Epílogo

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Hola. Hace unas semanas que veo que la historia en ésta plataforma está siendo leída y votada, y les agradezco un montón a quienes se toman el tiempo de darle una oportunidad y la disfruten. La hice con mucho amor. Pero en realidad no la subí primero en esta plataforma sino en Booknet ya que es la aplicación principal que yo uso, por lo que ahí la historia tiene unos capítulos extras más y además el epílogo.

Para resumir, voy a subir el epílogo de la historia porque siento que puede ser un final que algunos quieren y esperan. Espero que lo disfruten, voten, comenten y compartan esta bella historia.

(Por si quieren saber, pueden buscarme en Booknet como Izzimora y disfrutar más historias como esta. Besos)

. . . . .

Holden miró la hora en su móvil por décima vez y, también por décima vez, alzó la mirada hacia la puertas de desembarque. Ya debería haber llegado. No, faltaban dos minuto. Pero no importaba, para él ya debería haber llegado.

Se balanceó incómodo sobre sus pies y golpeó la mano contra su muslo para no volver a mirar su móvil. Quería fumar pero estaba prohibido y por nada en el mundo abandonaría ese aeropuerto solo. Además intentaba dejarlo hace meses, aunque en un momento como aquel podría haber olvidado esa promesa. Estaba nervioso, demasiado nervioso. Comenzaba a sudar bajo su saco, debería haberse puesto algo más liviano.

Volvió a mirar la hora percatándose de que apenas había pasado un minuto y alzó la cabeza buscándolo entre las personas que pasaban frente a él. Nada. Necesitaba urgentemente correr en alguna dirección. No sabía hacia dónde pero debía moverse.

—¿Disculpa, te conozco?—Giró la cabeza hacia la chica a su lado, una joven con una mochila extremadamente grande para su pequeño cuerpo que lo miraba con una sonrisa brillante y entusiasmada—. Oh por Dios. ¡Oh por Dios! ¡Eres Henry Scott!

Varias cabezas se giraron hacia ellos con atención y asombro y sintió como su corazón se hundía ante la idea de hacer un escándalo que lo sacara del aeropuerto antes de que el avión llegara.

Miró a la chica incómodo y asintió.

—¿Puedes tomarte una foto conmigo?—preguntó ella sacando su móvil de su bolsillo.

—Claro—dijo y se inclinó hacia ella para quedar en el ángulo de su cámara sonriendo incomodo y divertido. Ella apretó la pantalla dos veces y luego se giró con una enorme sonrisa.

—Eres hermoso.

—Gracias—respondió distraído.

—¿Crees que podríamos ir por un café?

Holden la miró con atención, el brillo entusiasmado y tímido de su rostro lo incomodaba.

—Yo...—Apartó la mirada, no era lo que hubiera hecho en otro momento pero no podía pensar en una excusa para rechazarla. Se aseguro de dejar claro en redes que no estaba soltero, pero siempre había quienes no creían en eso porque su pareja no aparecía en sus post. Decían que se creía demasiado bueno para alguien, pero le importaba una mierda.

Arrastró la mirada hacia las puertas de donde salían personas con maletas y mochilas y de repente lo vio caminar con la cabeza en alto, buscándolo entre las personas que esperaban alrededor.

El corazón comenzó a latirle con fuerza suficiente para encender todo su cuerpo y una sonrisa se abrió paso en su rostro al cruzar miradas.

—¿Oh, vienes a busca a alguien?—le preguntó la joven que aún esperaba a su lado y él asintió sin dejar de mirar la tipo que se acercaba con una maleta ridículamente vacía y el rostro agotado pero brillante. Se había cortado el cabello y aunque llevaba solo una camisa leñadora y unos jeans para Holden fue el único tipo que merecía su atención—. Es lindo—dijo la joven a su lado y él la miró un momento con la ceja alzada antes de reír.

No te acerques a Holden ScottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora