Capitulo ocho

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Capitulo ochos




















Narrado por Klein



















5 de septiembre del 2014




















Es muy posible que lleve grandes ojeras debajo de mi párpado,pero gracias al maquillaje las pude ocultar muy bien. Afortunadamente no soy de esas personas que si las despiertas tienen un humor de mierda, sigo siendo igual de sociable y animado, pero en estos momentos mi mente es una mierda. Físicamente estoy a mitad de la clase de lingüística, pero mentalmente estoy totalmente fuera de la universidad y concentrada a esta madrugada, lo que viene siendo a las dos de la mañana más o menos...




















Mi teléfono suena en la mesita de noche al lado de mi cama, al principio planeaba dejarlo, pero este no dejaba de sonar y luego de tanto pensar abro los ojos y tomo viendo en el identificador el nombre de Antón, creo que es posible que haya dejado de respirar de sorpresa ¿Por qué carajo me llama a esta hora?

-Antón

-Tengo ideas demasiado locas y están haciendo demasiado efecto

-¿Estás borracho?- pregunto, y la pregunta parece demasiado obvia en la situación, podría ser más dramático diciendo que el olor a alcohol pasa por la línea.

-Sino lo estuviera, esta llamada jamás la haría- y en eso tiene razón

-¿Qué sucede? ¿Tienes la cabeza en su sitio?- bromeo acomodándome en la cama

-Yo, no se, eso creo- suspira -Solo estoy teniendo locas ideas y no me parece justo ser solo yo el que está sufriendo con esto

-¿Qué ideas tienes?

-Es una donde salimos los dos, estamos en una habitación con una gran cama en el centro- susurra cada palabra con delicadeza como si estuviera procesándolas -Tus labios están sobre los míos y es un beso realmente bueno.

-Eso no lo dudo- sonrío aunque no pueda verme y con la mano juego con uno de mis mechones de cabello

-Pero la cosa no queda ahí, te arrodillas delante de mí y alza la vista, mirándome con determinación, pero tienes un brillo en ellos, el mismo brillo que siempre observo cuando estás conmigo y es un brillo tan atrayente, con mucho deseo, solo pienso en besarte pero me detienes cuando tus manos se introducen por mis pantalones dejándolos caer por mis tobillos, tus manos suben y acaricias distraídamente cada cuadradito de mi abdomen y con la otra acaricias mi pene por sobre el bóxer

Mi respiración ya no es calmada como hace unos minutos, carajo, el aire de mis pulmones sale con la misma rapidez que con la que entra, y mi mano no se queda quieta cuando esta se posa sobre mi abdomen dejando tímidas caricias.

>>¿Te lo estás imaginando, verdad?- pregunta y asiento como si pudiera verme al otro lado -Yo también, y no queda ahí

-Continúa, por favor- casi parece que suplico cuando la imagen no sale de mi cabeza y una pequeña pulsada se estaciona en mi zona pélvica

Metido en un enredo. Saga Dämonen, segundo libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora