Capitulo tres

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Capitulo tres














Narrado por Antón


















24 de agosto del 2014

















Jenell habla acerca de la consulta que tuvo ayer mientras observo a Vel hacer trazos en su hoja. Mi amiga, casi hermana tiene veintiocho años, tres más que yo. Es casi de mi tamaño, su color de cabello es como la miel y sus ojos eran marrones achocolatados como los de Vel, pero ahora son blancos tras quedarse ciega, me cuenta acerca de su doctor siendo agradable y le sonrió aunque no pueda notarlo.

Cuando niño Jenell fue la única persona que me ayudó tras quedarme huérfano, no quería ir a ningún orfanato, tenía diez años y ella trece, vivía con una anciana a la que ayudaba, que cuando murió heredó el apartamento donde vivimos.

-Que bueno que te fue bien, y que existen grandes posibilidades de que vuelvas a ver

-Estoy muy feliz- suspira y lleva la mano hacia el cabello de Vel acariciandolo -Ya deberíamos cortarte el cabello amor

-No mamá, por favor- susurra sin despegar la vista de su dibujo

-¿No te da calor?- ríe -Sudaras mucho cuando juegues con el tío

-Mmm, bueno...

Rio junto a Jenell y mirando a las rayas sin sentido en la hoja, lo que Vell llama dibujo. Mi teléfono suena en el bolsillo de mis pantalones, al principio me sorprende e inquieta lo que veo en mi teléfono.

-¿Pasa algo?

-No, no es nada importante

No miento, no tiene ese nivel de importancia y menos para ella, vuelvo a leer el nombre de Klein Brühl en la solicitud de amistad que me acaba de llegar. Entro a su perfil y me quedo unos segundos viendo su foto de perfil, es de él sonriendo, con el cabello pegado a su frente y al parecer no lleva polo, porque lleva los hombros descubiertos. Revisó los amigos en común y casi todos son sus amigos en Facebook, solo faltaba yo. Entro a sus historias y la primera que me sale es una foto haciendo un puchero mientras se puede ver a Richelle, Adeline y Maya acurrucadas sobre el durmiendo. Mis ojos vuelven al puchero de sus labios, se encuentran un poco rojo, de seguro por la cantidad de veces que los muerde... Dato que me di cuenta y todos sus amigos conocen

-¿Por qué sonríes tío? ¿Estás leyendo un chiste?

Ni cuenta me había dado y de inmediato borro la sonrisa de mi rostro y aclaro mi garganta, pasando la mano por mi cabello y acomodándome en el asiento.

-¿Por qué siento tanto movimiento de tu lado? ¿Nervioso?- pregunta Jenell conteniendo una risa burlona -¿Es alguna chica? ¿Por qué hace tiempo no me presentas a tus novias?

-No es ninguna chica- me apresuro al decir -Solo no tengo tiempo para relaciones formales

Miento, solo que estos años me he vuelto un poco estricto y ahora mi pene no quiere ponerse en acción, que cruel vida. Jenell ríe y presta su atención hacia Vel ayudándolo a hacer su tarea recordándole los colores primarios y secundarios. Paso a la siguiente historia de él, frente a un espejo, solo lleva una toalla blanca atada a la cintura, sonriendo hacia el espejo. Trago grueso y paso un gran trabajo para despegar los ojos de la foto y liberar el aire que llevaba cautivo en mis pulmones. Necesito echarme agua en la cara. Me levanto guardando el teléfono en mi bolsillo

Metido en un enredo. Saga Dämonen, segundo libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora