Entró detrás de Sesshomaru con un incómodo caminar, deseó golpear la cabeza del hombre contra la pared. Mentía, deseó rogarle que continuara tocándole y hacerla sentir lo inimaginable con tan sólo aquella mirada suya que tanto le estaba volviendo loca.
Los ojos ámbar penetrantes que le intuían deseaban lo mismo que ella estaba deseando.
Lo miró de arriba abajo, había crecido en gran manera, su cuerpo romano estaba en buena forma sin llegar a ser el típico hombre con músculos y poco cerebro, era candente e inteligente lo que un arma de doble filo tendría, en especial Sesshomaru que siempre había sido alguien tan peculiarmente intrigante.
Incluso aquella voz que no le molestaría escuchar constantemente, algo dentro de ella creció y era otro deseo, quería que él dijese su nombre, acompañado de un "Te quiero coger".
—Bueno, conoces la casa, ya sabes que tu habitación está arriba y puedes acomodarte con confianza —ella asintió y comenzó a caminar hacia las escaleras, giró para ver al hombre recargarse en la pared de la entrada.
— ¿No me ayudarás a subir la maleta? —negó con una sonrisa burlona clavando los ojos en ella, sólo para mirarla subir—. Ya veo.
Kagome enmarcó una ceja indignada. Si quería jugar, ella también lo haría.
Recogió su bolsa con rapidez y comenzó a arrastrar la maleta. Sesshomaru contempló en todo momento su cuerpo al intentar subirla por los escalones y con dificultad la escuchó llegar al segundo piso, sólo entonces se dirigió hacia las escaleras para subir detrás de ella.
Ella prestó atención en que se acercaba hacia donde se encontraba. Dio vuelta para verlo ahora recostado sobre el umbral de la puerta de su habitación y lo admiró, era en verdad, una cosa para disfrutar, con los brazos enganchados a su cintura en una espectacular vista masculina que la hacía recorrer sus ojos de arriba hacia abajo, distribuyendo su atención en cada detalle de aquella figura.
— ¿Te gusta lo que ves?
La chica hizo un sonido de desaprobación y por un segundo quiso asentir, pero no le daría el gusto de hacerlo.
—Hay mejores, pero supongo que podría funcionar —un "Ya lo creo" se quedó en la garganta del joven y se acercó a ella para tomar en sus manos el cuerpo de la mujer, pero ella enseguida lo rechazó alejándose por unos centímetros—. Pero, si somos como hermanos, ¿no es así?
Sonrió tiernamente y se acercó a abrazarlo, algo que lo desorientó por completo.
—Es un alivio que la trajeras en una pieza, ahora puedo confiar en ti.
—Ha, muy gracioso —separó su cuerpo de la azabache sólo para dirigir la mirada hacia su padre que los miraba sonriente—. No quiero que me pidas más favores, si se tratan de la niña estresante.
—La niña estresante es tu hermana menor, y espero que lo comprendas, ¿verdad Inu? —su padre asintió riendo y entonces ella lo abrazó también—. ¿Quieren que prepare la cena?
—No, por favor, ¿olvidas la última vez que lo intentaste? —ella negó fingiendo olvidar el recuerdo. Sólo había sido su primer intento en el que terminó quemando el asador con aquellos champiñones portobello que finalmente quedaron achicharrados junto con el pasto y el preciado artefacto de Inu No Taisho, desde entonces ninguno de los dos, su madre y él, la dejaban cocinar cuando se veían para celebrar. Inuyasha siempre terminaba cocinando para ellos o en un restaurante—. Hoy tengo un poco de antojo, ¿quieren salir a comer?
Ella asintió guiñando el ojo a Sesshomaru que desvió la mirada hacia otro lado, salió rápidamente de la habitación con un solo pensamiento, y en su mayoría era calmar el excitante pensamiento que tenía sobre ella y sus bragas de encaje que ya había tenido el placer de tocar, imaginó que fueran de un color pálido, incluso blanco, por la pureza que seguramente todavía poseía. Y lo quería para él, completamente.

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Tentado a tocar
Fanfiction+18 Sesshomaru defiende su orgullo a toda costa, y más si se trata de Kagome, aquella niña odiosa que tanto le molestaba en su juventud. Es una pena que después de tanto tiempo, aquella niña se ha convertido en una mujer que hace que sus pensamiento...