PRÓLOGO.

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Asher se encontraba perdido en sus pensamientos mientras se preparaba para salir al escenario. Trabajaba como suplente de una banda y cuando no lo necesitaban se encargaba de lo técnico. No era el gran sueldo pero al menos le ayudaba con sus gastos.

Esta vez cubriría al baterista, los minutos pasaron rápidamente y fue su turno de tocar. Para Asher la música lo era todo, era la manera en que sacaba todas sus emociones. Los chicos de la banda lo apreciaban y buscaban por ello.

Eran sus únicos amigos, entre todos se apoyaban. Cada uno tenía sus problemas y lo sacaban todo cuando tocaban.

Terminaron exhaustos, y se quedaron a escuchar a las otras bandas. Asher había ido por una cerveza, bebió un poco y caminó de vuelta con sus amigos pero una persona le llamó la atención sacándolo de sus pensamientos.

Era un chico castaño, se veía algo mayor a él, nunca lo había visto en el bar antes. Estaba con un chico rubio de rasgos asiáticos a quién tenía abrazado por los hombros.

Decidió no darles importancia y siguió su camino sin saber que también era observado por aquel chico mayor. Él chico rubio que lo acompañaba lo notó y frunció el ceño.

No tenía remedio, quitó sus brazos de él. Al menos hubiera esperado una reacción por ello pero él no hizo nada lo que lo irritó aún más.

- No sé porque me convenciste a venir a este lugar -dijo cruzado de brazos con desagrado-.

- Escuché que era interesante -dijo aún viendo a Asher-. Y no me equivoqué.

- Creí que esta vez me tomarías enserio Sasha pero nunca vas a cambiar.

Sasha lo miró con una sonrisa.

- Yo te dije que no me interesabas y tú insististe en que solo sería sexo. Así que quise ser amable y sacarte de vez en cuando.

- ¿Sacarme? No soy tú maldita mascota.

Sasha lo tomó del mentón mirándolo desde arriba serio.

- Cariño, eres menos que una mascota. Así que sé bueno y tráeme una cerveza -le dio su tarjeta-.

Él rubio contuvo su frustración y se alejó.

Asher y sus amigos disfrutaban de la música mientras bebían y fumaban ya relajados. Pero en algún momento de la noche él recordó a aquel chico y lo buscó con la mirada pero ya no logró verlo. Todas las bandas terminaron de tocar casi a las 4 de la mañana.

Esa noche sin imaginarlo Asher veía en sus sueños a aquel chico.

Mientras que Sasha se encontraba ocupado encargándose del castigo adecuado para su acompañante.

- Sasha por favor... se gentil...

- ¿Porqué debería escucharte? -susurro en su oído mientras lambia su cuello lentamente-.

- Cada vez es más difícil esconder las marcas que me dejas... -dijo con el rostro sonrojado-.

- ¿Enserio? -dijo con una sonrisa de lado- supongo que está vez haré una excepción.

Aprovechó que estaba esposado a la cama y descendió despacio hasta su ombligo. Sin dejar de pasar su lengua por todo su cuerpo. El rubio se estremecía.

- ¿Y sí te dejo una marca aquí? -dijo sujetando su miembro con fuerza-.

El rubio se quejó de dolor a lo que Sasha solo rió.

- Esta noche será interesante....

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