12. Penas, situaciones socialmente incómodas y una tal sirena

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—Qué pena —chilló Ilenia.

—Ya, ya —la consoló Jimin mientras le daba palmaditas en el hombro

Los chicos estaban muy intrigados queriendo saber que tenía a esos dos en aquella extraña situación. Esa misma mañana habían hecho una salida a buscar suministros. Dejaron a Yoongi, Jin, Ilenia y Jimin en casa a cargo del almuerzo, que debido a que eran nada menos que la cantidad de diez comensales parecía como trabajar en comedor obrero.

Los recién llegados miraron a Jin, suponiendo que por ser el mayor en la sala les podría pasar el chisme completo.

—A mi no me miren —protestó Jin—. Aquí yo lo único que sé es que nada sé. No me han querido decir.

—Pero hyung —protestó Taehyung.

—Hyung nada. A mí no me han querido decir nada. Yo estaba trabajando en la cocina con Min. Ellos solo se fugaron del trabajo.

—¡Eh! ¡Momento! Que me tuviste una hora picando cebolla —se defendió Ilenia.

—Sí, así es —reconoció Jin con ironía—. Una hora entera porque te lavabas las manos cada vez, entre cada corte que hacías.

Ilenia bajó la cabeza apenada por su mal desenvolvimiento en la tarea.

—Es que sino me lloran los ojos —dijo en voz bajita.

—Bueno, pero ya cuenten. ¿Qué pasó entre ustedes dos? —preguntó Isa.

Tomó asiento entre ambos en la mesa y tomo al gato, en esta ocasión no nos referimos al buen Yoongi sino al de pelaje oscuro que buscaba comida por allí, para darle mimos que el animalito agradeció con ronroneos.

Jimin miró a Ilenia y está se encogió.

—¡Ay, qué pena! —repitió.

—No es para tanto. Te dije que no te preocupes —le dijo Jimin.

—¡YA EXPLIQUEN QUÉ PASÓ!

Todos miraron asustados a Hoseok. Semejante grito solo era prueba de unos pulmones fuertes y una garganta muy pero que muy sana.

—¿Jung Hoseok? —preguntó Isabella—. No te esperaba tan chismoso. Me agradas.

—No fue nada fuera de este mundo. Es solo que ella está muy avergonzada —respondió Jimin mirando sus manos, tranquilo—. Es un tema algo tabú.

Namjoon lo miró fijamente.

—¿Jimin qué le hiciste a la niña? —lo señaló con el dedo.

—Nada, no pienses mal...

—¡No soy una niña! Que ya soy una persona mayor de edad con problemas en las rodillas, por favor —replicó Ilenia.

—Énfasis en la parte de los problemas en las rodillas. Y también añade dolor de espalda —le dijo Lana estirándose.

Jimin asintió y siguió con su explicación.

—Lo que pasó fue simplemente que le tuve que llevar unos productos de higiene femenina porque en el baño común del piso de arriba no habían. Fue una situación de emergencia por eso me pidió que la ayudara —explicó por fin—. Francamente no me parece que sea para tanto, no sé por qué a Ilenia le da tanta pena.

Ilenia, como si tuviera que confirmarlo, se cubrió la cara con las manos en aquel instante.

—Ah, ya veo —Lana le acarició la cabeza a Ilenia.

—Yo sí que lo entiendo —dijo Isa—. Y es básicamente porque eres hombre.

Jimin miró a Isabella confundido. Ella prosiguió a explicarse.

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