Capítulo 3.8

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Santiago

Cuando Rossan tomo mi mano la atraje hacia mí mientras la envolvía con mis brazos, desde que tengo uso de razón, siempre he querido protegerla, con su apariencia frágil y tranquila, desbordando amor a su paso, todos caían ante sus encantos y yo no era la excepción.

— Gracias por la comida, Zenya – se despidió Rossan.

— De nada vuelve cuando quiera – le dijo ella.

— Adiós Edmon, adiós pequeño – dijo mientras se dependía del niño.

— Achios – le dijo el molesto pelirrojo mientras que la miraba con adoración, otro que caía ante sus encantos.

— Adiós Rossan – se despidió Edmon.

Tomé la mano de Rossan mientras la acercaba a mi costado y la atraía más hacia mí, iba a caminar para ir hacia la mansión, pero ella no caminaba, así que me detuve para ver qué pasaba.

— Tienes que despedirte y dar las gracias – dijo decidida.

— No tengo ángel, soy el alfa – le dije seguro —. Cierto beta.

— Si alfa – respondía el muy serio.

— Santiago Manrique no seas grosero y da las gracias y despídete – demando ella.

Me gustaba mi nombre, pero en sus labios, cuando se enojaba, me gustaba más, volteó a mirar a mi beta principal y su familia, Edmon permaneció serio, mientras que Zenya miraba con miedo y dispuesta interponerse entre Rossan y yo por si llegaba a lastimarla.

— Adiós y gracias – dije tajante.

Edmon solo asintió serio y su compañera se desconcertó tanto que quedo estática, nunca nadie me llevaba la contraria, porque lo detestaba y traía consecuencias ese pequeño acto, pero Rossan no era cualquier persona, ella era la mujer que más me importaba en esta vida, podrí hacer conmigo lo que quisiera.

— Contenta – le pregunté con sarcasmo.

— Mucho – contesto mientras se empinaba y me daba un beso, yo solo la sujete de sus caderas mientras la presionaba más hacia mí para profundizar el beso.

Después de separarnos nos fuimos hablando todo el camino hacia la mansión, extrañaba a su familia y lo dejaba ver en como cambiaba su voz cuando menciono lo de los papeles. Siempre me había molestado tener que compartirla con mis hermanos, pero en estos momentos donde mi tiempo era muy poco para pasarlo con ella me agradaba que estuvieran para acompañarla.

Rosan se fue hacia nuestra habitación y yo me fue hacia el exterior donde terminaba de dar las últimas indicaciones de la patrulla de esta noche. Antes de poder ingresar a la mansión, Larisa y Olesya me interceptaron.

— Hola Santiago – saludo Larisa con voz tierna.

— Hola alfa – saludo Olesya con voz juguetona.

Ambas era hermanas, pero tan diferentes entre sí, Larisa era más reservada, poco sociables y le encantaba más todo lo relacionado con hogar y familia, por su parte Olesya le encantaba más el salvajismo y la parte de combates de lobos, era una buena guerrera.

— Buenas noches – las saludé cortes.

— Nos acompañas esta noche – dijo Olesya de forma provocadora mientras se acercaba a mí.

Su hermana también se acercó, así que termine en medio de las dos lobas, su olor era diferente al de las demás lobas, la mezcla de ambas era interesante, Larisa uno muy dulce y la otra muy ácido.

"Sabes humano, puedes tomarlas esta noche" – dijo Oscurus en mi cabeza.

"Cállese" – le dije tajante.

1. El Alfa OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora