de ellos, logrando todo aquello que se propusieron después de dejar de tocar y ser parte de Kaisen. Ahora se encontraban allí, en esa disquera donde Celtian se consolidó como la banda más grandes y exitosa de todos los tiempos pero, como todo empieza, también acaba y llevándose con ellos los más grandes recuerdos.
-De una estrella desprendido un trocito hecho de latido...- cantaba frente a ese microfono de grabación con todo el corazón -Que lleva el compás de mi respiración de mi alma...- saludó sonriendo a las personas del otro lado del cristal.
-Sobre mi vientre se dibujan curvas de amor hechas cuna y mi piel te abrigará cuando la noche llegue a ti...-
Guardó silencio un momento, después de escuchar una hermosa melodía de violín por los auriculares que rodeaban su coronilla.
-Y mañana la luna cantará las canciones que yo le enseñé...- la voz de su hermana la acompañó en un pequeño coro que grabó previamente -Las estrellas y el bosque cuidarán de que crezcas feliz aún sin mí...- sus ojos se llenaron de lágrimas que no iba a soltar, la letra era movilizante -Cada vez que sientas la soledad, cada vez que tú quieras llorar, mira al cielo y allí me encontrarás...- levantó una mano como queriendo tocar algo imaginario -Soy la estrella, esa que brilla más...- inhaló profundo, quedaba mucho por terminar.
-Y es que la vida tiene normas, para que nazcas yo tengo que morir, pero jamás yo dejaré de estar en ti...-
Interpretó el estribillo una vez más. Podía sentir una presencia muy cálida detrás de ella, volteó a penas, pero no encontró a nadie aunque, tenía una certeza de quién podía ser.
-Te veré crecer desde aquí, pues mi olor está en cada flor y la brisa traerá los besos que dejé a deberte, mi amor...- no pudo contenerlo y una lágrima rodó por su mejilla -Cada vez que la vida te haga dudar mira al cielo, yo te guiaré...- limpió su rostro recompuesta -Seré tu estrella, mi amor...- tocó su pecho con melancolía -Soy tu luz...-
Lo dio todo al finalizar esa letra que Irene compuso con tanto amor para su pequeño Aslan, cuando cumpliera cuatro años y suplicando, antes de irse, que ella la cantara ese día para él. Así lo hizo, era su hermosa manera de estar presente en su vida y lo único que podía dejarle en ese mundo. Aplausos lo inundaron todo, junto con lágrimas y risas llorosas, después de un corto silencio.
-Dea, hermanita...- sorbió su nariz, hablando por el intercomunicador y secando sus lágrimas -Estuvo hermoso-
-¿Si?- limpió su nariz, muy ruidosamente, eran un desastre en lágrimas -¿En serio?-
-Si, preciosa- respondió Lai con su hijo en brazos -Fue lo más emocionante que escuché en mucho tiempo-
Caminó hasta ellos, después de quitarse los auriculares y dejarlos sobre el atril.
-Mami, cantas muy bonito- dijo el pequeño en sus brazos -¿No, hermano?- preguntó al niño de ocho años debajo de él.
-Si, te dije que mamá cantaba muy bien, Aslan-
Eran muy unidos, de hecho, tenían entrezadas sus pequeñas manitos uno con el otro. Eran hermanos y sin importarles que nada los unía, ni siquiera, la sangre.
-Bueno, Dea...- Keilot manejaba la consola como todo un profesional -Ya está hecho, lo subí a todas las redes sociales habidas y por haber, de nada-
-Habíamos quedado que no harías eso- no tenía palabra -Y no pienso darte las gracias por nada-
Él se relajó en su silla con un gesto tan cínico en el rostro, que deseaba borrar de un golpe. No lo hizo, ya que su hermana tomó asiento sobre sus piernas, para escuchar la grabación una última vez y tendría que quitarla del camino y eso, era un fastidio.
-¡Hechicera!- azotó la puerta del estudio -¡Te escuchamos desde los parlantes del lobby!- él y todos los demás miembros de la ex banda de su esposo estaban allí -¡Prometiste que nos esperarías, para darle el regalo todos juntos a mi ahijado!- reclamó indignado.
-¡No molestes, chamán!- refutó ella -¡Hola, Gaudy!- saludó con emoción al niño sobre uno de sus brazos -¿Utahime no pudo venir?-
-Hola, tía Dea- respondió el pequeñito -Lisa es muy llorona y mi mami la está cuidando-
Su hermanita había nacido hace dos meses y aún era muy pequeña para salir al mundo.
-¡Ey! ¡Ustedes!- golpeó el cristal delante de su nariz con la palma de su mano -¡Salgan de ahí! ¡Romperán algo!-
-¡Vamos, primo!- respondió Toji detrás de la batería de estudio -¡Por los viejos tiempos!-
Interpretó un solo de platillos y tambores con muchísima agilidad. No lo había olvidado.
-Aún seguimos siendo Kaisen, viejo- Sukuna se encontraba afinando un bajo con su afilado oído -Sería bueno saber que tan oxidados estamos- dio unos punteos invitándolo a tocar.
-Vengan, chicos- los riffs de Geto eran impecables, no había perdido el toque -Satoru, necesito una primera guitarra aquí-
-Voy-
Bajó a su hijo con los demás niños e ingresó a la cabina.
-¿Volvemos, Lai?- chocaron puños con su mejor amigo.
-La pregunta ofende- sonrieron cómplices -Kaisen, aquí y ahora, volverá a tocar-
-¿Listos?- preguntó Kylar detrás de la consola de mando -Prepárate, Naoya...- levantó el pulgar a su primo con cámara en mano -Esto será en vivo-
-Sus seguidores en instagram se volverán locos después de cuatro años-
Acotó él, dando inicio, cuando comenzaron a tocar uno de esos temas que hacía tantos años no interpretaban y que esperaban no haber olvidado.
-Así es como todo comenzó, hermanita-
El antiguo recuerdo de haber escuchado a Kaisen por primera, aún seguía allí, en su memoria y sobre ese escenario. El recuerdo de cuando se enamoró de ese hombre, de ese joven cantante de ojos de ensueño y que ahora, después de tanto luchar, alegraba su vida. Era parte de su existencia y siempre lo sería, hasta la eternidad.
-Sí, Gaia- levantó a su pequeño Aslan en brazos, regalándole un enorme beso de cumpleaños -Antes de que tú nacieras, tu papá tenía una banda con los tíos-
-Sí, mi mami Irene me lo dijo- él soñaba todas las noches con su madre -Y también me dijo feliz cumpleaños-
-Eso está muy bien, mi amor y me alegro mucho, tu mami te amará por siempre-
Juntó sus mejillas en un tierno abrazo y un flash invadió sus ojos de imprevisto.
-Los adoro- besó a cada uno -Y a ti también, amigo- tomó una fotografía de su otro hijo que jugaba con Gaudy a unos metros -Solo salí a inmortalizar el momento- los abrazó -Los amo y ya vuelvo-
Regresó a la cabina a pasar un tiempo de calidad con sus antiguos amigos y con esos hermanos que la vida de regaló, para no sentirse tan solo. Ninguno de los dos necesitaba más para ser felices, solo sus amigos, su pequeña familia y nada más. Porque él la amaba y siempre la amaría, desde el primer momento que fue consciente de su existencia, como aquella diosa que contempló tocando el violín hace tanto tiempo atrás. Nunca la dejaría ir, porque siempre y así pasaran mil vidas, volverían a encontrarse porque los dioses predestinarían.
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Una nota más [Jujutsu Kaisen]
FanfictionUna nota más, tan solo una nota más y lo perdería todo. Una nota más y le entregaría el corazón. Una nota más y perdería el alma. Una nota más y ya nada en el mundo sería igual. La música los unió en aquel escenario, pero la arrogancia y la frivolid...