38. ★

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NATHALIE

Se había ido, Alexander había decidido irse con esa mujer, no dijo nada sólo se la llevó, se fue con ella.

Estaba anonadada, no podía creer lo que acababa de pasar, como era posible que aún la defendiera, la puso tras de él como si yo fuera la cosa más peligrosa del mundo.

Di suaves masajes a mis sienes, estaba teniendo un poco de dolor de cabeza, estaba sentada en un sillón, aún sin creerme lo que había pasado.

— Mi niña, el joven Alexander vendrá y hablarán de lo que pasó —

— Pero Nana Rox, ¿Viste como la protegió? —

— Lo vi — suspiro y se sentó a mi lado tomando mi mano. — También vi lo alterado que estaba, sólo esperemos que vuelva para solucionar todo, no lo pienses demasiado —

— Me miró horrible y después me ignoro — comencé a llorar, las hormonas ya empezaban a hacer efecto en mí.

— No llores mi niña, mejor cuéntame cómo te fue en el médico — me limpie las lágrimas.

— Me dijeron que estoy por cumplir dos meses, me hicieron una ecografía transvaginal y vieron que eran dos bebés, serán mellizos — la nana aplaudió emocionada.

— Que felicidad, dos pequeños corriendo por esta casa, será hermoso —

— Va a ser muy lindo, quiero armar una sorpresa para Alexander, estamos a menos de un mes de Navidad, podría darle a sorpresa ese día — me hacía mucha ilusión contarle.

— Es una muy buena idea, no contaré nada — sonreí, la nana Rox se había convertido en una especie de confidente, como una mamá para mí.

— Preparé algo para almorzar — se levantó del sofá y fue rápidamente hacia la cocina, en ese momento no quería estar sola, así que simplemente la seguí, recordé mi hamburguesa en el auto y fui a buscarla rápido.

— Nana me prestas un plato para calentar mi hamburguesa en el microondas mientras esta el almuerzo —

—Nada de microondas, dame, lo pondré un poco al horno —

— ¿Qué prepararas Nana? —

— prepararé una lasaña, aunque casi son las tres, debería hacer algo más rápido — la vi quedarse pensativa.

— ¿y si preparas un spaghetti con carne y verduras?, es más rápido — dije encogiéndome de hombros, además me apetecía algo de verdura después de esta grasosa hamburguesa.

Me estaba comiendo mi hamburguesa cuando recibí una llamada de mi hermano.

— Diga —

— Enana, ya estoy en Nueva York, ¿nos vemos hoy? —

— Claro que sí, donde estas —

— Pase a saludar a la abuela y ahora voy camino al hotel, ¿te veo allá? —

— Me parece bien, ¿cuál es? — tome un papel para anotar.

— Hotel Plaza, habitación 321 —

— Esta bien te veo en un rato allí —

Me quedé un rato más en la cocina hasta que nana termino de hacer su pasta, Alexander aún no llegaba, comí rápidamente y subí a cambiar mi ropa por algo más abrigado, el frío ya se sentía y por lo que veía iba a llover, mejor no llevar el auto, las tormentas y yo no la vamos bien.

Me puse un saco largo de lana, un gorro y unas botas bien abrigadas y salí a buscar un taxi, al subir al taxi me maldije internamente, había dejado el papel con el número de habitación en la cocina, al menos me acordaba el Hotel, ya preguntaría.

Para mejorar mi día había empezado a llover horriblemente y el tráfico era un asco. Me tomo casi una hora llegar al lugar, y tuve que bajarme una calle después porque no había lugar frente al hotel.

Mientras volvía esa calle un camión paso por sobre un gran charco y me lleno de agua sucia, mi día estaba volviéndose cada vez peor.

En el hotel la recepcionista no me quería dejar pasar, tuve que llamar a mi hermano para que bajara por mí.

— Ha sido el mejor y el peor día de toda mi vida — bufe mientras subíamos por el ascensor.

— Tranquila enana, yo tuve un excelente día —

— Pues que bien por ti — le saque la lengua infantilmente.

— Pasa, y ahora si cuéntame todo tu día — me dejo entrar primero, — Pero primero toma un baño, te buscaré algo de mi ropa que te quede — me señaló el baño. — Si sigues con esa ropa te resfriaras —

Me bañé y me puse una de sus camisetas con un bóxer que ni se notaba que lo llevaba por lo largo de su camiseta.

— Ahora si cuéntame — dijo dando palmaditas en la cama al lado de él, estaba sin camisa y con un pantalón de pijama, se ve que no iba a salir más en todo el día.

— Vas a ser tío — fue lo primero que le conté

— No puedo creerlo una mini tu o un mini.... ¿Como se llama tu tormento? —

— Alexander —

— Una mini tu o un mini Alexander —

—De hecho, hermanito, serían dos minis yo o dos mini Alexander, o uno y uno —

— No entiendo —

— Serán mellizos — Ni bien termine de decir esto grito como loco y yo le seguí los gritos.

— Eso es genial enana — me abrazo. — ahora mi turno de contarte algo—. Se acomodó en la cama mirándome serio.

— Ya molesto y con Charlie —

—¿Qué? ¿Porque No? —

— Él no quería nada serio, y yo no busco diversión de sólo unas noches, además de otras cosas — suspiró, — Pero hoy en el hospital me choqué un hermoso hombre; barba, cabello claro, ojos super verdad y un cuerpo de infarto — sonreí

— Es exactamente, así como definiría a mi esposo — le dije buscando mi celular para mostrarle una foto. — Mira —

— Es el mismo con el que choque — me asombre, ¿qué hacía Alexander en el hospital a esa hora? era casi a la misma hora que yo había salido de allí.

— Bueno, este es mi sensual esposo, aunque ahora tengo unas ganas infinitas de retorcerle el cuello — dije recordando a la arpía de Susan.

— ¿Qué hizo? — le conté todo lo que había pasado desde que llegó la bruja a casa hasta el día de hoy, y lo que había hecho Alexander hoy.

— Es un estúpido, pero no te preocupes enana, yo lo agarró fuerte y tú le das unos buenos golpes bajos — no pude evitar soltar carcajadas imaginándome eso, además de que Drake era mucho más alto que Alexander.

— Sería una buena idea, pero creo que quiero un hijo más después de esto —

Seguimos hablando de todo un poco, Drake recibió una llamada y yo revisaba que mi ropa estuviera seca para poder irme, no podía salir así.

Unos golpes en la puerta llamaron mi atención, Drake aún en la cama me hizo señas para que mirara quien era, no lo podía creer, cuando al abrir la puerta vi a la última persona que esperaba ver.

Definitivamente mi día iba de mal en peor.

— Alexander... —

Sr. Le RouxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora