12) Bienvenido a casa

1.9K 216 14
                                    

Subir a un escenario siempre sería para Jimin una sensación indescriptible, pero este momento sin dudas era especial. Su última presentación se llevaba a cabo y él era un cúmulo de sentimientos, ahí en ese preciso momento.
Inglaterra lo despedía con una sala llena, con aplausos enrojecidos y gritos ensordecedores. Sin dudas una imagen y un sonido que jamás podría olvidar.
Sus lágrimas brotaban incesantes y su emoción embargaba todo su cuerpo.
Se sentía vivo, vivo como siempre había soñado, desde que era un niño y soñaba con ser un bailarín profesional. Y lo había logrado, a base de sacrificios y arduo trabajo. Estaba feliz, al fin había cumplido una de sus metas más añoradas.
Bajó del escenario con una enorme sonrisa, sus compañeros lo recibieron con abrazos y palabras de cariño.
Phil lo miraba orgulloso, también con algo de pena, le había dicho horas antes lo mucho que extrañaría su talento.
Se reunieron en un restaurante para dar fin a la gira por el norte Europeo y para despedirlo con ánimo. La cena fue amena, alegre y con varias copas llenando sus cuerpos.
El próximo día toda la compañía sería recibida por Francia para desde aquel país seguir maravillando al mundo con sus talentos. Rusia, Alemania, Holanda China serían testigos de la dedicación y el trabajo conjunto.
Y Jimin, bueno él esperaba con ansias el pasaje de avión que su esposo le enviaría para reunirse después de tanto tiempo.
Yoongi prefirió que así fuera, solo había dicho que quería sorprenderlo y que él se ocuparía de comprar el boleto hacia su nueva vida.
Su esposo se había instalado en Estados Unidos desde hace ya dos meses, había sido duro, según sus propias palabras, porque aunque sabía muy bien el idioma y cómo hacer su trabajo, el echo de no conocer a nadie y estar a cientos de kilómetros de cualquier persona de su entorno hacía que las cosas fuesen más difíciles.
Así y todo lo estaba intentando, concentrado al cien por ciento en su nuevo puesto de trabajo Yoongi se mantenía en contacto con su esposo y le contaba todo el tiempo como iban las cosas cada día.
Jimin lo notó, se dio cuenta en seguida que su amado esposo no lo estaba pasando tan bien como lo hubiese deseado. Pero dándole todo el aliento posible y poniendo su propia experiencia como ejemplo le hacía ver que si bien al principio era duro, poco a poco las cosas irían mejorando. Yoongi sabía que sin Jimin sería imposible seguir allí tan lejos de todo, pero claramente él se aseguraba de repetirle que muy pronto estarían juntos y que entre los dos saldrían adelante como lo venían haciendo aún a la distancia.
Yoongi solo podía contar los días que quedaban para al fin reunirse con su esposo y que las cosas fuesen más fáciles.

-Tranquilo amor, mañana en la noche estaremos durmiendo juntos y todo será diferente- las palabras tiernas de Jimin intentaban minimizar el humor de su esposo.

-Realmente espero que sea así amor, eres lo único que me mantiene con ganas desde que llegué aquí. Sigo dudando de haber tomado una buena decisión-

-Ahora ves las cosas negras cariño, pero verás que todo se irá acomodando y pronto te acostumbraras a la lejanía-

-Solo quiero tenerte conmigo amor, saber que mañana dormirás entre mis brazos ha sido el motivo para que hoy sea un día más alegre para mi. Aunque claramente no te dejaré dormir mi amor- comentó risueño y con coquetería.

-Tampoco voy a dejarte dormir, creo que al menos por una semana entera voy a secuestrarte y encerrarte en nuestro departamento- exclamó con lívido en su tono.

-¿Es una promesa?- preguntó sonriendo

-Es una afirmación- respondió y ambos rieron haciendo que Yoongi al fin cambiara su humor.

Jimin cortó la llamada, después de varias despedidas y promesas complices.
Miró a su alrededor, todavía debía guardar varias cosas para llevarse a su nuevo hogar, así que el día sería largo ya que en la noche debería subirse al avión que lo reuniría con su amado.

Hoseok entró a su habitación sin tocar, como siempre.
-¿Estás bien?- preguntó viendo la cara de preocupación del otro.

-Si, solo algo atrasado, y mi boleto de avión todavía no ha llegado- respondió mordiendo su labio inferior.

-¿Te refieres a esto?- indagó mientras le mostraba un sobre blanco que tenía entre sus manos.

-Oye, ¿cuándo llegó?-

-Hace unas horas, pero como aquí dice claramente no abrir hasta la noche, me permití guardarlo para que no te tientes y lo seguiré teniendo yo hasta la hora señalada aquí mismo- comentó con una amplia sonrisa.

-¿Qué clase de amigo eres tú?-

-El que sabe lo que te conviene- respondió aún más sonriente.

-¡Malvado!- gimió y siguió con su tarea de empacar todas sus cosas.

Hoseok también había preparado todo para su viaje, él junto a la compañía viajaban al siguiente día muy temprano.

Salieron a almorzar y a dar un último paseo por Londres.

-Voy a extrañarte- soltó en un tono melancólico.

Jimin lo miró y sonrió con una de esas sonrisas donde sus ojitos se hacen pequeños.

-Tambien voy a extrañarte- respondió y acarició su mejilla.

-Me hubiese gustado que te enamorarás de mi y dejaras por fin a ese enano- comentó con gracia y sinceridad.

-Hubiese sido bueno haberme enamorado de ti- dijo también sincero y con una sonrisa por como había llamado a su esposo.

-Quizás en otra vida donde no te deje conocer a  Yoongi- replicó con algo de ensoñación

-Quizás- contestó y volvió a sonreír.




Las ruedas de su valija retumbaban sobre el gran piso de mármol, estaba nervioso. Yoongi ya le había enviado mensajes diciendo que estaría en el aeropuerto esperándolo.

-Seré el chico con un ramo de flores y una sonrisa enorme- había dicho y Jimin ya sentía su cuerpo vibrar emocionado.

Hoseok al fin le entregó el sobre con el pasaje, le dio una tierno abrazo y un cálido beso en los labios. Jimin solo se dejó hacer porque sabía que era lo único que podía darle a su buen amigo.

Se paró frente al puesto donde una joven lo recibió con una gran sonrisa, presentó su documentación e hizo los trámites necesarios para abordar su vuelo.
Al cabo de algunos minutos se encontraba sentado en un asiento cómodo en el cual pasaría las siguientes horas que lo llevarían a su destino.
Solo pensar en su esposo y su reencuentro lo hizo sonreír mientras se dejaba arrastrar por el sueño.
Ni siquiera había chequeado a donde llegaría, había confiado en Yoongi y en su sorpresa.

Bajó del avión algo aturdido, tomó sus valijas y caminó por el pasillo hasta llegar a la zona donde los familiares y amigos podían esperar. Y entonces lo vio, el amor de su vida estaba ahí, con el ramo de flores, la gran sonrisa y un cartel que decía

Bienvenido a casa amor



Bienvenido a casa amor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Te he echado de menosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora