"Los ojos no saben guardar secretos".
. . .
Volví a ver a Holden una ocho días después.
Había refrescado tanto que todo en el colegio comenzaban a llevar suéteres de lana, gorros y bufandas. Mi madre decía que eran bonitos y algo tiernos, se sentía orgullosa de comenzar a pertenecer al pueblo un mes después de haber llegado y prácticamente saludaba a todo el mundo como si los conociera de toda la vida. Se había olvidado de mis tías y mis abuelos, ya no los llamaba tan seguido como al principio y les dedicaba el parte de nosotros con cortos mensajes de «estamos bien».
A su manera, siguió adelante.
Abbi había dejado atrás el resentimiento sin sentido conmigo y volvió a tratarme como antes. Animó a Sara para que me invite al cine y prácticamente me obligo a aceptar con una mirada tan insistente que me siguió hasta en los sueños. Aunque yo no estaba de tanto humor como ellas, pero de todas formas acepte.
—Debes comportarte como un caballero—regañó Abbi la tarde anterior a la cita, en el supermercado. Habíamos acompañado a mi madre a hacer las compras de otoño y mientras yo empujaba el carro por todas las góndolas ellas se dedicaban a lanzar mercadería dentro.
Rodé los ojos.
—Y yo que pensaba comportarme como mono.—Me sentía tonto hablando de eso con tanta obviedad.
—Y debes peinarte.
—¿Qué?—Alcé las manos hacia mi cabeza y me quite el gorro de lana que mi madre me coloco antes de salir.—Lo se, ahora mismo no estoy peinado pero usualmente estoy presentable.
—Debes estar más que presentable.
—¿Quién saldrá con Sara?—Espeté con los ojos entrecerrados—, ¿Tú o yo?
—Estoy ofreciendo mercadería y debe ser de calidad—se burló ella sacándome la lengua. Se detuvo, frunció el ceñó y quiso tocar mi cabeza. Me aparte.—Cuando lleguemos te cortare el pelo.
—Ni en sueños tocaras mi cabello—gruñí colocando el gorro de nuevo en su lugar.
Seguimos a mi madre de pasillo en pasillo ayudando a llenar en carro con su extensa lista de comida y pidiendo otras cosas que no eran tan esenciales pero de todas formas no nos negó. Ya que vivíamos en una casa propia mi madre podía darse el lujo de comprar con el dinero que antes utilizaba para el alquiler del departamento esa cosas que nunca tuvimos la oportunidad de probar, como el papel de baño de doble capa. Era una tontería, los tres lo sabíamos, pero ella estaba contenta con Patrick y la casa por lo que la dejábamos ser.
Llenamos el carro de leche, galleras, jugo, arroz y fideos antes de llegar a al pasillo de frutas y verduras. Ese era el favorito de Abbi, quien al instante salió disparada hacía las bolsas donde se media el peso.
Había varias personas en al fila de la balanza y no quería estorbar con el carro y me quede a una distancia prudente. Mi madre se encamino hacia las verduras para probar la calidad de los tomates de otoño con su experiencia como vendedora de verduras a medio tiempo y cuando comenzaba a aburrirme saqué el móvil para revisar el mensaje de Sara. Últimamente nos mensajeábamos tanto que Charlie se irritaba de oír el teclado de mi móvil sonando a cada momento. No lo silenciaba para fastidiarlo.
Le respondí con un emoji y a los segundo ella envió otro.
Suspiré bloqueando la pantalla y busque a Abbi entre las señoras que peleaban por bolsas y frutas. Estaba haciendo malabares con tres bolsas a la vez entre dos mujeres que le discutían algo. Debía ir a ayudarla, es haría un buen hermano, pero era más entretenido verla molesta por al señora que le intentaba quitar algo a su lado.
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No te acerques a Holden Scott
Детектив / ТриллерHolden Scott asesinó a su padres... Holden Scott golpea a sus cuidadores... Holden Scott despertó bañado en sangre... Holden Scott mató a su mejor y único amigo... Holden Scott es peor que el diablo... Cuando Joshua Madison llega a Greywood con su m...