Y sí lo hizo, pensó durante toda la noche la manera en la que podía rechazar aquella oferta después de todo su rectitud pendía de un hilo, la locura y salvajismo en el que Kagome quería meterlo era algo que nunca en su vida pensó, lamentablemente sus deseos lo traicionaron, después de todo sí anhelaba hacer con ella lo que fuese.
Divagó la tarde entera en su habitación pensando en los pros y contras de aquella relación ficticia que estaban comenzando a formar, dos días y puede que el título de amigos con derechos caía a la perfección entre ellos.
Meneó la cabeza, no era buena idea tener "derechos" con una persona que prácticamente era su hermana, y que debía tratar como tal.
Sus pensamientos se esfumaron luego de que alguien tocase la puerta y entrara enseguida.
— ¿Ya lo pensaste?
— ¿Es tan necesario aceptar ya? —recostó su cabeza en la almohada suspirando, sólo debía decir: "Estoy de acuerdo", pero su orgullo marcaba un fuerte límite a lo que su corazón deseaba.
Kagome le miró risueña, caminó tan sólo unos pasos para acercarse a la cama y sentarse a horcajadas sobre de él.
—No tienes que hacerlo si no quieres, yo sé que no podrías lograrlo —sostuvo el borde de su playera para hacerlo rabiar, era una extraña forma de decir que sabía que sólo así podría aceptar, pegar fuertemente en el ego del hombre, algo que descubrió poco tiempo después de que él comenzara a tratarla con indiferencia. Siempre trataba de tener la razón y a ella no le molestaba hacerlo molestar para obtenerla.
Sesshomaru subió la mirada para observar su belleza, el cabello azabache le entornaba de la manera más hermosa su rostro redondo, aquellos ojos que inspeccionaban cada parte de su ser, y aquellos labios que se curvaban con repetición sólo para hacerlo fastidiar, algo que él hacía mucho cuando niños hasta el último día que la vio.
Se comenzó a mover con lentitud, un movimiento casi imperceptible, lamentablemente para él, todo lo que ella hacía era muy perceptible. Levantó su torso hasta verla frente a frente y dejó que le quitase la playera.
La joven ahogó un suspiro cuando le vio, tenía tantas sorpresas que estaba segura de que se impresionaría más si viera algo más allá de su torso desnudo.
Ella se acercó a besar sus labios, que fueron abrasados por un calor intenso al sentir que el hombre se abría paso a través de su cavidad con la lengua, la sostuvo fuertemente contra su cuerpo y se dejaron caer sobre la cama, en donde continuaron el baile de masajes con ropa.
La chica sonrió alejándose de él sólo para comenzar a regar besos húmedos a través de todo su cuerpo, paró en el abdomen para contemplarlo, y él masculló una maldición cuando la mujer lamió su línea final hacia el principio del pantalón.
No quiso si quiera verla, sólo disfrutó cada segundo que pasaba mientras ella desabrochaba el botón y comenzaba a bajar el cierre, estuvo por lanzar un largo suspiro cuando la mano de la mujer acogió su miembro, ansioso porque ya lo tocase por fin miró a la joven que ya lo estaba viendo también con una sonrisa jocosa.
Ella ya sabía el poder que tenía, pero tenerlo sobre él era gratificante, creía que era porque Sesshomaru siempre la trató como una amiga, o mejor dicho como un ser que podía ignorarse con facilidad, nada más que una persona que miras el la calle y olvidas su existencia el resto de tu vida. Kagome no era más que eso para él, o eso creía.
Bajó con temor la única pieza de tela que la separaba de conocer la talla de sus zapatos y se mordió el labio inferior en cuanto lo observó.
Un digno oponente de semejante hombre.
Colocó su mano sobre la base y jaló ligeramente hacia arriba, causando estragos en el cuerpo del hombre, acercó su rostro para besar con lentitud la cabeza y volvió a estremecerse.
—Me estás volviendo loco mujer.
—Podría dejarte como la primera vez que me tocaste.
— ¿Y lo harás? —preguntó intrigado porque su respuesta fuera un contundente "No", para su suerte, ella bajó la cabeza y abrió con lentitud la boca para introducirlo.
La calidez de su cavidad bucal y los ávidos movimientos de la mujer sacudieron su interior y no dudo ni un segundo en moverse al son que ella lo estaba manejando, no le quedaba de otra más que hacer lo que ella quería.
Con una mano Kagome jaló de arriba abajo mientras su lengua hacía la misma acción.
No dejaba de pensar en que tenía que hacerle sentir placer, y no estuvo en lo incorrecto cuando lo sintió estremecerse y venirse un segundo después.—No, no lo hice —sonrió burlona. Sesshomaru elevó una ceja, sólo entonces comprendió que no habría manera de resistirse a aquella mujer.
Aceptaría sin rechistar más.

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Tentado a tocar
Fanfiction+18 Sesshomaru defiende su orgullo a toda costa, y más si se trata de Kagome, aquella niña odiosa que tanto le molestaba en su juventud. Es una pena que después de tanto tiempo, aquella niña se ha convertido en una mujer que hace que sus pensamiento...