ALEXANDER.
Llevábamos quince días de idas y venidas en la corte, los abogados que tenía Mathews estaban haciendo lo posible por dejarlo libre.
Con la prueba de voz grabada en la oficina y el testimonio de Elizabeth había hecho la demanda por el homicidio de mis padres. Primero se harían los juicios por las demandas anteriores y el último sería el de mis padres, según Stefan llevaría tiempo, pero teníamos que ser pacientes.
Aún estaba en la empresa, un grupo de abogados liderado por Stefan habían logrado crear una pequeña sucursal derivada de la compañía principal, así no perderíamos muchos clientes, sin embargo, al hacerse públicas las demandas fue casi imposible no perder el setenta por ciento de los ingresos que se generaban mensualmente.
La gran mayoría del personal había renunciado, los demás liderados por Edward y Lexie me estaban ayudando a salir adelante.
Algunos de los clientes viejos, que conocían a mi padre quedaron a mi lado siendo mi apoyo, hasta que no terminarán los juicios no podía hacerme con la titularidad completa de la compañía, aun así, siguieron creyendo en mí y contrataban nuestros servicios.
El trabajo que hacíamos para ellos era lo que nos tenía a flote. Un pequeño salvavidas en medio de la tormenta.
Llevaba un par de días donde apenas y veía a Nathalie, estaba muy metido en todo lo que tenía que hacer y el trabajo que apenas y me quedaba tiempo, sabía que estaba mal, pero después de que todo estuviera bien me dedicaría por completo a ella.
Susan ya llevaba mes y medio viviendo en nuestra casa y no había vuelto a escuchar ninguna discusión entre ellas, había visto a Susan queriendo llevarse mejor con Nathalie y me alegré bastante. No quería tener que elegir, era obvio que elegiría a Nathalie por encima de todo, pero no quería hacerle daño a ninguna.
Elizabeth se había quedado unos días con nosotros y luego alquilo un departamento cerca de la compañía, también me estaba ayudando, ahora hacía las veces de mi asistente, Nathalie ocupaba la mayor parte de su tiempo con Rose.
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Hoy había sido un día realmente difícil, había vuelto a casa tarde y me había encerrado en el despacho a trabajar, cuando me di cuenta pasaba la media noche, subí al cuarto encontrándome una dormida Nathalie, la vi un poco más delgada y pálida, parecía estar enferma. Me recosté a su espalda y la atraje hacia mí de su cintura. Amaba tenerla entre mis brazos, y como se me había hecho costumbre empecé a cantar en su oído.
'Cause all of me
Loves all of you
Love your curves and all your edges
All your perfect imperfectionsGive your all to me
I'll give my all to you
You're my end and my beginning
Even when I lose I'm winning'Cause I give you all of me
And you give me all of you.Susurraba suavemente en su oído, desde el día que la habíamos escuchado juntos se había quedado en mi mente, decía todo lo que sentía y en cada oportunidad que tenía la cantaba para Nathalie, aunque ella decía que más que cantar parecía que le aullara a la luna.
La sentí removerse en mis brazos y de un salto bajo de la cama y corrió al baño.
La seguí rápidamente, — Nath mi amor — entre al baño y la vi de rodillas cerca al inodoro, tomé su cabello y empecé a sobar suavemente su espalda. — Ya está amor, déjalo salir — al terminar la ayude a levantarse y acercarse al lavamanos para enjuagar su boca.
— ¿Estas bien amor? ¿Quieres que vallamos al médico? — la mire fijamente, tenía ojeras. — Estas muy pálido amor, déjame ayudarte — la tome en brazos y la deje suavemente en la cama.
— Estoy bien Alex, Hoy en la tarde como una ensalada de pollo que tenía un sabor un poco amargo, siento que eso fue lo que me hizo mal —
— Mejor vamos al médico — me levanté para entrar al vestidor y cambiarme.
— Alex mañana iré a ver a la abuela, si continuó sintiéndome mal me haré ver allí, mejor ven a descansar y sigue aullando para mi — sonreí mientras me metía en la cama con mi mujer.
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Un par de días después tuvimos la primera audiencia, esta era por malversación de fondos.
Estuvimos casi tres horas en el lugar, era increíble todo lo que hacían sus abogados por sacarlo sin cargos, pero gracias a las investigaciones de Edward y aún par de testigos que consiguió logramos que le dieran cinco años de prisión por este cargo, sólo quedaban unos tres o cuatro juicios.
Mathews estaba enloquecido, quería que las pruebas que teníamos no salieran en juicio por que las habíamos reunido, según él, de manera ilegal. Stefan logró que todas fueran pruebas válidas, así que teníamos el caso más que armado y con bases sólidas.
Salí muy contento del lugar, fui a buscar a Nathalie en el hospital y no la encontré, estuve un rato con Rose, cada día se veía más desmejorada.
— Hola Rose — se veía algo ansiosa, como si algo le molestará
— Estas aquí —
— ¿cómo te sientes? —
— Estoy cansada, ya no quiero estar más aquí —
— Ya pronto saldrás del hospital — la vi negar con la cabeza
— Al menos sé que mi dulce Nani va a quedar en buenas manos — se estaba rindiendo, Rose se estaba rindiendo, lágrimas inundaron mis ojos.
— Nos tendrá a los dos por mucho tiempo —
— Prométeme que la cuidaras bien, ella se ve fuerte pero no lo es tanto, dale un lindo futuro y tengan lindo niños —
— No renuncies ahora Rose, aún puedes estar mucho tiempo más junto a nosotros— apreté su mano, — Puedes estar más tiempo junto a Nathalie hasta conocer a tus bisnietos —
— Prométeme que los cuidaras bien a todos, a ella, a los bebes — me miró fijamente — Promételo —
— Lo prometo Rose, la cuidare con mi vida — bese su arrugada mano y su frente, — A ella y a nuestros hijos, viviré y lucharé por ellos siempre — Ella sonrió y luego se quedó viendo a un punto fijo, ya había perdido su momento de lucidez, salí rápidamente de la habitación, tenía un gran nudo en la garganta.
Mientras iba hacia la salida choque con un hombre un poco más alto que yo, rubio de unos ojos azules muy parecidos a los de Nathalie, se disculpó y lo vi entrar en la habitación de Rose.
Llegué a casa buscando a Nathalie, pero al abrir la puerta me encontré con una escena impactante, nana lloraba con mucho sentimiento y una gran cantidad de gritos venían de la sala.
Toda mi vida cambiaría a partir de ese momento.
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Sr. Le Roux
RomantizmAlexander Le Roux, un francés frio, arrogante y mujeriego, incapaz de pensar en algo más que no sea su venganza personal, acostumbrado a una vida de lujos y libertinaje, disfruta de su soltería hasta que el destino juega en su contra. Cuando se abre...