Lobo Que Camina Solo

Capítulo 42: Limpieza de primavera

Six salió de un gran hoyo de púas y lo cubrió con varias ramitas y luego colocó ramas llenas de hojas sobre él antes de cubrirlo con una pequeña cantidad de tierra. Caminó un poco hacia el norte y cavó un pequeño agujero, del tamaño de su puño y colocó un explosivo cargado con metralla venenosa. En caso de que escaparan, perecerían poco después. Ninguno de ellos iba a salir vivo de aquí.

Los árboles que lo rodeaban se balancearon con el viento y la brisa agitó un poco su capa. Era casi pacífico con la forma en que el sol de la tarde se asomaba a través de las hojas y los pájaros cantaban arriba, volando de rama en rama. Algunos lo miraron brevemente antes de volar poco después, mientras que otros se fueron a sus nidos. Su peso dejó huellas en el suelo blando de abajo y tarareaba en voz baja mientras paseaba por la naturaleza.

Auspicioso flotó junto a él, escaneando algunas plantas y se detuvo momentáneamente cuando ella lo hizo. Después de unos segundos, ella regresaba junto a su hombro y miraba alrededor del área, simplemente disfrutando de la paz y la tranquilidad que ofrecía el desierto. A través de una planificación cuidadosa y la recopilación de la información necesaria, se le ocurrió un plan para deshacerse del calor de su espalda.

"Existe la posibilidad de que esto salga mal". Ella dijo y lo miró.

"No todos mis planes son infalibles, pero esto debería eliminar cualquier oposición que nos siguiera o apuntaría al asentamiento". Respondió y se acercó a otra trampa. Era una trampa simple, pero el ángulo en el que había establecido un agujero de araña le permitiría matar a la víctima con un simple disparo en la cabeza.

Después de quedarse con Maaya y los niños por un tiempo, se sintió un poco más tranquilo y notablemente menos sediento de sangre. Se dio cuenta de que se estaba entregando a sus tendencias más violentas. Cada muerte brutal que cometía le hacía sentir una pequeña sensación de satisfacción enfermiza que había estado reprimiendo desde su infancia. El impulso de mutilar o mutilar al igual que el Pacto había hecho con sus padres.

Era como una droga enfermiza que se retorcía en sus venas. Escuchar cada chasquido de huesos, desgarros de carne y gritos aterrorizados de sus víctimas lo hizo sentir una oleada de adrenalina. Matar a Ozpin le hizo darse cuenta de lo lejos que había llegado por la madriguera del conejo, y necesitaba recuperarse. Necesitaba volver a sus raíces y ser lo más eficiente posible.

Fue entrenado para ser agresivo, no imprudente. Este último siempre terminaba creándole más problemas en el futuro.

"¿Pensando como siempre?" Ella preguntó.

"Sí" Él asintió y siguió caminando por un pequeño sendero de tierra. Matar a los cazarrecompensas era su objetivo principal en este momento, matar a Hazel Rainart era el siguiente y obtener el objeto era el último. Sería una tarea difícil, pero él estaba acostumbrado a este tipo de cosas. Hacer tareas difíciles siempre fue gratificante cuando las completó.

"Después de adquirir la reliquia, lo mejor para nosotros es mantener nuestra presencia en un nivel bajo durante un tiempo". ella aconsejó.

"He estado haciendo eso durante los últimos meses". Respondió.

"Va a haber mucha atención hacia nosotros". Ella dijo.

"Lo sé, pero cuanto antes acaben con Salem y sus aliados, antes se librará el mundo de un molesto parásito". Respondió y revisó otra trampa. Se había apagado suficiente calor para que él terminara de deshacerse de quien quisiera reclamar la recompensa. Una vez que estaban muertos, hizo que el Monitor ingresara a los sistemas para reenviar el gravamen a una cuenta segura y secreta.

Retiraría el dinero y comenzaría a distribuirlo en varios asentamientos para aumentar sus posibilidades de supervivencia. Era lo menos que podía hacer con la cantidad de destrucción que ha estado causando desde que llegó a esta Instalación. Una oportunidad para que se reconstruyan a partir de las cenizas y vivan lo mejor que puedan.