—Kagome llegará en una hora, debes ir por ella —su padre Inu No Taisho, una montaña en ciudad, su altura afortunadamente fue heredada, pero no tanto como su encanto y empatía por las personas, para Sesshomaru no le era agradable tratar con personas, especialmente si se trataba de Kagome. Inu le miró con reproche al notar que sólo desvió la mirada para ignorar por completo lo que le estaba diciendo—. Y debes ir tú, Inuyasha no está, sabes perfectamente que tampoco maneja.
Ah, sí, su hermano, aunque no le molestaba en lo absoluto, después de todo era irreverente e idiota, lo odiaba.
Incluso menos que Kagome, quien también se describía como una mujer sin vergüenza, es por ello por lo que su hermano y ella tenían tan buena amistad.
— ¿No puede tomar algún tipo de transporte que la traiga hasta este lugar? ¿Cómo se llaman? —entrecerró los ojos fingiendo pensar—. Oh sí, se llaman taxis, y hay muchos en el aeropuerto.
—Sólo ve por ella —reclamó una vez más su padre al verlo levantarse para partir, no lo dejaría irse a menos que hiciera lo que le decía, y entonces supo cómo hacerlo fastidiar—. Recuerdo a un niño que le gustaba...
—Corrijo, nunca me gustó, sólo era una niña interesante, una tonta, muy torpe, estúpida, distraída niña.
Otra cosa más en su lista no negaba que era adorable de niña, más si él era más grande que ella, en los dos sentidos tanto de edad como de altura, y alguien tan pequeño y frágil le atrajo, especialmente porque siempre fue tan inocente y logró hacer con ella lo que quisiera.
No lo mal piensen, le pedía que trajera cosas tal como un perro, o masajear su espalda luego de terminar sus prácticas de béisbol.
—Deja de hacer un berrinche tan infantil y ve por ella —gruñó por última vez antes de salir de la casa para trabajar. Su padre era dueño de una pequeña empresa que los hacía ganar lo suficiente para que él pudiera darse sus lujos, así como su hermano que nunca se encontraba en casa sino viajando. Inu volvió a abrir la puerta y asomó su cabeza por unos segundos—. Y más te vale que la traigas en una pieza, porque su madre nos la ha encargado. Y quiero verlos temprano para cenar.
Sesshomaru enarcó una ceja ante su amenaza y asintió finalmente. Kagome también siempre había sido eso, torpe y distraída lo cual ya confesó que sí le agradó en un principio, pero claro, sólo cuando eran niños, luego creció y comenzó a ser odiosa, al hombre de cabellos platinados no le agradó y finalmente comenzó a alejarse, e incluso para cuando ella entró a la misma Preparatoria que él, decidió continuarla en una extranjera para no tener que soportarla. Inuyasha, por su parte era otro idiota que también se había vuelto odioso después de la muerte de su madre, es por ello por lo que creía que seguía viajando después de tanto tiempo.
Sus pensamientos lo llevaron a subirse al auto y dirigirse hacia el aeropuerto con la velocidad al mínimo, podía ir por ella, pero si en el transcurso de ese favor le hacía la vida imposible, lo haría.
Desde que tenía memoria su familia y la de Kagome se unió, e incluso más luego de la muerte del padre de la mujer, que también pensaba que conllevó a que ella fuera tan estresante. Veranos largos en la casa de los Higurashi, vacaciones, fiestas, reuniones, siempre estaban ahí. Afortunadamente ahora con sus 25 años tenía la decisión de no verlos y quedarse en casa el mayor tiempo posible o haciendo lo que fuera, menos ahí.
Llegó al aeropuerto una hora y media después, sólo para estacionarse y entrar por las puertas recibiendo toda mirada alguna de las mujeres. En un principio cuando conoció el poder que tenía sobre las mujeres le incomodó que eso sucediera, pero luego cuando su deseo creció no dudó ni un segundo en aprovecharse de eso, a cualquier mujer que quisiera tomar lo hacía y sin necesidad de sentirse mal, no había mujer que rechazara su cuerpo y eso le gustaba.

ESTÁS LEYENDO
Tentado a tocar
Fiksi Penggemar+18 Sesshomaru defiende su orgullo a toda costa, y más si se trata de Kagome, aquella niña odiosa que tanto le molestaba en su juventud. Es una pena que después de tanto tiempo, aquella niña se ha convertido en una mujer que hace que sus pensamiento...