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LENA POV:

Miraba por la ventanilla del coche, en completo silencio, solo se escuchaba el ruido del motor. James Miller conducía. Estábamos los dos solos en el coche, en el otro coche iban Jack, Miri, Rufus y Marsha. No cabíamos los seis en el coche de cinco plazas y al parecer tiene que haber un agente por criminal, para que no intentemos hacer algo raro.

– Llevas mucho tiempo callada.–dijo James.

Suspiré y apoyé la frente contra la ventana.

Me picaba el tobillo, seguía notando esos pequeños pinchos de esa ridícula tobillera pegándose contra mi piel. Permanecí en silencio.

– ¿No vas a decir nada? ¿Vas a estar callada durante todo el trayecto? Estás siendo muy infantil, eres joven pero ya tienes una edad como para ser madura. Veinte años recién cumplidos.–me dijo.

Apreté la mandíbula pero seguí mirando por la ventana. Es verdad que hace unos días fue mi cumpleaños, pero qué más da.

– Vamos a tener que pasar muchas horas juntos, así que si hay cualquier tipo de problema conviene hablarlo.–dijo.

Me giré bruscamente y me quedé mirándolo, su perfil, pues su vista estaba centrada en la carretera.

–¡Eso es! ¡Si hay cualquier problema hay que hablar las cosas! ¿No te pareció necesario comentar que íbamos a ser marcados como ganado, que se iba a denigrar tanto mi integridad? Si vamos a ser compañeros de operaciones necesitamos confiar plenamente el uno en el otro. Yo te di mi palabra de que iba a hacer esto, que iba a entregarte a Mustang, que iba a darlo todo. Lo único que quiero de ti es trabajar como un equipo, ¿qué quieres tener una relación de dominante-sumiso? ¿quieres imponerme tu autoridad mediante el miedo y la fuerza?.–hice una pausa, me estaba dando cuenta que con cada palabra mi tono de voz se iba haciendo más fuerte. – ¿Qué pasa? Si James no está feliz, él le da un botón, me meten un pinchazo y caigo totalmente indefensa al suelo y vuelvo a prisión. ¿Acaso crees que así voy a trabajar? ¿acaso crees que así vas a conseguir atrapar a Mustang? Yo trabajo en Equipo James, yo no trabajo forzada, ¿te ha quedado claro?–alcé la voz gritando de la rabia.

Miller apretó el volante entre sus manos, se desvió al arcén y paró bruscamente el coche, poniendo las luces de emergencia. Se bajó del coche. Este quiere guerra, no sabe con quién trata, yo no me vengo abajo por un hombre. Me quité el cinturón, abrí la puerta y salí del coche.

Él me sorprendió, pues me acorraló contra el coche, poniendo sus manos a ambos lados de mi cuerpo, apoyándose en el borde del techo del coche negro todoterreno.

–¡¿Que confíe en ti?!– me gritó a la cara.– ¿Escuchas las tonterías que dices? Eres una de las criminales más peligrosas y escurridiza del mundo.

–No me hables en ese tono.–dije amenazante mirándole fijamente a sus ojos de cazador.

Él se mordió el labio, se veía que para aguantar la rabia, se llevó la mano al cuello y se soltó un poco el nudo de la corbata.

–Has sido tú quién me ha hablado mostrándome muy poco respeto, Lena, me has empezado a gritar. –bajó el brazo, ya no me aprisionaba.– No podemos ser un equipo porque aquí tiene que haber una jerarquía, aquí soy yo el responsable de todos vosotros, ¿acaso sabes eso qué significa? –me preguntó separándose de mí. Yo solo le seguía con la mirada en completo silencio. – Significa que vuestras vidas están a mi cargo y que debo asegurarme que estéis protegidos en todo momento, porque aunque los tres seáis escoria de mierda, unos putos criminales asquerosos, seguís siendo personas y esta operación es muy peligrosa.–me dijo, su voz mostraba tanto desprecio. –¡Joder!¡Cada uno tiene su lugar!–le metió una patada a la rueda trasera del coche. Miller parece tener un problema para controlar su rabia.

Lena Jennings // La segunda parte de La CarteristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora