NATHALIE.
Llegue a casa muy feliz, quería organizar algo muy bello y significativo para el hombre que amo, estaba segura que iba a enloquecer, aunque imaginaba que lo primero que pasaría al recibir la noticia fuera que cayera desmayado, le pediría nana Rox que grabara todo.
Entre buscando a nana Rox por toda la casa, la encontré en la sala, tenía una cara de tristeza que me conmovió por completo, ¿qué le había pasado para que estuviese así?
Me acerqué a ella y la abracé, — Nana Rox, vas a ser abuela — le dije mientras la abrazaba. Me miró con sorpresa.
— ¿Abuela? —
— Si, Nana cuidas siempre de nosotros y es un honor para mí que tu seas otra abuela para mis pequeñitos — me toque suavemente el vientre y ella empezó a gritar de felicidad, todo iba perfectamente hasta que apareció la venenosa que vivía en casa.
— Si tienes tiempo de estar chillando en la cocina, deberías mejor ir a ordenar mi habitación sirvienta — se dirigió a nana.
— ¿Pero qué demonios te pasa?, no puedes hablarle así a ella, es parte de nuestra familia —
— No es parte de nada, es sólo una sirvienta contratada por Alexander —
— Eres una desagradecida, no voy a permitir que trates mal a nana —
— Por favor, que puedes hacer tu intento de mujer, estas aquí porque Alexander necesitaba una esposa, si no, otro sería el cuento — me sorprendí por sus palabras, ella sabía del contrato inicial, no podía ser, sólo Edward y Lexie lo sabían.
— ¿Que tanto te sorprende? Alexander y yo somos muy íntimos, es obvio que me cuente todo, especialmente que cuando todo termine tú te irás de patitas a la calle —
—Cállate, eres una víbora que lo único que sabe hacer es lanzar veneno a donde llega, confió ciegamente en Alexander y sé que me ama tanto como yo lo amo a él — empezó a reír como loca.
— Pobre ilusa, puedes seguir viviendo como una princesa por ahora, pero él sabe que tu sólo eres una mujer interesada que esta con él por su dinero — la vi sonreír con malicia, acá la única que quería dinero era ella.
— Aquí la única arrastrada que busca que la mantengan sin trabajar eres tú, modelo de cuarta — al terminar de decir eso sentí escozor en mi mejilla, la maldita loca me había golpeado.
Nana se acercó a mirar mi rostro rápidamente, — sirvienta, será mejor que salgas de aquí, ve a hacer algo, no seas metida — no aguante más sus palabras, me acerqué a ella y de un solo golpe la senté en suelo.
— Nana tranquila, no voy a permitir que está loca te falte al respeto — asintió.
— Buscare al joven —me dijo y salió de la sala.
— Eres una maldita loca, estúpida, mi nariz — la mire y me di cuenta que no le di un bofetón, sino que le pegue con la mano cerrada.
— a ver si así aprendes a respetar — la vi levantarse para tirarse sobre mí y lo único que logré hacer fue empujarla, temía un poco por mis bebés.
— Alexander se enterará de esto, y vas a salir de aquí con tu asqueroso animal — hasta mi pobre Crêpe había sufrido con esta bruja.
La tomé del pelo dispuesta a darle otra cachetada hasta que el grito de Alexander nos detuvo.
—¿Qué carajo pasa aquí? —.
ALEXANDER.
Luego del juicio corrí a ver a Nathalie, pero no estaba en el hospital, así que conduje a casa después de hacer algunas cosas, parqueé frente a la casa y ni bien entre me encontré con la nana llorando y muchos gritos al fondo, parecían venir de la sala.
— ¿Nana que pasa? —
— Alexander, la niña, ella me defendía, la bruja — empezó a sollozar más fuerte y no le entendía nada.
— Nana, Nana despacio — le dije mientras la abrazaba, escuche todo lo que me conto la nana, de como Susan siempre las trato mal cuando yo no estaba presente, y me odiaba por ser tan idiota.
— Eres una maldita loca, estúpida, mi nariz — Fruncí el ceño, esa era la voz de Susan.
Fui rápidamente hacia la sala, escuchaba más gritos, pero no entendía nada de lo que decían, al llegar la escena que vi me asombró.
Nathalie tenía a Susan del cabello, dispuesta a golpearla, y Susan intentaba liberarse del agarre, la detalle bien y su brazo sangraba. Pero qué demonios.
— ¿Qué carajo pasa aquí? —
Las dos se asustaron y Nathalie soltó a Susan, esta corrió inmediatamente hacia mi llorando.
— Alex, tu mujer está loca, me golpeó — miré a Nathalie, no podía ser posible, ella no era de ese tipo de mujeres, la miré detalladamente y vi que su mejilla también estaba enrojecida, eso me enfureció.
— Alexander, no le creas nada—
— Ella me golpeó, yo solo quería que nos llevaríamos bien, siempre me desprecia cuando no estás Alex — era una hipócrita, pero era la mejor excusa que tenía para sacarla de mi casa.
— Mentirosa — vi a Nathalie acercarse de nuevo, la furia se notaba en sus ojos, pero también la veía muy pálida.
Tome a Susan de la muñeca y la puse tras de mí, no quería que Nathalie se lastimara, y mucho menos que Susan la volviera a golpear.
— Alex — Nathalie se me quedó mirando con algo de miedo en sus ojos, la ignore momentáneamente y mire a Susan.
— Empacar tus cosas, nos iremos a otro lugar donde no te sientas maltratada — dije rodando los ojos, Nathalie no dijo nada más, sólo me miraba con tristeza y decepción en sus ojos, ya le explicaría todo.
Cuando ya estuvo todo Susan fue primero al auto, yo me encargue de bajar las maletas, antes de salir Nathalie estaba cerca de la puerta.
— Alex tenemos que hablar — claro que teníamos que hacerlo, cuando me liberará por fin de esta loca, no sé cómo cometí el error se traerla a nuestra casa.
— Ahora no Nathalie — salí rápidamente hacia el auto, subí y salí del lugar rumbo a mi antiguo departamento, la dejaría allí y ya se manejaría por si sola.
— Voy a dejarte algo muy claro Susan, esa mujer a la golpeaste es mi esposa, y no voy a permitir que le faltes al respeto — apretaba el volante con tanta fuerza que mis nudillos estaban blancos.
— Espero no volver a verte por mi casa —
— Pero Alexander, enserio yo — no la deje terminar de hablar.
— Pero nada carajo, no te quiero cerca de mi mujer, sé que eras tú quien la incomodaba aún en nuestra casa, trataste mal a mi Nana, y esperé a que cambiaras esa actitud, pero te cagaste en todo lo que hice por ti — estaba gritando.
Entramos al departamento y deje sus maletas en la habitación que había sido al principio de Nathalie.
— Te quedaras aquí, espero que ya tengas trabajo para costear tus gastos, ya no moveré un solo dedo para ayudarte —
Baje a la cocina y vi que todos los estantes estaban vacíos, así que saque mi billetera y deje 500 dólares sobre la barra de desayuno, era la última ayuda que iba a tener.
Me acerqué a ella de nuevo, — Tienes tres meses para buscar un nuevo hogar., venderé este departamento — y con estas palabras salí del lugar.
Tenía que hablar con mi mujer.
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Sr. Le Roux
RomanceAlexander Le Roux, un francés frio, arrogante y mujeriego, incapaz de pensar en algo más que no sea su venganza personal, acostumbrado a una vida de lujos y libertinaje, disfruta de su soltería hasta que el destino juega en su contra. Cuando se abre...