Capítulo 39

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Ya había fotografiado tres modelos y una actriz de ultima hora que Jefferson incluyó para una publicidad de la que tampoco tenía mucho conocimiento y estaba hambriento.

Me tomé unos minutos para ir por un aperitivo y un café justo cuando Viv entró saltando con la mochila de su colegió al hombro. Me dijo que tenía turno y corrió a los vestuarios con una sonrisa de par en par, feliz, para que varios minutos después vuelva con un uniforme escolar de esos que usaban en los Animes y algunos accesorios tiernos en las manos.

—¿Cómo fue tu cita?—fue lo primero que pregunto entusiasmada al verme.

Le lancé una mirada a Viv parada junto a mí con una mueca concentrada, revisando una de las cadenas que colgaban de su falda, y suspiré.

—No fue una cita, estuvimos hablando del pasado nada más—bufé dejando el vaso desechable de café a un lado y recorté lo que sucedió luego con amargura—. Hol... Henry se dedicó a coquetear con la mesera en cuando me levanté para ir al baño.

Recordarlo volvió a ponerme de mal humor. Estábamos bien, creí que podíamos ser amigos de nuevo o que podría invitarlo al cine, pero en cuanto volví del baño encontré a la mesera sentada en mi lugar sonriendo de oreja a oreja y a Holden entregándole su móvil. Fue molesto, como cortar aquella sensación que tuve al sostenerle la mano.

Todo el entusiasmo de Viv se diluyó cuando le conté que volví caminando al departamento de mi abuela y me miró con pena.

—Joshua, lo lamento mucho.

—Tranquila, solo somos amigos.—Deseché el vaso y guardé la bolsa de galletas antes de voltearme con una sonrisa más animada—. ¿Comenzamos?

Viv asintió sin dejar de mirarme con pena y caminó el pequeño podio que usábamos para fotografiarla. Me volteé hacia mis cosas para cambiar la memoria de la cámara y guardé el paquete con galletas a medio terminar. No tenía hambre, el estómago me dolía por solamente ingerir café y pequeños pedazos de galletas pero cada vez que pensaba en probar otro bocado el estomago se me revolvía.

El móvil vibró cuando guardé la otra memoria y lo saqué para revisar el mensaje de mi madre. Mi abuela me había visto llegar la noche anterior y preguntó varías veces qué sucedía pero la tranquilicé vagamente y volví a encerrarme en mi habitación con la laptop para trabajar.

Le respondí con normalidad y volví a guardar el móvil cuando sentí los pasos de Viv al detenerse a mi lado.

La miré.

—¿Qué sucede?—Ella ni siquiera respondió, se veía apenada, giró su móvil y me enseñó la pantalla en una historia de Instagram que se acabo. Me levanté confundido—. ¿Qué es eso?

—Esa es Thabita, la novia de Henry—murmuro volviendo a colocar el post para enseñarme a una mujer de cabello rubio y ojos celestes sonriendo a la cámara con Holden a su lado.

Parpadeé confundido y un poco, solo un poco, dolido.

—¿Henry tiene novia?

Viv suspiró.

—Eso dijo ella ayer por noche en un Live, aunque él no dijo nada al respeto en redes.

—¿Nada?

Ella negó y sus ojos se cargaron de culpa.

—Tampoco lo desmintió.

Sentí una punzada en el pecho que logró ponerme de peor humor. Me molestaba no reconocer a Holden, me enfadaba mucho que fuera tan desinteresado y que jugara con los sentimientos de los demás, porque salir con la mesera y luego ponerse de novio no era para nada sincero. Él antes no era así, antes al menos no. El Holden que yo conocí jamás saldría con dos personas al mismo tiempo, no lastimaría a alguien por jugar y odiaba la idea de que me haya hecho lo mismo.

No te acerques a Holden ScottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora