15.

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JACK POV:

Estábamos en aquella azotea. Corría muchísimo viento. La paredes del edificio estaban teñidas de negro por el humo de los incedios que habían estado activos hasta hace un par de horas.

En el centro de la azotea había manchas de sangre, que suponemos son de Mustang, porque es lo que el equipo científico ha determinado después de analizar el ADN.

Miranda miraba todo a su alrededor, se la veía preocupada por la situación. Esto ha sido un imprevisto y un cambio de planes, ya no sabemos la localización de Mustang y de Luna, no tenemos ni la menor idea de dónde están metidos o si es que siguen en la ciudad.

Me agaché en el suelo y cogí el localizador que se encontraba aplastado contra el suelo.

– Había dos francotiradores. Uno colocado a dos edificios en frente y el otro a tres edificios en esa dirección.–dijo en voz alta Marsha Paulov señalando al horizonte. Estaba mirando con unos prismáticos hacia esos edificios.

Me acerqué a Miranda y le enseñé el localizador roto que había encontrado en el suelo. Ella lo cogió de mi mano y lo examinó. Luego lo apretó fuertemente con sus manos haciendo que las piezas se terminaran de romper y lo tiro agresivamente al suelo.

Luego se asomó al borde de la azotea, se sentó ahí dejando al piernas colgando al aire y miró hacia abajo. Hacia el toldo totalmente quemado de abajo.

– Creo que hemos subestimado a Mustang...–dije tomando asiento al lado de Miranda. Ella chasqueó la lengua y negó con la cabeza.

–Yo no le he subestimado... Mustang ha sido jefe de los Estafadores durante muchos años, ha sido no solo capaz de mantener la organización, ha hecho que prosperara y evolucionara a una velocidad alucinante.–fue lo que me dijo.–¿Cómo está ese lado Marsha?–gritó Miranda girándose para mirar a la agente Paulov.

–El contenedor totalmente quemado, prendió entero.–dijo ella mirando el suelo de la calle con sus primásticos desde la azotea.

–Ten en cuenta que él ha sido capaz de pasar desapercibido muchísimo años. Se le conocía a él, pero solo de nombre,  hasta hace muy poco la policía no ha sido capaz de coger ni una sola foto suya.–me miró a mí Miranda. Asentí lentamente.

– Estaba totalmente acorralado, con la posición que tenían los dos francotiradores, no había puntos ciegos en esta azotea...–dije metiendo mis manos en los bolsillos de mi chaqueta ya que las manos se me estaban quedando congeladas.

–Sin embargo fue capaz de idear un método para escapar... esto es algo que solo Mustang podría hacer... bajo mi punto de vista es el experto escapista; ya lo demostró escapando con Lena por aquellos pasadizos cuando la redada del Centro de Control, he de reconocer que ahí me hizo un jaque, no tenía constancia de esos pasadizos, había barajado la posibilidad de que pudieran escapar, pero pensé que tendrían que vagar por el desierto heridos no llegando muy lejos, no me pude imaginar que Mustang tenía un plan de escape elaborado. Aquí igual, nadie podría imaginarse que podría haber prendido un toldo y un contenedor para tapar la visión de los francotiradores, atraer la policía y escapar.–me dijo mientras miraba a los edificios de en frente con el ceño fruncido. ¿Qué es lo que estaría mirando?

–Pero aún así ha acabado herido.–dije.

–Tienes toda la razón Jack. Mustang ya no está en la buena forma que tenía antes, ahora está cojo y poco entrenado, además de emocionalmente inestable, haciéndolo un blanco más fácil... En eso consiste mi plan, ¿no?–me miró sonriendo.

Miranda es alucinante. No sé por qué tantos la odian, puedo reconocer que es rara y que tiene un pasado turbio, pero es alucinante, una genio; y con esa personalidad se hace de querer. Sonreí, ella me cogió la mano y me la apretó para mostrar que agradecía el apoyo que yo le había dado con ese simple gesto de achinar mis ojos y estirar mis labios en un arco.

Lena Jennings // La segunda parte de La CarteristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora