Capitulo dos

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Capitulo dos







Narrado por Klein








23 de agosto del 2014








Escucho a Sara hablar y hablar dándome lo que ella nombra "concejos" la verdad es que me han ayudado mucho durante todos estos años y cada vez que tengo un problema es la que le siento más confianza por decirle lo que me ocurra.

La doctora licenciada en psicología que lleva años atendiéndome me regala una sonrisa amigable y delicada, es una señora algo mayor, cerca de los cincuenta, cabello blanco por las canas y con un poco de sobrepeso, siempre me pareció agradable abrazarla y cuando lo hago su risa me reconforta. Venir al psicólogo no es señal de estar loco, o enfermo, puede ser de mucha ayuda cuando ni saber qué hacer con tu vida, tus decisiones, en fin, con todo.

-¿Cómo te sientes respecto a lo pasado con tu padre?

-Creo que bien, aún no se las razones o motivo de sus acciones, creo que no me siento preparado para que me hable de ello, sería como meter el dedo a sangre fría en una grieta que está a poco de cerrarse.

-Es normal, entiendo tu punto de vista

Exhalo aire con lentitud mirando todo a mi alrededor, me sé todo el espacio de oficina, cita tras cita hago lo mismo, inspecciono el lugar por si hay un cambio nuevo.

-Veo que tienes un cuadro nuevo en la pared- ella ríe girando la cabeza hacia el objetivo que señale

-Si, lo compre en una exposición de arte, me parecía calmado y tranquilo para la oficina, pero desde luego que cada cual tiene opiniones diferentes ¿Qué vez tú en el cuadro?

-Manchas- respondo de inmediato porque es lo que percibo a primera vista, Sara ríe preguntándome otra vez -Veo caos, y desorden, muchos colores juntos intentando expresar algo que no tengo claro.

-Eso dice mucho de ti- me confiesa -Pueda que en estos instantes quieras hacer millones de cosas que no sabes por dónde empezar, también puede demostrar sentimientos contradictorios, tal vez esto de tu padre este quitándote el sueño. ¿Todavía sientes lo mismo que la primera vez que viniste?

-A veces si, cuando estoy solo me consumen las ideas de otros, pero aprendí a realizar tú ejercicio y creo que estoy exagerando demasiado en ello- rio junto a ella

-Ya nuestra hora se acabó mi querido Klein- sonríe levantándose del asiento -Ten en cuenta que también puedes venir a visitarme sin programar una cita, tienes que seguir tu camino adelante y no estancarte de que puedo ayudarte en todo

Asiento concordando completamente con ella, siempre que me sucede el más mínimo problema me encuentro corriendo hacia ella en busca de ayuda o concejos.

-Tienes razón, intentare que esto no me afecte tanto y venir con cita en los momentos de crisis, como no saber si elegir el color champán o color caviar- bromeo a abrazándola y dejando un beso en su mejilla. -Hasta otro día

Nos despedimos y salgo de la pequeña oficina despidiéndome también con la mano de su secretaria. Una vez fuera decido qué es mejor dar un paseo caminando y no llamar un taxi. No hace mucho retiraron el yeso de mi pie y camino de lo más bien, pero aún no he tocado mi auto, de todas formas, no me queda lejos el apartamento, mi barriga gruñe. Por suerte al doblar hay un pequeño restaurante en donde no voy a parecer un chico plantado almorzando solo. Entro y me indican en que mesa me puedo sentar, por suerte es un buen lugar al lado de las ventanas y puedo ver a las personas fuera. Una chica que aparenta tener unos quince años se acerca patinando hacia mí y me entrega un menú.

Metido en un enredo. Saga Dämonen, segundo libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora