Lobo Que Camina Solo

Capítulo 31: ¿Hombre o máquina?

El ascensor empezó a ascender y él se quedó dentro en silencio, apoyado contra la pared. Respiró un par de veces antes de sacar su TACPAD y mirar a través de él, viendo las distintas cámaras, deteniéndose cuando vio a Cinder sentada en su silla. Ella se estremeció visiblemente y él la miró durante unos segundos antes de presionar el botón en el nivel inferior nuevamente, sintiendo que el ascensor bajaba una vez más. Ozpin la mantuvo aquí por una razón y decidió sacarla.

Él era la razón por la que ella estaba en este estado.

"¿Por qué vamos a bajar?" Preguntó el Monitor.

"Voy a sacar a esa mujer". Él respondió.

"¿Alguna razón en particular?" Ella preguntó.

"Ozpin la torturó posiblemente durante años y yo soy la razón de eso. Si hubiera sabido que la mantendrían como un juguete para él, entonces la habría matado". Él dijo. Ella emitió un breve tarareo antes de quedarse en silencio y flotar junto a él. Sintió la sacudida del ascensor deteniéndose y las puertas se abrieron poco después. En la distancia, pudo ver el cadáver colgado y los proyectiles y casquillos esparcidos por el suelo. Los siguientes minutos los pasó recogiéndolos y colocándolos en su bolso. No quería que quedara nada de lo que estaba aquí. Incluso la cosa más pequeña podría darles una ventaja a sus enemigos.

Cuando terminó, miró el cadáver del tonto y negó con la cabeza antes de dirigirse a la celda. El Monitor lo abrió y él lo abrió con un fuerte crujido, mirando a Cinder. Ella lo miró con cuidado y él le devolvió la mirada antes de mirar a su alrededor y ver las herramientas de tortura usadas en una mesa. Se acercó a él y vio que todos todavía tenían sangre seca, lo que le hizo negar con la cabeza.

Se dio la vuelta para ver a Cinder entrar en pánico en su silla y pareció darse cuenta de quién era él después de mirar su DMR. Hizo algunos ruidos incoherentes cuando él se acercó y cerró los ojos con fuerza cuando se arrodilló y miró su mano. Él miró uno de sus dedos y vio que estaba doblado en un ángulo extraño y luego la miró.

"Esto dolerá por un segundo". Advirtió, viendo sus ojos abrirse cuando él agarró suavemente el dedo dislocado y lo volvió a colocar en su lugar. Un grito atravesó la habitación y ella sollozó ante el repentino estallido de dolor. Él desató las ataduras de sus muñecas y pies antes de retroceder. Ella sollozó en su lugar durante unos minutos mientras el dolor amainaba un poco mientras él examinaba su bolso. Se sacaron algunos vendajes y alcohol, así como un bálsamo curativo.

Cuando su llanto se calmó, se congeló cuando se acercó a ella y mantuvo los ojos cerrados. Ella los abrió temblorosamente cuando él limpió suavemente las áreas con cortes con alcohol antes de frotar el bálsamo curativo en los vendajes y colocarlos sobre sus heridas. No se dijo nada y el único sonido fue el de ella sollozando o haciendo una mueca de dolor. Pasaron los minutos y Six había pasado por un par de rollos de vendas y la mitad del frasco de bálsamo.

"¿Por qué?" Preguntó ella dolorosamente. No había hablado en meses y le picaba la garganta por los constantes gritos.

"No deberías estar aquí." Él respondió.

"T-tú fuiste quien me puso aquí ..." Tragó dolorosamente. Se apartó de su mirada y se tensó cuando se detuvo en ella durante unos segundos.

"No sabía que esto es a lo que estarías expuesto. Si hubiera sabido que te torturarían durante años, te habría matado cuando te encontré por primera vez". Respondió con sinceridad. Estuvo en silencio durante unos minutos mientras ella se sentaba allí, sin mirarlo.

"¿Me vas a matar ahora?" Preguntó ella en voz baja.

"No desperdiciaría mis suministros en ti si lo fuera". Sacudió la cabeza. Ella se estremeció ante su tono y él suspiró antes de levantarse, ayudándola a levantarse. Sus piernas temblaron horriblemente y cayó hacia adelante, solo para ser atrapada por él. Cuando la miró un poco más, se dio cuenta de lo delgada que estaba en realidad. Simplemente la cargó en sus brazos y salió de la celda, regresando al ascensor. Había terminado con la matanza por ahora, no había una razón para matarla.