ALEXANDER
Un mes completo había pasado desde mi nombramiento como vicepresidente, me encontraba revisando una serie de contratos y futuros proyectos que estábamos por llevar a cabo, la empresa iba cada vez mejor y el trabajo estaba llegando a manos llenas.
Escuchaba al otro lado la risa de las chicas, por petición de Elizabeth, Lexie había pasado de ser asistente de gerencia a recepcionista de presidencia y Vicepresidencia, ahora se encontraba en un puesto circular en medio del pasillo un poco más delante de los puestos de Nathalie y Elizabeth, así que durante todo el día se podía escuchar sus voces en el pasillo
— Alexander, ¿vamos a almorzar? — Edward entro a mi despacho haciendo que detuviera mi trabajo, mis ojos ardían por estar tanto tiempo en la computadora.
— ¿Con las chicas? — pregunte mientras aplicaba unas gotas que Nathalie había dejado en una de las gavetas del escritorio, lo vi negar
— Hay cosas que tenemos que hablar y con Lizzy cerca es imposible — genial parece que había buenas noticias, me levanté rápidamente de mi silla y salimos del lugar, me acerqué a Nathalie y le di un buen beso, sus besos eran adictivos.
— Debo salir con Edward ahora, no me esperes para almorzar, ve con las chicas, tengo algunas cosas que hablar y resolver con Edward, en casa te contaré amor — la bese nuevamente. — Te amo — ella paso su mano por mi barba.
— Ten cuidado, también te amo — sonreí mientras dejaba otro suave beso en sus labios, únicamente una ligera presión.
— Ustedes son tan dulces — el chillido de Elizabeth nos sacó de la burbuja de amor que acabábamos de crear, rodé los ojos fastidiado, siempre tan entrometida.
Nathalie sonrió viendo mi gesto y dejo una seria de besos rápidos sobre mis labios haciendo sonreír a los presentes, — acá te espero amor —
— Te amo Nani — iba besarla una vez mas hasta que sentí un tirón en mi saco.
— Ya esta tortolitos, tenemos cosas que hacer —
— Envidioso — le grito Lexie desde su puesto haciéndome reír.
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El camino al restaurante fue silencioso, caminamos un par de calles hasta que llegamos a un lugar que frecuentábamos, la mujer que nos atendía siempre nos llevaba a una mesa con algo de privacidad, ya estado en el lugar nos disponíamos a charlar con tranquilidad.
— ¿Qué conseguiste? — le pregunté a Edward una vez estuvimos en el lugar.
— Tengo una buena noticia, cree un sistema de hackeo cien por ciento imperceptible — me mostró un pendrive, —solo tenemos que ponerlo en el computador de Mathews y ponerlo en marcha, se tarda un minuto en instalarse y luego de eso empieza a buscar y desglosar la información sin ser notado —
Eso era estupendo, teníamos que sacar documentos de las transferencias hechas ilícitamente, las copias de documentos de propiedad. Era posible que todo estuviera en la computadora central, y lo que no se encontrara allá lo encontraríamos en la caja fuerte de Mathews.
— Ahora solo nos falta la parte difícil, llevarlo a cabo, instalarlo en el computador de Mathews no va a ser tan fácil, sabes lo receloso que es con respecto a su oficina — me quedé pensando y una idea vino a mi cabeza.
— ¿Se pueden poner más carpetas en el pendrive? — él asintió con la cabeza.
— Si, ¿qué planeas? —
— Coloca varias carpetas con el mismo nombre, unas dos vacías, la otra con el programa y la otra con una propuesta de publicidad de Flittz, deja una letra o algo que identifique la carpeta del programa —
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Sr. Le Roux
Storie d'amoreAlexander Le Roux, un francés frio, arrogante y mujeriego, incapaz de pensar en algo más que no sea su venganza personal, acostumbrado a una vida de lujos y libertinaje, disfruta de su soltería hasta que el destino juega en su contra. Cuando se abre...