Noveno capítulo

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— No, no y no —Jihoon se exaltó, mientras respiraba erráticamente,— Seungkwan no lo voy a hacer...

— Pero ya te inscribí al concurso —puchereó,— Sé que debí preguntarte antes y perdón por eso, pero no me resistí.

Si. Seungkwan en medio de su locura, había inscrito al de menor estatura en un concurso de composición y canto.

Jihoon se quería morir, aunque ahora no literalmente.

De a poco había vuelto a componer con mucho esfuerzo y sin derramar lágrimas gracias a Seungcheol, quien lo tranquilizaba si empezaba a ponerse ansioso al no poder escribir.

Pero ahora, con la presión de un concurso a sus espaldas, temía no ser capaz de sobrepasar sus propias expectativas al escribir una canción y terminar por deprimirse más.

— Kwanie, n-no puedo —trató de excusarse,— Sabes que voy lento con el tratamiento y si, volví a componer, pero eso no quiere decir que no me estreso al hacerlo... Me duele, pero intento salir adelante.

— ¿Y por qué no plasmas lo que sientes? Ji, siempre te he visto componer lo que los demás necesitan: el himno del colegio, las clases del profesor de música; que por cierto, no sé por estudió eso si ni sabe explicar —chasqueó la lengua,— Las melodías para alguna persona que planea debutar en alguna empresa o yo que sé —Seungkwan lo tomó del hombro,— Quizás es la oportunidad de que seas tú mismo... Quién sabe, quizás vuelvas a encontrar tu chispa. Piénsalo ¿Si?

Jihoon asintió, Seungkwan tenía razón.

Llegó a su casa pensativo. Aunque si se ponía a pensar seriamente, el concurso era en dos semanas y tenía una para entregar la canción, con instrumental y una pequeña descripción.

Estaba en cero, sin imaginación ni sentimientos felices y sintió que su ansiedad volvía.

Dos horas encerrado en su habitación y muchos papeles arrugados esparcidos por el piso y un ambiente tenso; Jihoon no sabía cómo explicar lo que sentía sin ponerse a llorar y gritar de frustración.

Se sentó en el sueño y se apoyó en la cama. Observó la nueva guitarra, regalo de Seungcheol y la rozó con los dedos. La tomó entre sus brazos y tocó las cuerdas. Sonó e inconscientemente sonrió.

C-como si nada s-sucedió —su voz quebrada acompañaba los acordes tristes,— Me dije a m-mi mismo que todo fue un s-sueño...

Quizás, crear una canción sobre si mismo era más fácil si pensaba en su hermana, en su mejor amigo; pero principalmente en Seungcheol.

Y sólo quizás, se quedó dormido aferrado a aquel instrumento, solamente para sentir al contrario más cerca de sí.


Entre Ritmos y Melodías | Jicheol ³Donde viven las historias. Descúbrelo ahora